El Marco de Capital de Basilea II (hoy Basilea III), que se aplicó en 2010, introdujo la facultad para que las autoridades reguladoras establecieran una serie de requerimientos o “colchones de capital”, adicionales al 8% de los activos ponderados por riesgo (APR).
Todas estas herramientas contempladas en el marco de capital internacional de Basilea fueron recogidas en la reforma a la ley de bancos de 2019. Casi todas las facultades fueron entregadas a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), con excepción del requerimiento de capital contracíclico (RCC) que fue entregado al Banco Central (con informe previo de la CMF).
En este marco, el colchón de conservación ya se encuentra vigente en su totalidad aplicado al conjunto de la banca (2,5% de los APR). Adicionalmente, el requerimiento sistémico ha sido aplicado a seis bancos, con montos que oscilan entre 1% y un 1,5% de los APR. Por último, también se ha aplicado el cargo de capital por concepto de Pilar 2, para el caso del riesgo de mercado del libro de banca y el riesgo de concentración, para 10 bancos con cargos entre 0,25% y 2,5%.
El origen del RCC fue reducir la prociclicidad de los préstamos bancarios. En efecto, la evidencia indica que en períodos donde la economía crece por encima de su potencial, la cartera bancaria tiende a crecer aun más debido a que los bancos tienden a subestimar la evaluación de los riesgos, lo cual va asociado a fuertes contracciones del crédito en periodos donde la economía crece bajo su potencial. Es por ello que este “colchón” es facultativo de la autoridad y no es un monto fijo permanente. La idea original era gatillarlo en períodos de sobre expansión del crédito, para después liberarlo en períodos contractivos.
En el caso de Chile, sin embargo, en mayo de 2023 el Banco Central aplicó un cargo de 0,5%. Asimismo, recientemente anunció su voluntad de fijar el RCC en 1% como requerimiento de largo plazo (neutral), con lo cual se agregaría un 0,5% adicional al requerimiento actual, sin que esté definido el momento en el cual se aplicaría este 0,5% adicional. El 1% se usaría como pivote respecto del cual existirían movimientos al alza o a la baja en función de las condiciones macrofinancieras del mercado.
Varios son los argumentos planteados por el instituto emisor para justificar esta medida. Por un lado, la idea es que el colchón de capital que puede liberarse frente a escenarios de estrés severos; por otro lado, contribuiría a mitigar la profundidad de crisis y apoyar rápida recuperación de la economía en caso de ciclo económico adverso.
Asimismo, el Banco Central ha justificado la medida aludiendo a un cambio de enfoque en Basilea. Este cambio de enfoque apuntaría a apoyar el establecimiento de un RCC positivo neutral, reconociendo eso si que no se trata de un nuevo estándar sino de una cuestión voluntaria de cada país.
De este modo, el Comité de Basilea no ha transformado el RCC neutral en un estándar propiamente tal, lo que muestra que es un tema que no está zanjado en cuanto a sus costos y beneficios. En este contexto, un tema complejo es el hecho de que un RCC neutral de 1% significa de “facto” incrementar los cargos de capital de la banca en un 1% adicional. Dado que el capital al final es uno sólo, es fundamental justificar la racionalidad de aplicar este 1% adicional permanente en función de la capacidad del sistema bancario chileno de resistir “shocks”.
Los análisis del Banco Central muestran que las pérdidas máximas de los bancos en períodos de tensión financiera llegan en promedio al 1%. Pero no se considera en este análisis que desde la ley de bancos de 2019 se han aplicado requerimientos adicionales de capital significativos asociados a los distintos componentes antes mencionados, los cuales superan largamente el 1%.
Así, sólo 17 países en el mundo han aplicado este requerimiento neutral. Y tanto entre algunos de estos países como en la gran mayoría que no lo ha aplicado, hay un cuidado con evitar la doble contabilización de cargos de capital, debido a que tanto el cargo sistémico, como el de Pilar 2, podrían llegar a establecer requerimientos por conceptos similares al RCC.
En el caso particular del Pilar 2, en Chile aun no se han aplicado cargos por concepto de análisis de estrés, sin perjuicio de que la norma si lo contempla. Esto abre la pregunta si no sería más eficiente aplicar estos cargos caso a caso más que en forma genérica como ocurre con el RCC.
Finalmente, donde el tema se vuelve insostenible es en la oportunidad de aplicar este cargo. En efecto, si tal como lo argumenta el Banco Central, el objetivo del RCC neutral sigue siendo reducir la prociclicidad del crédito, no se entiende cómo se pudo establecer el RCC de 0,5% en un período de bajísimo desempeño de las colocaciones en Chile. El crédito bancario se contrajo 0,7% en 2024 en términos reales, registrando así la tercera caída anual consecutiva. En esta línea, la instauración de este cargo en 2023 atenta incluso contra el espíritu de un RCC neutral, que sigue siendo reducir la prociclicidad del crédito, ya que en este caso apuntaría a reforzar la debilidad del ciclo crediticio actual.
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