Creo que muchas veces, motivado por la literatura y el cine, nos hemos acostumbrado al héroe que, se lanza a la aventura. Sus principios son intachables, y enfrentados a dragones, demonios, traiciones y villanos, no claudica. Confieso que a mi me fascinaba dicha literatura adolescente, en el que las cosas son blanco y negro. Las tentaciones son meras frivolidades frente al premio mayor, el tesoro, el amor o la salvación de un pueblo. El líder duda y siente oscuridad, pero nunca transa en sus principios.
Ya más adulto, y entrando en una literatura más profunda, los héroes son más complejos. Tienen dudas, cometen errores, traicionan, se llenan de grises. El fin que consiguen, con esfuerzo, sangre y sudor es distinto al cual tenían concebido al comienzo. En lo particular, me conmueven las historias de redención, del villano/héroe que fruto de diversas desventuras se replantean su vida y elige un nuevo rumbo como Jean Valjean en los Miserables. El héroe deja de ser héroe y vuelve a ser humano y quizás por eso la paradoja lo transforma: su aceptación de humanidad lo eleva al heroísmo. Muchas veces termina la historia con el héroe muerto, pero redimido y elevado. Reconoce sus errores, enmienda rumbo, repara y se reconcilia.
En otros casos, el antihéroe, con el que uno vergonzante simpatiza y en el fuero interno quiere que gane, por más abyectas y ruines que sean sus intenciones. Tal es el caso de Breaking Bad y el impresionante Walter White (Heisenberg), epítome del antihéroe moderno. Su final no tiene que envidiarle nada a las tragedias griegas.
Que tiene que ver el camino del héroe con la Reforma Tributaria. Quizás nada o quizás mucho. En efecto, el Gobierno a dado bastante tumbos y vueltas. Partiendo por proponer una Reforma reconocidamente regresiva y con un solo objetivo: recaudar cueste lo que cueste, sin transar un ápice. Ello sin importar como se afecte la productividad (Impuesto a las Utilidades Diferidas), la certeza jurídica (Norma General Antielusión) o la salida de capitales (Impuesto a los Super Ricos). El mantra del sacrosanto programa, elevado a canon, todo lo podía y si la OCDE me validaba algo, tanto mejor.
Vino el 4S, y se sintió un terremoto de proporciones. Estaban todas las señales para cambiar el rumbo y no estrellarse contra las rocas. A diferencia de Ulises, que se ató al mástil para no dejarse encantar por las sirenas, se hizo caso omiso y el barco se estrelló contra las rocas. En el naufragio el mantra se seguía repitiendo, pero con menos entusiasmo, casi por inercia.
Vino el 8M, y por una descoordinación de votos del oficialismo, todo quedó en nada. A esperar un año y a echarle la culpa a los ricos que seguirían evadiendo y eludiendo en total impunidad. El mantra ya era un susurro. Se abrieron, de mala gana, a realizar los diálogos tributarios con diferentes actores del mundo privado y gremial, aunque se espera que no se conviertan en un monologo de aquellos de Samuel Beckett. Después de todo Godot nunca llegó.
Y llegó el tsunami del 7M. Ganó un partido cuya propuesta en materia tributaria es todo lo contrario a lo que propone el Gobierno de Boric: bajar los impuestos y simplificar el sistema.
Sin duda, si Hacienda insiste en su heroísmo romántico en materia de reforma tributaria, de blanco y negro, de buenos y malos, plasmando la visión adolescente de su actuar político como ha dicho una y otra vez Carlos Peña, el resultado será negativo y un mal precedente para lograr acuerdos que repercutirán en el Proceso Constitucional.
La codicia rompe el saco.
Si en cambio, con pragmatismo y voluntad de dialogo, se encauza correctamente el debate, con un dialogo real y efectivo, tengo la esperanza que se logre una buena reforma que beneficie a todos los actores. Buscando la redención, el héroe quizás llegue a un camino que no tenía pensado, pero que es mejor para el país y para él. Si predomina la obstinación, el resultado será fácilmente previsible.
Para más contenido de After Office, clic aquí.
Ver esta publicación en Instagram
El índice S&P IPSA de la Bolsa de Comercio de Santiago se alineó con las caídas de los mercados globales, retrocediendo un 1,83% en la jornada de este viernes, alcanzando los 6.245,42 puntos.
Antes de decidir cómo financiar las pensiones actuales, debemos diseñar un plan detallado y realista, focalizar bien las personas y grupos que necesitan de este apoyo, y no quedarnos con el 3% como un mantra. Solo luego podremos analizar el mecanismo de financiamiento más eficiente.
Es de esperar que en la discusión en el Congreso se corrija el rumbo de este mal diseño de política pública que genera distorsiones al mercado eléctrico. Para lograr esto, es necesario que el ministro encargado de la billetera fiscal salga de su silencio y tome el liderazgo en esta discusión.
Cuando mencionan que la inflación tendrá un descenso más rápido que lo previsto en junio producto de la demanda interna. Nos está diciendo que, en vista que la economía continuará muy fría y sin indicios de mejoras en el empleo, no existirá consumo ni inversión que presionen los precios al alza.
La bolsa chilena cayó 0,44%, siguiendo la tendencia internacional tras datos mixtos en EE.UU. El dólar cerró a $942,38, bajando levemente tras la fuerte subida del día anterior. Nasdaq logró recuperar un 0,25%.