Unidad Constituyente está más desperfilada que nunca y carece por completo de un programa político coherente y capaz de conquistar a una parte importante del centro político, sin el cual está condenada llegar tercera en la primera vuelta. Es difícil, por no decir imposible, distinguir sus diferencias programáticas con las Boric. Y Yasna Provoste ya no es la favorita indiscutida para ganar las primarias de la coalición.
Una crisis de proporciones. La centro izquierda está sumida en una profunda crisis, política e ideológica, con su proyecto totalmente desperfilado y las relaciones humanas destruidas. Hubo un momento en que Yasna Provoste les “devolvió el alma al cuerpo”, pero el entusiasmo inicial ha desaparecido. Al parecer los frutos de su protagonismo circunstancial como presidenta del Senado en la negociación con el gobierno sobre los “mínimos comunes”, que la colocó al tope en la encuesta, se esfumó.
- Unidad Constituyente, en vez aprovechar la bonanza y ungir a Yasna Provoste sin más trámite como candidata única, con un programa progresista alternativo, dejando la presidencia del Senado de inmediato, se encandilo con la idea de que tenía que hacer una primaria desatando unas dinámicas que, por definición, requieren de aportillar y destacar las de debilidades de los contendores.
- Primarias a las cuales la DC se resistió con toda razón. Primero, porque el número de votantes jamás se acercará siquiera al de Apruebo Dignidad. La abrumadora mayoría de quienes concurran a las urnas serán militantes aguerridos y acarreados por los comandos y no ciudadanos independientes.
- La puja por hacer primarias fue odiosa. El Partido Socialista estigmatizó a Provoste como una política cupular que se rehusaba a permitir la participación “ciudadanía” y además se aferraba al cargo de presidenta del senado. La base socialista se entusiasmó y revivió en ese partido la animadversión histórica hacia la DC que pocos meses antes lo había llevado a pactar con el Frente Amplio y el Partido Comunista acuchillando por la espalda a la DC.
- El cargo formulado por los socialistas contra Yasna Provoste caló hondo porque tenía mucho de verdad. Después de todo la Democracia Cristiana había elegido una candidata presidencial -la senadora Ximena Rincón- en una primaria competitiva y exitosa en la que participaron más de 14.000 personas. Su defenestración provocada por el espejismo transitorio de unas encuestas pasará a la historia como uno de los actos más repugnantes de la política. Rincón ha mantenido una serenidad estoica, pero sin duda muy pocos de sus partidarios irán a votar el 21 de agosto. ¡La venganza es un plato que se come frío!
- Yasna Provoste ya no es la favorita indiscutida para ganar las primarias de Unidad Constituyente. Paula Narváez resucitó y con el aparato orgánico y los recursos del socialismo movilizado ha vuelto a ser competitiva en el microcosmos de las militancias partidarias.
- Unidad Constituyente en su conjunto está más desperfilada que nunca y carece por completo de un programa político coherente capaz de conquistar a una parte importante del centro político, sin el cual está condenada llegar tercera en la primera vuelta. Peor aún, esta embarcada en disputarle a Gabriel Boric el electorado de la izquierda, votando a favor leyes de indulto para quienes cometieron gravísimos delitos en la Araucanía y durante el estallido social, además de amenazar a quienes votaron contra el aborto sin causales y a los juristas DC que emitieron un informe en derecho contra la acusación constitucional que afectó al ministro de educación con ser pasados al Tribunal Supremo. Los constituyentes socialistas votan con la extrema izquierda en la convención.
- En realidad hoy es difícil, por no decir imposible, distinguir cuales son las diferencias programáticas entre Boric y la dupla Narváez-Provoste, tanto en materias económicas, políticas y constitucionales, lo que quedo explicitado en los debates “fofos” en que participaron los candidatos; mientras más se asimilen a la extrema izquierda más se alejan del centro progresista.
El factor Sichel. El estancamiento de Unidad Constituyente en las encuestas se ve agravado por el surgimiento de Sebastián Sichel como candidato presidencial de Chile Vamos.
- Por mucho que la propaganda opositora machaque la idea que Sichel es “el nuevo Piñera” nada puede ser más alejado de la realidad y cualquier persona medianamente cuerda sabe perfectamente que eso no es así; incluyendo a la propia izquierda que ve con horror la posibilidad real de una segunda vuelta entre Sebastián Sichel y Gabriel Boric.
- Sichel es genuinamente un independiente, que entró por la ventana a la primaria de Chile vamos pues sus dirigentes no lo querían y ganó gracias a la alta participación de independientes en esa primaria derrotando ampliamente al “campeón” de la derecha, Joaquín Lavín.
- Sichel nunca ha sido de derecha, mas bien todo lo contrario. Voto por la Concertación y militó en la DC y en Ciudadanos.
- Por supuesto que la derecha votará por él porque no tiene alternativa y la prioridad pes conjurar la posibilidad de un triunfo de la extrema izquierda de la mano de Gabriel Boric. Pero también lo harán miles de personas que antes votaban por la Concertación y la abrumadora mayoría del centro político, que pertenecen a la clase media.
- En resumen, Narváez podría dar una sorpresa en la consulta ciudadana desplazando a Yasna Provoste; Unidad Constituyente tiene que apelar al centro político para ganarle a Sichel, condición “sine qua non” para tener opción de pasar a la segunda vuelta lo que y hoy se ve muy difícil.