Es prematuro emitir un juicio sobre el desempeño de la Convención Constituyente pues está recién instalada. Pero en estas semanas han ocurrido bastantes cosas que van marcando un estilo, un modus operandi que no auguran un buen futuro, como el comportamiento de los integrantes de su mesa directiva y la actitud de algunos sectores de avalar incluso agresiones.
Modus operandi. Cuando la derecha ganó las presidenciales con Piñera por primera vez, la centro izquierda concertacionista -aunque dolida por la derrota- declaró que la alternancia en el poder era también parte de la consolidación de la democracia.
En “guerra”. La gravedad de esta situación no puede ser ignorada. La polarización ha llevado incluso a que un sector, la Lista del Pueblo, justifique y avale agresiones físicas a un candidato presidencial, como el ocurrido contra Gabriel Boric durante su visita a los mal llamados presos políticos.
Abusos y excesos de la mesa. Es inevitable que existan polémicas y disputas acidas entre los convencionales; después de todo la misión de la convención es eminentemente política. Se trata de la distribución del poder y de los beneficios de la economía. Pero, hacerse parte de la oposición e involucrarse en la contingencia como cuerpo colegiado haciendo uso de las mayorías no esta dentro de las reglas del juego.
No hay que sentarse en los laureles. Chile ha decaído en los indicadores de percepción de la corrupción en los últimos 10 años y no hay semana en que un escándalo no golpee a la ciudadanía. Estas crisis deben ser oportunidades con visión de Estado para fortalecer nuestra institucionalidad y aislar a quienes están dispuestos […]
Si queremos salir del hoyo en que estamos, requerimos de nuevos líderes que nos hagan recuperar la estructura normativa, pero de manera más ética y no autoritaria. Necesitamos urgentemente salir del marasmo y la anomia, para mirar el futuro con esperanza.
Mientras el Presidente posiblemente considera que sus buenas intenciones de origen lo hacen digno de todos los perdones que reclame, gran parte de la sociedad, a estas alturas, ya mira sus disculpas con recelo. Más aún si estás habitualmente ocurren cuando el mandatario está en problemas o se aparecen motivadas por circunstancias electorales.
Los partidos gobiernistas hicieron todo lo posible para erosionar, aportillar y quitar legitimidad a la Constitución vigente, al punto de declararla muerta, pero, ahora piden mantenerla. Socavaron irresponsablemente las bases de la institucionalidad, alentaron el “parlamentarismo de facto”, al punto de aprobar artículos transitorios a la Constitución para… ¡permitir el retiro de los fondos previsionales! […]
La coalición de Gobierno del Primer Mandatario ha experimentado un desfonde no tan sólo ético, tras el caso Convenios, sino que también político y doctrinario. Ya no hay programa, no hay liderazgos, no hay proyecto. Es tan desolador el panorama que la izquierda ha debido buscar refugio en la guarida política más inhóspita, para evitar […]