Cuando se estrenó la serie que protagoniza Lily Collins, no solo fue apuntada por la cantidad de estereotipos que atraviesan la historia (cómo son los “gringos”, cómo son los franceses… según los gringos), sino porque parece darle la espalda rotundamente al feminismo.
Todo en medio de un París suntuoso, lleno de fiestas en palacios, glamour por todas partes, romances cruzados, restoranes de estrella Michelin o bien encantadores lugares de gran gastronomía.
Un fenómeno digno de analizar: cualquier guionista novato nos podría enumerar las “ingenuidades” que se deslizaron desde el comienzo en la serie que tiene a Lily Collins en el top de popularidad.
Es que es un agrado ver París como uno se lo sueña (o alguna vez vio), ese por donde circula esta gringa jovencita y preciosa que se dedica a sorprendernos escena por medio con un “outfit” alucinante; que suma amistades y romances según se le cruzan en su radiante camino, mientras los agudos y muy directos dardos de su jefa en la oficina la dejan incólume porque su candidez es superior a todo.
¿Será que necesitamos una buena dosis de frivolidad bien envasada?
Algo de eso explica los millones de fans en el mundo. Pero a no engañarse: montar esta historia donde cada personaje secundario tiene su impronta y cruzar sus caminos con imaginación requiere talento. Para no hablar del departamento de arte y vestuario, que no solo nos deslumbra: también es capaz de introducir humor (¡esa chomba de Navidad!).
Llegando a la cuarta temporada (incluso al final de la tercera) Emily in Paris empezó a demostrar que en este paquete lujoso de castillos en La Loire, partidos de polo, cabañas en los Alpes, derroche de glamour por todas partes, había envuelta una historia ingeniosa y atractiva. En este sentido, Sylvie (genial Philippine Leroy Beaulieu), la inefable jefa de Emily, la que aporta ese humor puntudo, directo al mentón, con levantada de ceja y todo, se alza como un personaje clave. También su loquísima amiga Mindy (Ashley Park).
En esta segunda parte de la T 4 son muchos los acontecimientos, giros, sorpresas, más un par de nuevos personajes muy relevantes. Y nuevas locaciones ¡maravillosas!
Y aunque nadie lo ha anunciado, es obvio que hay quinta temporada.
Ojo: en un episodio aparece nada menos que Brigitte Macron (sí, la Primera Dama de Francia).
Finalmente Emily in Paris ha resultado ser una “romcom” que se ríe de sí misma (y del subgénero) y cita clichés con desparpajo (vacuna para tontos graves).
Muy entretenida y lograda.
Emily in Paris (2ª Parte T.4)
Dirección: Darren Star (Creador), Andrew Fleming, Peter Lauer, Katina Medina Mora, Zoe R. Cassavetes
Guion: Emily Goldwyn, Darren Star, Sarah Choi, Raina Morris
5 capítulos de 30 minutos
Confieso que la miré pensando en “cine para los peques de la casa”. Y terminé totalmente atrapada por una historia ¡preciosa!, encantadora, emocionante a más no poder, rotundamente inspiradora y filmada con tal belleza y prolijidad que se sigue como en éxtasis.
Esto transcurre en una pequeña y linda caleta de pescadores, en una isla cerca de Rio de Janeiro.
Tras sufrir una trágica pérdida, Joao (un irreconocible Jean Reno), con el alma destrozada, se convierte en un hombre huraño y ensimismado. No cruza palabra con sus compañeros de faena, lo que se siente muy duro en una comunidad tan pequeña. Su mujer, Maria (Adriana Barraza), parece haber sobrevivido mejor que él a la tragedia: sigue con sus tareas domésticas como autómata. Ambos están como muertos en vida.
Un día, Joao rescata en el mar a un pequeño pingüino. Primero a escondidas de Maria (¡que no se demorará nada en descubrirlo!) empezará a cuidarlo. Lo limpia del petróleo que le cubre su plumaje, lo alimenta dándole pequeños trozos de pescado y muy pronto el ave empieza a hacer lo que hacen todos los cachorros: graciosas ¡barrabasadas! Y con ello, devuelve, poco a poco, la armonía a esa pequeña comunidad. El rostro de Joao empieza a abandonar su gesto hosco: parece haber vuelto a la vida. Una pequeña niña “bautiza” al pingüino como DinDim y arranca una sonrisa en Joao.
Cuando el “pequeño” ya está sano, lo va a dejar a una isla para que se reencuentre con sus pares. Pero DinDim atraviesa el mar y vuelve a casa de Joao y María.
En este ir y venir, se encuentra con un grupo de científicos argentinos. Entretanto, en la aldea cercana, el paso de DinDim, que sigue curioseando y metiendo la pata como hacen todos los cachorros, revoluciona a todo el mundo y pronto su imagen aparece en redes sociales.
Un día, cuando todos esperaban su regreso, DinDim no llega. Ayudado por los demás pescadores, Joao sale en su búsqueda: el hombre no resistiría nuevamente una pérdida, más cuando el encuentro con este peculiar amigo lo ha vuelto a la vida. El momento en que vuelve a rescatarlo, el hombre siente que se ha sanado.
El guion urde una trama con sus sobresaltos y suspenso, combinando la tragedia, el humor y el asombro con tal delicadeza que es imposible sustraerse al relato. Pero lo que es realmente asombroso es la exquisita Dirección de Fotografía, a cargo de Anthony Dod Mantle, ganador del Oscar por Slumdog Millonaire.
Filmada en Argentina y Brasil, esta historia está basada en un hecho real (al final aparecen las imágenes del verdadero Joao y DinDim): cada año, durante 8 temporadas, DinDim recorrió los 8 mil kms (ida y vuelta) que lo separaban de su hábitat natural (la Antártica) y la caleta en Rio para visitar a su amigo.
My penguin friend
Director: David Schurmann
Guion: Kristen Lazarian, Paulina Lagudi
EE.UU., Brasil, 2024
Duración: 97 minutos
De aquellas ¡inolvidables!, esta dramedia transcurre en los años ’70, en un internado de Massachusets.
El Profesor Paul Hunham (P. Giamatti) es un odioso: siempre les está complicando la vida a sus alumnos con algo, mientras esboza una sonrisa medio sádica medio patética. En realidad, su manera de ser y relacionarse no lo hacen simpático para nadie. Ni entre sus pares. Allí no tiene ningún amigo.
Justamente a él le adjudican la ingrata tarea de quedarse para las vacaciones de Navidad con los pocos alumnos cuyas familias no los recogerán para llevárselos a sus hogares en esas fechas. Entre ellos, un chico particularmente complicado, Angus Tully (Dominic Sessa).
Nadie menos apropiado para acoger la frustración y el dolor que hay tras la altiva actitud de Angus, un adolescente que tiene motivos de sobra para estar enrabiado y mostrarse siempre como un erizo.
Solo Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph), la cocinera del lugar, que vive el duelo de su hijo muerto en Vietnam, será capaz de armar una suerte de convivencia razonable en estas circunstancias poco alegres.
La película es la conmovedora y necesaria travesía de cada uno de ellos para salir de un estancamiento vital donde los mantienen sus dolores ocultos. Y ojo: con muchos momentos de humor.
DATO: Este año Paul Giamatti recibió el Globo de Oro a Mejor Actor por su rol, mientras que Da’Vine Joy Randolph, además, ganó el Oscar como Mejor Actriz Secundaria. El filme fue nominado al Oscar como Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Montaje.
The Holdovers
Dirección: Alexander Payne
Guion: David Hemingson
EE.UU., 2023
Duración: 133 minutos
¡Indispensable para cinéfilos!
Esta es una road-movie ¡conmovedora! que nos abre los ojos y el corazón sobre lugares y personajes de los que sabemos poco y nada. Y todo para terminar descubriendo que el ser humano es, en esencia, el mismo en todas partes, aún con sus gigantescas diferencias de costumbres y estilos de vida.
Hasta un modesto caserío enclavado a orillas del mar negro en Georgia (ex URSS) llega Lia (Mzia Arabuli), una maestra jubilada. A una de esas casas se acerca para preguntar por Tekla, una sobrina de la que ha perdido el rastro hace tiempo.
Achi (Lucas Kanvaka) le dice que Tekla está en Turquía y que él sabe dónde. En realidad, este chico joven solo quiere escapar de su despótico medio hermano, jefe del hogar donde malvive.
Con muy poco dinero, el viaje significa atravesar grandes distancias en auto, buses, transbordadores para llegar hasta Estambul. La imponente y bella naturaleza contrasta con los barrios derruidos y populosos que la dupla recorre.
En esta búsqueda, el duro carácter de Lia va mostrando otras facetas, mientras que Achi, a pesar de la barrera del idioma, se suma al jolgorio de grupos de jóvenes fiesteros.
Los choques entre dos seres tan distintos son inevitables. Pero ambos se necesitan: entenderse y aprender el uno del otro será la gran ganancia de esta travesía. El viaje de Lia es impulsado por la culpa y la búsqueda de redención; el de Achi, un camino a la madurez y a un destino para su vida.
El encuentro con Evrim (Deniz Dumanl), una abogada trans, quien se dedica a la defensa de los derechos de la comunidad transgénero, termina por darle sentido al viaje.
En este ambiente, rudo y sórdido por momentos, bullicioso y alegre en otros, es posible encontrar mucha humanidad, ternura y comprensión.
Hay personajes secundarios adorables, como la niña y el niño que aún en las peores condiciones de sobrevivencia no pierden su natural alegría infantil.
Una belleza de película.
Crossing
Dirección y guion: Levan Akin
Suecia/Dinamarca/Francia/Turquía/Georgia, 2024
Duración: 106 minutos
La acción trepidante, imaginativamente bien coreografiada y con un montaje como para clases de cine, consiguen la atención permanente del espectador. Balaceras, peleas, carreras en auto, huidas por bosques, peligrosas maniobras en aviones y también en lanchas construyen una narrativa perfectamente engranada con situaciones hilarantes.
No cualquiera —menos a estas alturas— consigue sorprender con un género tan recurrido.
Esta comedia de acción es a la vez un thriller de suspenso y una “buddy movie”, esto es, película de “compadres”, de entre cuyas notorias diferencias emerge buena parte del humor.
Bad Boys: Hasta la Muerte es la cuarta entrega de una saga protagonizada por dos detectives de la Policía de Miami, Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence), pero no es necesario ni haber visto (ni acordarse) de las anteriores. Hay referencias a hechos pasados solo para insertarse en esta nueva historia. Traiciones impensadas, un complejo entramado de corrupción, extorsiones, amenazas y enemigos (realmente) de temer se cruzan con el cotidiano familiar y laboral del par de amigos.
Muy entretenida y lograda.
Dato. Las películas de la saga son Bad Boys (1995), Bad Boys II (2003), Bad Boys for Life (2020).
Bad Boys: Ride or Die
Dirección: Adil El Arbi, Bilall Fallah
EE.UU., 2024
Duración: 115 minutos
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