Gino Lorenzini y Franco Parisi fundaron un partido – el PDG- y a muy poco andar se desentendieron, en un episodio que por el tono de las acusaciones entre ambos tiene muy poco o nada de diferencias doctrinarias y mucho de divergencias sobre cómo administrar un modelo de negocio. Una prueba más de que la apuesta por explotar la desconfianza ciudadana hacia las elites y la retórica de la conspiración rinden.
Un modelo de negocioTras fundar un partido con nombre tan presuntuoso como sus impulsores, Gino Lorenzini y Franco Parisi, las dos cartas presidenciales del Partido de la Gente (PDG) rompieron relaciones y separaron aguas. El primero acusa al segundo de formar parte de un grupo que ha iniciado una “dictadura” al interior de la nobel colectividad. Los que se quedaron señalan, en tanto, que Lorenzini quería pactar con otros partidos, cuestión que se alejaría de las orientaciones más fundamentales del PDG.
La apuesta por explotar la desconfianza. Ahora bien, Lorenzini y Parisi comparten escena con una diversidad de otros gurúes cuya oferta política (y/o de negocios) se apalanca en la extendida desconfianza ciudadana hacia las élites. Acá cabe tanto la estrategia de mimesis con la estética del estallido -impulsada por la hoy también fraccionada Lista del Pueblo- como la candidatura antivacunas de Cristián Contreras y su “centro unido”. En suma, se trata de una vertiente de la que beben todos aquellos que apuestan por identificar las ansias de quienes no tienen pruebas, pero tampoco dudas.
Tampoco es el presidente Boric un estudiante y mucho menos un niño (tiene 38 años). Ni somos, ni podemos ser los ciudadanos sus profesores. De alguna manera ese poder de dar lecciones lo usamos antes con el expresidente Piñera que era otro tipo de niño que el presidente Boric, pero era un niño también. O […]
Este acuerdo (Ley corta de Isapres) presenta condiciones que propician la estatización del sistema de salud chileno, relegando al sector privado a un papel secundario en el aseguramiento y, posiblemente, en la prestación de servicios en un sector con un dinamismo mucho menor que el actual.
Personalmente aplaudo el realismo político del presidente, que ha tenido que hacer muchas concesiones y hacer añicos su programa de gobierno, pero no creo que él haya experimentado una “metamorfosis” ideológica, ni menos que se haya cambiado de bando. Lo mueve un instinto de conservación.
Todos los presidentes viven la tensión de gobernar para los suyos o para la mayoría del país. Pero en este caso es un verdadero foso el que separa a la coalición primigenia de gobierno respecto del pueblo chileno. Esperemos que en la cuenta pública del próximo sábado -en la práctica la última de Boric- el […]
Entre clásicos ¡indispensables! y muy populares, re estrenos y estrenos, algunas ya están disponibles. Y ojo: en MAX (ex HBO Max) estrenan la segunda parte de Duna.