-¿Cómo se puede interpretar la declaración de Trump de que los países de Latinoamérica “nos necesitan y nosotros no los necesitamos”.
-En el contexto de la mirada de Trump al mundo, este tipo de declaraciones no sorprende; y ciertamente, esa frase sonaría igualmente verosímil si la palabra “Latinoamérica” se reemplazara por el nombre de cualquier otra región. Para Trump, Estados Unidos no necesita de nadie, ni siquiera de su alianza más importante, la OTAN. Y por eso su postura, ya evidente durante su campaña electoral ha sido maltratar las alianzas tradicionales: grandes, medianas y pequeñas. En lo específico, EEUU sí necesita de países de América Latina para muchos efectos, partiendo por su vecino, México.
-¿El que el nuevo secretario de Estado sea Marco Rubio, de ascendencia cubana, implica que tenga un mayor interés en la región, o no necesariamente?
-Rubio es hispanoparlante y conoce la región; y además, a juzgar por algunas de sus intervenciones en el Senado, creo que respecto de Chile ha contado con fuentes directas de información. Habiendo dicho eso, no creo que este background se refleje en su trabajo, pues la política exterior llevará el sello intensamente personal del presidente Trump. Creo además que el Secretario Rubio, a diferencia de Trump, entiende la diplomacia y la valora. El Presidente, por al contrario, cree en la transaccionalidad a ultranza. Esto augura tensión y quizá un tiempo no muy largo en el cargo.
-¿Habrá un cambio concreto en la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica?
-Con Trump hay pocas certezas, y Latinoamérica es una región de enorme diversidad; a menudo no es apropiado englobarla. Con algunos no habrá cambios, y con otros sí los habrá. Por ejemplo, Trump y su equipo han dejado entrever una invasión de México, supuestamente para batallar al narcotráfico. Hay que subrayar que la orden ejecutiva que establece que los carteles son organizaciones terroristas que amenazan la seguridad de EEUU es el primer cimiento de una construcción legal que abre la puerta a una eventual operación militar estadounidense en territorio de México. Al mismo tiempo, Trump también ha hablado de la “recuperación” del Canal del Panamá, alegando incumplimiento de un tratado. Por lo tanto, en estos dos casos no se trata de bravatas: invadir México y apropiarse del canal que pertenece a Panamá (y del cual Chile es uno de los mayores usuarios) son proyectos concretos.
-En el comunicado oficial de la Casa Blanca anunciando sanciones se hablaba del país “Columbia”. ¿Ese traspié tiene alguna significancia más allá de la anécdota?
-No creo que sea una anécdota, sino reflejo justamente de que para la actual administración de la superpotencia (EEUU aún lo es), América Latina no está, en general, en sus prioridades, con la excepción de los mencionados proyectos respecto de México y Panamá.
-A raíz del conflicto entre el presidente de Colombia Gustavo Petro y Donald Trump, ¿Chile debería preocuparse? ¿Lo mejor para nosotros sería que el presidente norteamericano nos ignore?
-Chile debería preocuparse por la política exterior y comercial de Trump y, en menor medida, quizá por su política migratoria. El impasse Trump-Petro es una muestra más de que los tuiteos apasionados no sirven para solucionar asuntos delicados, y más aún en temas que necesitan la experiencia de diplomáticos profesionales. Sería positivo que el presidente norteamericano nos ignore, pero en el actual estado de cosas, podría pasar que en cualquier momento los términos de la relación bilateral cambien porque él estima que la situación es injusta. Hay un factor aleatorio, y por eso mismo en vez de rezar para que nos ignoren, lo responsable es usar el tiempo en prepararse para eventualidades, al mismo tiempo que se calibra en qué momento expresar preocupación por circunstancias externas de gravedad, como lo ya mencionado respecto de Panamá o México.
-¿Podría peligrar la Visa Waiver?
-En materia comercial y de inversiones, hace más de 20 años contamos con un tratado bilateral muy útil con Estados Unidos y, sin duda, la exención de visa ha fomentado el intercambio. Sin embargo, otros aspectos de la relación bilateral son todavía más importantes, y por lo tanto creo que el foco prioritario de atención debe ser el riesgo de sobretasas arancelarias.
-¿Coincides con la declaración del Embajador Juan Gabriel Valdés quien dijo que si Trump se suspende la Visa Waiver “no es responsabilidad del gobierno”?
-La inclusión de Chile en el programa de exención de Visa viene peligrando hace tiempo, por el abuso que hacen de él chilenos que delinquen en Estados Unidos. También es verdad que ambos gobiernos han colaborado estrechamente para mejorar el intercambio de información. Creo que si Chile sale de la Visa Waiver, costará muchísimo volver a entrar, pero dentro de la posible alteración de términos de la relación, hay riesgos más significativos.
-¿Cómo hay que prepararse para un posible cambio en la relación?
-Creo que debería crearse una task force, como han hecho países amigos. La creación de instancias interdisciplinarias, con participación de representantes de organismos del Estado pero también del sector privado, permitiría avizorar medidas que pueden afectarnos directamente o bien indirectamente (al golpear a nuestros socios), planificar escenarios, y diseñar algunos planes de contingencia de manera de no ser sorprendidos, como parece haber sucedido en el caso del Presidente Petro. Se ha abierto una era de gran incertidumbre a nivel mundial, sobre todo para el libre comercio, que ha sido matriz de nuestro crecimiento, al punto que como país hemos construido la red de tratados más amplia del mundo en la materia. Enfrentar esta nueva era con unidad y mirada de Estado, sería lo ideal. La mesa de trabajo anunciada por la Cancillería para enfrentar una posible subida de aranceles al cobre es un primer paso en esa línea.
-¿Crees que la marcada diferencia ideológica entre el presidente Gabriel Boric y Trump podría perjudicar a Chile?
-El presidente Boric tendrá que convivir durante su último año de mandato con la administración Trump. Creo que él ha aprendido en estos años sobre autocontrol y pragmatismo. Esas herramientas le ayudarán mucho, tanto si le toca algún cruce directo, como si recibe demandas de solidaridad de otros países que puedan sufrir embates trumpistas. La diferencia ideológica no siempre significa enfrentamiento: el presidente Emmanuel Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer, por dar dos ejemplos, no piensan como Trump y tratan de llevar la relación de forma profesional, con gran ayuda de sus diplomáticos profesionales. Salvando las diferencias, lo mismo corre para países medianos como el nuestro.
-Para China como Estados Unidos son los dos mercados más importantes para las exportaciones chilenas. ¿Podría Trump exigirle a Chile disminuir su comercio con China?
-No somos tan importantes como para pensar en este tipo de exigencias.
Los fantasmas que rondan en La Moneda ante la arrolladora agenda de Trump. https://t.co/L5TLSUP3UJ
— Ex-Ante (@exantecl) January 30, 2025
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