Participar en una nueva edición de Chile Day en Nueva York ha sido, una vez más, una experiencia profundamente enriquecedora. Más allá del contenido técnico de cada panel -que fue, por cierto, de altísima calidad-, lo que más destaco es el espíritu de colaboración que se vivió durante toda la jornada.
En este espacio, todos quienes competimos o divergimos en el día a día, ya sea desde el mundo público o privado, desde posiciones políticas distintas, o desde roles empresariales diversos, dejamos nuestras veredas opuestas para actuar como lo que verdaderamente somos: chilenos comprometidos con el desarrollo del país. Incluso los legisladores que asistieron lo hicieron no como fiscalizadores o representantes de diferentes ideologías, sino como colaboradores activos en la búsqueda de soluciones.
Este año, además, hubo un dato no menor: al menos dos tercios del público asistente era extranjero, lo que reafirma el interés internacional por entender lo que está ocurriendo en Chile, y por evaluar oportunidades concretas de inversión en nuestra economía. Fue una señal potente de que, pese a los desafíos, seguimos siendo un país observado con atención.
En cuanto al contenido, los paneles estuvieron a un nivel altísimo. Destaco especialmente el panel de pensiones, donde se abordó el tema con visión de largo plazo, pluralismo técnico y responsabilidad política. El tono fue constructivo, y eso marca una diferencia importante respecto de otros espacios donde prima la polarización.
Se dio a conocer el caso de México, una visión muy interesante e incluso Ignacio Briones, en otro panel, hizo mención a que la Reforma de Pensiones en Chile fue necesaria porque más allá de lo que más hubiera gustado a cada uno, no aprobarla, en el futuro, hubiese causado más daño que no aprobarla.
También quiero recalcar un hito muy significativo: la alta participación de mujeres en esta edición. No es un detalle menor, es una muestra concreta de que los espacios de decisión y reflexión económica se están abriendo —aunque aún queda mucho camino por recorrer— a una diversidad de voces que enriquece el debate.
Finalmente, si hay un consenso que se repitió transversalmente en Chile Day: el crecimiento económico es la única respuesta sostenible a los grandes desafíos que enfrenta Chile. No hay reforma, subsidio ni buena intención que pueda prosperar sin una economía que crece, que innova, que invierte y que crea empleo de calidad. Y, paradójicamente, enfocarse en el crecimiento no le da el “triunfo” político a nadie, pero sí le entrega resultados reales a todos.
Por otro lado, las presentaciones de Economía, Hacienda y el Banco Central fueron claves para reforzar la idea de que hay avances, pero estamos en un momento donde todos tenemos que colaborar, desde el ámbito público y privado.
Por eso, instancias como esta son más necesarias que nunca. Porque permiten conversar, construir y avanzar -desde nuestras diferencias, pero con un propósito común. hacia un país más próspero, sostenible e inclusivo.
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Un régimen moderno para la inversión extranjera. Por Raúl Sáez. https://t.co/74NMaOLRFr
— Ex-Ante (@exantecl) May 26, 2025
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Estar incómodos, implica reconocer que, aunque hemos avanzado, aún queda mucho por hacer. Es sacarnos la venda de los ojos y entender que el “verdadero progreso” no se mide solo en cifras, sino en la capacidad de construir una sociedad más justa, donde todos tengan la posibilidad de vivir con dignidad.