Pese a que a un mes de ser inaugurada un 47% de los ciudadanos desaprueba su desempeño, contra un 30% que lo aprueba, la Convención Constitucional no ha sufrido un daño estructural. Los desafíos que tiene por delante son inmensos y es urgente que la Mesa tome medidas para salvarla de la polarización y de las agendas personales ajenas a su mandato, que es proponer una nueva Constitución al país.
Malas señales. Para quienes creemos que la Convención Constituyente es tan importante como símbolo de un nuevo ciclo para el país, como necesaria para encauzar los conflictos latentes, las noticias de la encuesta Criteria de esta semana no son alentadoras. A un mes de su instalación, los ciudadanos que desaprueban la forma en que la Convención está desarrollando su labor (47%) son más que los que la aprueban (30%).
Sin daño estructural. La cruda realidad se ha impuesto y es evidente que la Constituyente la tendrá difícil y será permanentemente espoleada tanto por amenazas internas -grupos interesados en frenar los avances y otros maximalistas- como externas: una ciudadanía que no le dará carta blanca a su gestión, medios de comunicación estimulados por el rating y los clics, más la desafección gubernamental, al menos hasta marzo de 2022.
El presidente Boric repite discursos sobre la seguridad, pero son mucho más las palabras que las acciones. Nada lo ilustra mejor que el santuario de Temucuicui, donde terroristas y delincuentes encuentran refugio seguro. Allí no rigen las leyes chilenas, la policía no entra -cuando lo intentó terminó retirándose humillada- y la entrada de las FFAA […]
Nuestro país se ha convertido en un foco circular de la violencia, un pasaje por donde ingresa y luego sale a otros países y ésta debe ser asumida como una tarea urgente de Cancillería. El centro de nuestros problemas es la dictadura de Maduro y la crisis humanitaria que ha generado y forzado la migración […]
El Estado ha quedado corto en materia de fiscalización, control y sanción sobre los recursos que son de todos los chilenos. Al mismo tiempo, la política ha estado al debe al no hacerse cargo de estas malas prácticas. Creemos en la presunción de inocencia, pero también en las señales políticas que permitan a la ciudadanía […]
Un país gobernable es un país también donde el Presidente de la República tiene una mayoría sólida en el Congreso Nacional que, escuchando a la minoría, avanza en su programa de gobierno aprobando las leyes que se necesitan.
Es importante seguir avanzando en el involucramiento de los directorios para que no sólo se avance en la entrega de información, sino que también en una mejor gestión de los riesgos y oportunidades asociados a los factores sociales y ambientales.