Un aspecto que creo ha mejorado el funcionamiento de los directorios en Chile en los últimos años es la incorporación de mujeres a los directorios en forma voluntaria. Ellas efectivamente han traído experiencias valiosas y nuevas miradas que han ayudado a la toma de decisiones y a la generación de un mejor clima en los directorios.
Pero lo anterior no significa necesariamente que forzar el aumento de la participación de mujeres en los directorios, por la vía del establecimiento de una ley de cuotas, vaya a mejorar más el desempeño de las empresas. De hecho a nivel internacional hay estudios que concluyen que no hay evidencia concluyente al respecto e incluso algunos que afirman que las cuotas han tenido efectos perjudiciales en el desempeño de las empresas.
En términos generales lo que se observa en el mundo es que las empresas de mejor desempeño en los últimos 20 años se encuentran fundamentalmente en Estados Unidos y China, países en los cuales no existen leyes de cuotas obligatorias para las mujeres. En cambio en países como Francia, Noruega y Bélgica donde si hay obligación legal al respecto, hay pocas empresas que destaquen por su desempeño en el concierto mundial.
Personalmente considero que la selección de los directores en las empresas es un derecho de los accionistas y que las elecciones de directores deben efectuarse siguiendo fundamentalmente el principio de una acción un voto. Ello lleva a que los accionistas sean los que escojan sin restricciones a los directores.
La única excepción que existe actualmente en Chile a este criterio es el que exige que se escoja al menos a un director independiente en aquellas sociedades anónimas que tienen un patrimonio bursátil igual o superior al equivalente a 1.500.000 UF (alrededor de USD 60 millones) y a lo menos un 12,5% de sus acciones emitidas con derecho a voto se encuentren en poder de accionistas que individualmente controlen o posean menos del 10% de tales acciones.
Ahora bien, una de las necesidades que actualmente es más importante para nuestro país es el crecimiento económico, el cual requiere a su vez del crecimiento de las empresas. Para alcanzar este objetivo creo que hay muchos proyectos de ley muchísimos más relevantes que la ley de cuotas.
En mi experiencia como director me he formado la opinión de que los buenos directores son aquellos que cuentan con las experiencias y capacidades requeridas para hacer frente a los crecientes desafíos que tiene cada empresa y los que poseen también un juicio afiatado y acertado de negocios. En algunas empresas puede ser conveniente contar además con directores que son especialistas en temas de gran importancia para el desarrollo de sus negocios.
Dado todo lo anterior mi recomendación para los accionistas tanto mayoritarios como minoritarios de las compañías es elegir como directores a personas que cumplan con las características anteriores, sean hombres o mujeres y no dejarse llevar por tendencias que han mostrado en el extranjero no ser efectivas para lograr un mejor desempeño empresarial.
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