Derribando mitos sobre los sistemas de pensiones. Por Karol Fernández

Vicepresidente ejecutiva de la FIAP y académica de la USS
Imagen generada por IA

La insistencia del gobierno por incorporar de una u otra forma un mecanismo de reparto contributivo en nuestro sistema previsional parece estar también fundamentada en mitos. Es posible mejorar las pensiones tanto de los actuales (a través de impuestos generales) como de los futuros pensionados (mediante el incremento de la cotización) sin necesidad de fórmulas complejas cuyas consecuencias pueden terminar siendo peores que problema original.


Uno de los grandes mitos que se ha instalado en la discusión de pensiones es que los sistemas basados en la capitalización del ahorro han fracasado y que, por lo tanto, la solución a las bajas pensiones consiste en volver a esquemas de reparto, bajo la falsa premisa de que estos entregan pensiones más altas.

Lo cierto es que los sistemas de pensiones a nivel mundial se encuentran bajo importantes presiones. El impacto sobre las pensiones del envejecimiento poblacional, las nuevas formas de empleo de la economía “gig” y el incremento de la informalidad laboral preocupan transversalmente a autoridades y expertos de todas las latitudes. Las decisiones involucradas para hacer los ajustes necesarios, además, suelen ser complejas y con altos costos políticos: subir edades de jubilación, aumentar cotizaciones previsionales y en algunos países (principalmente europeos) reducir los montos de pensión.

Ante esta situación, contrario al mito, los sistemas tradicionales basados primordialmente en esquemas de reparto contributivo con beneficios definidos están transitando en forma creciente hacia sistemas multipilares, en los que los programas de administración privada basados en la capitalización del ahorro tienen un rol creciente, con el propósito de complementar las pensiones decrecientes de los sistemas de reparto.

Esta tendencia se puede comprobar con el aumento observado en el número de países del mundo que han incorporado el ahorro individual como parte de sus sistemas previsionales, ya sea como sustituto, en competencia o complementario al sistema de reparto: subió de 19 países hacia fines de los noventa a 51 países en 2023.

Así también lo demuestran las cifras sobre el porcentaje del PIB que representan los ahorros de planes de pensiones de capitalización individual: en 2023 en 12 economías representan más del 50% del PIB (mientras que en 2020 sólo en 9 economías alcanzaba este porcentaje) y en 8 economías corresponden a más del 100% del PIB (mientras que en 2020 sólo había 4 economías con este nivel de ahorro).

La segunda parte de ese mito es que los sistemas de reparto entregan pensiones más altas. Según datos del “2024 Ageing Report” la tasa de reemplazo bruta (es decir, el porcentaje que representa la pensión del ingreso laboral) fue en promedio 43% en 2022 entre los países de la Unión Europea y se proyecta que descenderá a 36% hacia 2070. Chile, incluso sin reforma previsional, ya logra tasas de reemplazo superiores a esas cifras, según distintos estudios incluido uno elaborado por el Ejecutivo.

Los países con sistemas de reparto que prometen tasas de reemplazo más altas -sobre 60%- (Portugal, España e Italia), también tienen tasas de cotización más altas (entre 20-25%) y se requieren entre 30 y 40 años de cotización para alcanzar dicho nivel de pensión. A pesar de ello, sus sistemas mantienen importantes presiones fiscales.

Un segundo mito es que “el reparto” únicamente es contributivo (es decir, financiado con aportes de los trabajadores formales), cuando los sistemas solidarios (como la PGU) son una forma de reparto no contributivo, que permite mejorar las pensiones de quienes más lo necesitan a partir del “reparto” de los impuestos generales que todos pagamos.

La insistencia del gobierno por incorporar de una u otra forma un mecanismo de reparto contributivo en nuestro sistema previsional parece estar también fundamentada en estos dos mitos. Es posible mejorar las pensiones tanto de los actuales (a través de impuestos generales) como de los futuros pensionados (mediante el incremento de la cotización) sin necesidad de fórmulas complejas cuyas consecuencias pueden terminar siendo peores que problema original.

 

Para más contenido After Office, clic aquí.

 

Publicaciones relacionadas

Embajador de Chile en Argentina

Enero 22, 2025

El populismo en la era digital. Por José Antonio Viera-Gallo

Los fenómenos populistas surgen cuando las sociedades enfrentan una crisis “catastrófica”, es decir, cuando se prolonga una disputa social sin que ningún sector logre la hegemonía cultural y política. El malestar y la indignación se canalizan a través del populismo.

Ex-Ante

Enero 22, 2025

Reforma de pensiones: JP Morgan destaca avances pero alerta sobre riesgos fiscales

JP Morgan destacó el acuerdo de reforma previsional como un “logro significativo”, con proyecciones de impacto positivo en el mercado de capitales. Proyecta que se aprobará en el Senado, pero anticipa dificultades en la Cámara, sin descartar que el debate termine en una Comisión Mixta.

Ex-Ante

Enero 22, 2025

Bolsa y dólar cierran a la baja en una jornada marcada por tensiones locales e internacionales

El IPSA y el dólar reflejan cautela en un entorno internacional incierto, con tensiones comerciales entre EE.UU. y China, mientras a nivel local se enfrentan desafíos como la histórica multa a Enel y los ajustes en la reforma previsional.

Economista Jefe de Prudential AGF

Enero 22, 2025

¿Menos productividad y más salarios? Por Carolina Grünwald

Chile enfrenta un estancamiento productivo de casi dos décadas, según el informe de la CNEP 2024. A pesar de un leve crecimiento económico, los salarios aumentan sin respaldo en productividad, agravando las holguras del mercado laboral. El consumo privado y la inversión siguen débiles, mientras el empleo formal muestra señales preocupantes.

Jaime Troncoso R.

Enero 21, 2025

CChC: Las cifras del año negro de la construcción y las exigencias por medidas de reactivación

El gerente de estudios de la CChC, Nicolás León, y el presidente de la CChC, Alfredo Echavarría.

La construcción enfrentó un 2024 crítico: las ventas de viviendas cayeron un 13%, marcando un mínimo histórico con 39.200 unidades comercializadas. La inversión total retrocedió un 1,1%, golpeada por la contracción en vivienda privada e infraestructura productiva. Para 2025, la Cámara Chilena de la Construcción proyecta un crecimiento del 4%.