-Usted escribió una carta en El Mercurio criticando el feminismo. ¿Cuál es su postura?
-Mira, a mí me han llamado feminista la vida entera. Creo serlo, pero en el buen sentido de la palabra. Pero lo que me molesta profundamente es la paridad. Cuando por esta cosa de género, tienen que poner a una mujer y a un hombre como si fueran unidades paralelas. La paridad es un insulto que me produce casi una cosa física.
-¿Por qué es un insulto?
-La paridad debería ser de capacidad, no de género. Por ejemplo si hay cuatro ingenieros, que son tres mujeres y un hombre. Y las tres mujeres son tontonas, pongan al hombre. Pero no dejen a la mujer por un asunto de género. La paridad debe ser medida por el talento, no por el sexo.
-¿Usted siempre ha sido feminista?
-De toda la vida, pero justamente porque quiero la igualdad. No quiero ser más o menos, sino igual. Que me tomen en la misma forma, que me traten igual que a todos, que me respeten en la forma que se respeta a la mente de una persona, por supuesto.
-¿Y usted cree que el feminismo actual se ha desvirtuado, por así decirlo?
-Se ha puesto idiota absolutamente. Las hallo poco inteligentes, francamente. A tal punto se ha desvirtuado que se ponen plumas atrás para protestar en la Plaza de Armas (cuando realizan la performance «Un violador en tu camino», creada por LASTESIS). Si eso es feminismo, Dios nos libre y nos favorezca.
-¿Qué piensa del gobierno de Boric, que se definió como feminista?
-Encuentro que es un mote que se puso, como si yo dijera que soy la Marilyn Monroe. Pero no soy, pues.
-¿Este adjetivo de feminista no es coherente con lo que pasó en el caso Monsalve?
-Bueno, yo creo que ahí hubo un amiguismo. Parece que Monsalve era una persona muy agradable y trataron de pasar esto un poquito por debajo. Eso podría pasarle a todos, si te pasa a ti o a mí con un amigo tratamos también de darle un poco de tiempo y pensar cómo hacer lo mejor para él. Eso lo entiendo, fíjate. Pero no entiendo todo lo otro. La actuación del Ministerio de la Mujer, por ejemplo. ¿Para qué está? El ministerio de la Mujer no sirve para nada.
-¿En el mundo del arte hay machismo?
-Siempre ha habido machismo. En mi época de joven más valía no ponerse el nombre de pila, sino que poner el apellido nomás para que no supieran que eras mujer. Y hasta el día de hoy hay machismo. Pero es un machismo simpaticón (se ríe). Cuando un hombre te dice “no te vas a poder el cuadro, es demasiado grande para moverlo, cómo lo pudiste pintar, etcétera”. ¿Te fijas? Es simpaticón para los hombres, pero no mucho para las mujeres.
-¿Ya no sigue pintando?
-No. Desde este año ya no. Porque sabes que perdí la vista, desgraciadamente por una degeneración ocular.
-Usted es una de las artistas más conocidas de Chile. ¿Cómo observa los cambios del país?
-Yo nunca he sido política, por suerte. Me carga la política. Ricardo Lagos me encantaba como presidente, lo hizo muy bien, porque fue un gran caballero, un gran hombre, etcétera. Y es de izquierda. Después, don Jorge Alessandri, que fue muy amigo de mi padre. A mí me gustan los caballeros. No me gustan los cabros chicos bailando o llegando desaliñados. Yo quiero respetar a mi presidente, no lo quiero de igual a igual. Lo quiero un poquito más arriba que yo.
-¿Qué piensa sobre el Presidente Boric?
-Me dan ganas de decirle: “mira mi hijito, venga pa’ acá pa’ hacerle una arregladita”.
-¿Cuál es su valoración del arte actual? Porque hay mucha discusión sobre el arte conceptual, sobre las instalaciones.
-No quiero pronunciarme sobre eso, porque yo estoy metida en ese mundo. A mí no me interesa para nada el arte conceptual. Pero lo respeto como se puede respetar a cualquier cosa. Y cada uno hace lo que puede. Prefiero no meterme en ese problema.
-¿Qué le parece cómo funciona el Ministerio de Cultura, el Fondart, todo el sistema del arte chileno?
-Ese es el club de Toby. Ha sido siempre así. Los Premios Nacionales de Artes son del Club de Toby (apenas siete mujeres lo han ganado). Es un club muy cerrado al que entran pocas personas.
-¿Cómo es su rutina actual? ¿Puede salir a caminar?
-Desgraciadamente, estoy tan vieja, tan vieja, tan vieja que no puedo hacerlo mucho. Salgo en una especie de moto que tengo, de cuatro ruedas, es casi una silla. Veo bien poco, por eso ando lento, ya que puedo ser un un peligro para los otros. Me cuido de no pasar a llevar a alguien de repente. Pero, mira, al Chile actual lo veo desgraciadamente, muy pobretón. Muy poco gentil.
-¿La gente no es amable?
-La gente es muy amable en el fondo, pero le cuesta, curiosamente. Fíjate que yo soy de las personas que voy por la calle o subo a un ascensor y saludo. Pero la gente como que le da vergüenza contestarte. Entonces se ha perdido una cosa como de buena educación. ¿Por qué no saludarnos?
-Como mujer feminista ¿sufrió mucho el machismo durante su vida?
-Me las batí. Y bastante bien. Te voy a decir un secreto: soy muy admiradora de los hombres, en el buen sentido de la palabra, me encantan. Me gustan mucho más los hombres hombres que las mujeres tiradas a hombres y a las mujeres que tratan de ser mimosas. Me gusta la igualdad, la paridad pero de personalidad y de mente.
-¿Cuál cree que es su legado?
-Mi legado son mis hijas y nada más, que son maravillosas.
-Pero ahora que ya no está pintando, cuando mira hacia atrás, ¿cómo le gustaría ser recordada?
-Que por lo menos traté de ser justa en todo lo que me tocó hacer. Si fui jurado, si fui amiga, si fui compañera, que fui justa.
-Respecto a su obra, ¿se siente orgullosa?
-Nunca me he sentido orgullosa de mi obra. ¿Cómo se te ocurre? Apenas termino una cosa, me dan ganas de botarla.
-¿Y qué piensa de las críticas que ha recibido, cómo las toma?
-Las buenas críticas se me olvidan al tiro. Y las malas me dejan en un hoyo profundo de depresión.
-¿Usted se siente feliz, disfrutando la vida?
-Muy feliz porque me tocó vivir muchas cosas. Si hay alguien con suerte, he sido yo. Porque he tenido los mejores padres, los mejores hijos, los mejores hermanos, los mejores nietos, Todo, todo, ha sido fantástico.
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