La reciente promulgación de la Ley de Delitos Económicos de Chile (Ley 21.595) ha colocado a las empresas en una posición para liderar el cambio hacia una mayor integridad corporativa. Esta ley, que expande el alcance de la responsabilidad tanto de las empresas como de los individuos, es una clara indicación de que las prácticas comerciales deben reflejar un fuerte compromiso construido sobre principios éticos.
De acuerdo con los resultados del Estudio Global de Integridad 2024 de EY para Chile, se percibe un aumento en los estándares de integridad corporativa en comparación con años anteriores. Según los encuestados, esto se debería principalmente por normas y regulaciones más exigentes y gestión de la gerencia. Este progreso es un testimonio del impacto positivo que la legislación puede tener en la cultura empresarial. Sin embargo, si bien se han logrado avances, todavía queda camino por recorrer. El 39% de los encuestados en Chile concuerda que se tolera el comportamiento poco ético cuando los implicados son personal de alto nivel o de alto rendimiento, cifras que superan los promedios para LATAM (33%) y los resultados globales (31%).
Además, más de la mitad de los encuestados en Chile cree que hay gerentes dispuestos a sacrificar la integridad por ganancias cuestionables de corto plazo para la organización, y un 61% percibe que se sacrificaría la integridad por beneficios financieros personales. Estos resultados reflejan la necesidad de un cambio cultural más profundo en las empresas, donde la integridad no solo sea vista como una virtud o una exigencia normativa, sino algo que se refleja día a día en cada decisión que toman los colaboradores.
Para las empresas chilenas, un reto actual es que se implementen Modelos de Prevención que sean efectivos en la práctica de manera que, a través de ellos, prevalezca la integridad en todos los niveles. Esta ley es una oportunidad para que las empresas puedan revisar y reforzar sus compromisos éticos con el fin de que actúen de acuerdo con sus valores. Para lograrlo, es necesario realizar una revisión exhaustiva a las políticas y procedimientos internos y su alineamiento con los compromisos, seguir ofreciendo formación para el personal, e implementar sistemas confidenciales de denuncia que permitan proteger al denunciante.
La integridad corporativa se ha convertido en un activo importante para las empresas. La ley de delitos económicos envía un claro mensaje al mundo que Chile está alineando sus estándares comerciales con buenas prácticas internacionales, mejorando así el clima de integridad en la comunidad de negocios alineándose a las exigencias de los mercados internacionales en los que se deben demostrar altos niveles de cumplimiento y responsabilidad corporativa.
Tal como sugiere el doctor Michael Jensen (2014) de la Universidad de Harvard en su artículo “Integridad – sin ella nada funciona “, la integridad es una condición de ser completo, sin fisuras entre lo que se dice y lo que se hace. En el ámbito empresarial, esto se traduce en la alineación entre los valores declarados de una empresa y sus acciones del día a día. Las empresas que interioricen este mensaje y actúen en consecuencia, no solo estarán cumpliendo con la ley, sino que estarán contribuyendo al desarrollo de un ecosistema empresarial más confiable y robusto.
Ley de Delitos Económicos: Lecciones aprendidas y caminos por recorrer. Por Edmundo Varas.https://t.co/S9QRb2fgjv
— Ex-Ante (@exantecl) August 7, 2024
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