Si la derecha quiere ganar la elección presidencial, los candidatos deben cooperar mucho más de lo que lo están haciendo ahora. De lo contrario, perderán la ventaja que tan contra intuitivamente han logrado consolidar hasta ahora. Cuando han estado divididos en el pasado, han terminado entregándole la elección en bandeja a su contrincante
Un escenario contra intuitivo. Para quienes que no está mirando con detención la carrera presidencial, probablemente sea una sorpresa saber que la derecha cuenta con una alta probabilidad de elegir al próximo presidente de la República. Resulta contra intuitivo que, pese a la mala gestión de Piñera, el crecimiento de la demanda por un gobierno más grande y presente, y el nacimiento exponencial de candidatos de izquierda, el oficialismo sigue liderando en las encuestas.
¿Por qué la derecha lidera? La principal razón es porque tienen un candidato presidencial ya instalado. Lavín se consolidó en la primera posición cuando no existía ninguno de los candidatos que hoy está. Marca desde mucho antes de que Jadue saliera del margen de error. Sumado a eso, su notorio giro hacia el centro lo ha favorecido para consolidar un apoyo más amplio y transversal de lo esperado de un candidato de la UDI. Y si bien no es una figura que concita apoyo transversal, es el mejor encaminado para conseguirlo.
Una ventaja segura, pero frágil. Pero hay varias ideas que sugieren que la ventaja es más frágil de lo que parece. Para empezar, la pelea presidencial se está intensificando. Es cierto que Lavín lidera los sondeos, pero cada vez más con un menor margen. En el último año ha perdido alrededor de 10 puntos de apoyo. Naturalmente, tiene que ver con la inesperada entrada de varios otros candidatos de su sector en la carrera.
Diferenciación forzada. La teoría enseña que una alta variedad en la oferta es más útil que tener una baja, pero hay una razón para creer que podría no ser el caso: la exagerada y forzada búsqueda de los candidatos por diferenciarse el uno del otro. El mejor ejemplo es Mario Desbordes, el que más tajantemente se ha alejado del votante medio de su coalición; el que más ha sorprendido con sus propuestas.
¿Dónde están los candidatos de derecha? Por cierto, Desbordes no es el único que ha caído en el juego de ofrecer propuestas sobre propuestas. La única candidata que parece haber mantenido su posición, entre el caos y las consecuencias del estallido social y la pandemia, es Matthei (y José Antonio Kast, pero por fuera de la coalición). No está claro si esa es la mejor estrategia para ganar en la primera vuelta, pero sin duda no es una que daña el objetivo de ganar la primaria.
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