Michelle Bachelet encarna mejor que nadie la tesis de que la izquierda es una sola y debe actuar en bloque. Después de todo fue ella la que terminó con la Concertación fundando la Nueva Mayoría e incorporó al PC al gobierno por primera vez desde el restablecimiento de la democracia.
El socialismo democrático. El apelativo “socialismo democrático” es relativamente nuevo en nuestra jerga política. No existía en la república de antes de 1973 ni tampoco en tiempos de la concertación. Jamás se utilizó por ninguno de los partidos que la componían, incluyendo desde luego al PPD y al propio Partido Socialista.
- Los términos existen, en gran medida, para diferenciarse de algo que no es o para precisar una categoría dentro de un concepto más amplio. Esto ocurre especialmente en la política, donde las etiquetas ideológicas buscan marcar distinciones importantes, ya sea para destacar diferencias internas o para desmarcarse de asociaciones negativas.
- La denominación de socialismo democrático surge para diferenciarse del socialismo que no es democrático, es decir, de las corrientes autoritarias que históricamente han existido dentro del socialismo.
- Al agregar democrático, se enfatiza que esta versión del socialismo respeta el pluralismo político, las elecciones libres y los derechos individuales, en contraste con modelos de partido único o regímenes totalitarios que también han reclamado el socialismo como identidad.
- En nuestro caso lo que se persigue, tanto por el PPD y el Partido Socialista es diferenciarse del Partido Comunista, que sin duda es una de esas corrientes autoritarias del pensamiento socialista.
- A diferencia del comunismo, el socialismo democrático acepta el capitalismo como base del sistema económico, pero busca corregir sus desigualdades mediante un Estado de bienestar fuerte, regulación del mercado y políticas redistributivas.
- Como son los partidos socialdemócratas en Europa occidental, como el PSOE en España, el SPD en Alemania o el Partido Laborista británico, que defienden la economía de mercado con un Estado protector.
- En Chile el denominado “socialismo democrático” representa una cultura política progresista, que combina la búsqueda de la justicia social con el respeto a las reglas de la democracia liberal representativa y el pluralismo político.
- Es reformista y pragmático. Busca los cambios dentro del sistema, privilegiando los acuerdos y la estabilidad democrática.
La incomprensible alianza con el PC. En este contexto, la alianza entre el socialismo democrático y el Partido Comunista, plantea un problema político, ético y conceptual. Mientras la democracia se erige sobre valores como la libertad, la justicia y los Derechos Humanos, el respaldo incondicional del PC a regímenes autoritarios y dictaduras resulta inaceptable.
- El apoyo del PC a dictaduras extranjeras desafía la universalidad de los valores democráticos. ¿Como puede un partido que supuestamente abraza la democracia en su propio territorio reconciliar ese “compromiso” con el respaldo a gobiernos que violan sistemáticamente los derechos de sus ciudadanos?
- Es decir, que no basta para ser considerado un partido de convicciones democráticas que ajuste su accionar y comportamiento político concreto a la constitución y la ley. Porque en una democracia pueden existir partidos legales que cumplan con todas las formalidades requeridas pero cuyos principios y valores no son democráticos ni “progresistas”.
- Tal es el caso del Partido Comunista que desde su fundación no ha dejado nunca de apoyar incondicionalmente todas las dictaduras de izquierda que hayan existido, incluyendo aquellas que aún subsisten como Venezuela, Nicaragua y Cuba, Corea del Norte y China.
- Pero eso no es todo, pues tiene también una atracción fatal por gobiernos autoritarios conservadores como el de Putin, la recientemente depuesta dictadura de Assad en Siria y la Teocracia iraní.
- Por eso, resulta incomprensible, por no decir aberrante, que en estos tiempos el socialismo democrático persista en unir su destino a una alianza política de gobierno con el Partido Comunista.
- Es cierto, hubo en periodo en nuestra historia en que el socialismo y el comunismo marcharon juntos. Pero ello fue cuando ambos partidos tenían una agenda revolucionaria y anticapitalista y estaban encandilados por la revolución cubana. Y que termino trágicamente en 1973.
- Desde el punto de vista del socialismo democrático esta alianza, lejos de fortalecerlo, lo tiene sumido en una profunda crisis de identidad que lo ha desperfilado, achicando su base social de apoyo y transformándolo en vagón de cola de la izquierda refundacional.
Agotamiento de un proyecto político. Los constantes choques entre las llamadas “dos almas” del gobierno han impedido o retrasado muchas de las reformas que el país necesita.
- Incluso cuando se logran acuerdos trascendentes, como el de la reforma de pensiones, la ley antiterrorista, las reglas de uso de la fuerza, el Frente Amplio y el PC, cuando concurren, lo hacen a regañadientes, denunciando las reformas como insuficientes, formulando reservas de constitucionalidad o anunciando nuevas iniciativas legales que ponen en duda la “finalidad” de lo acordado.
- Un tira y afloja permanente, que terminan afectando la capacidad de gobernar y resolver los problemas del país. Sobre todo, en el ámbito económico. Las ambigüedades sobre el modelo producen incertezas que afectan la capacidad de crecimiento de la economía, sin el cual la agenda social se transforma en una quimera.
- Por lo mismo, hay señales claras del agotamiento del proyecto político sustentado en la “unidad de toda la izquierda sin exclusiones”, que ha sido hasta ahora, el mantra que sostiene a la coalición de gobierno. Surgen voces que entienden que ya no es la “clave” para frenar a la derecha, sino que podría ser la tumba del socialismo democrático.
- Vivimos un periodo de realineamiento de las fuerzas y alianzas políticas.
- En la oposición, se está produciendo un quiebre ideológico, un rompe aguas. Surge una “nueva derecha” intransigente, identitaria, ultraconservadora, confrontacional, que enarbola las banderas de la “guerra cultural” y ve en la centro derecha, que acusa de blanda y cobarde, a su adversario principal.
- Que cuenta con dos partidos políticos inscritos en todo el país que forman parte de una “entente” internacional cuyos referentes son Trump, Milei y Bukele. Que tiene liderazgos potentes como Kast y Kaiser que se preparan para levantar una lista parlamentaria común, que podría darles una buena representación parlamentaria, en desmedro de Chile Vamos.
La tesis que encarna Bachelet. En teoría, este debería ser un momento propicio para que el socialismo democrático recupere su independencia, autonomía e identidad, levante una alternativa presidencial propia que fortalezca una izquierda democrática que llene el vacío que quedó tras la desaparición de la concertación.
- Una tarea difícil y compleja porque va contra el diseño del presidente Boric, que aspira a perpetuar la estrategia de la unidad de la izquierda, aún cuando ello signifique asumir una derrota en la presidencial.
- Pero que sería totalmente inviable si Michele Bachelet terminara siendo la candidata única del oficialismo, pues encarna mejor que nadie la tesis de que la izquierda es una sola y debe actuar en bloque.
- Después de todo fue ella la que terminó con la Concertación fundando la Nueva Mayoría e incorporó al PC al gobierno por primera vez desde el restablecimiento de la democracia, sacándolo del ostracismo, lo que le permitió reposicionarse como un actor principal; y dio el puntapié inicial al proceso constituyente que derivó en un Estallido Social.
- Que a diferencia de Ricardo Lagos no solo defendió el proyecto refundacional y antidemocrático de la convención, sino que fue uno de los rostros emblemáticos en su franja. Que ha demostrado tener mayor afinidad ideológica con el Frente Amplio que con los valores de la ex concertación.
- Que no tiene el más mínimo interés en reposicionar un proyecto de centro izquierda, ni en separar aguas con el PC, que fue el primero en expresar su apoyo incondicional a su eventual candidatura presidencial; renunciando incluso a su aspiración de concursar en una primaria con una representante de sus filas.
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