Trump inició su segundo mandato con medidas proteccionistas que reavivan la guerra comercial con China, que ya anunció represalias. Chile, altamente dependiente de ambas economías, enfrenta riesgos en minería, tipo de cambio y comercio exterior. A continuación los factores en juego en esta disputa.
Qué observar. El regreso de Trump a la Casa Blanca marcó un giro hacia políticas proteccionistas bajo el lema “América Primero” generando tensiones con socios históricos y adversarios al imponer medidas disruptivas:
- Aranceles como arma geopolítica:
- 25% a México y Canadá. Postergados tras negociaciones que incluyeron compromisos migratorios (control de tropas mexicanas en fronteras) y antidrogas (Canadá reforzó vigilancia).
- Amenazas a Panamá. Exigió cancelar acuerdos con China en el Canal y concesiones portuarias a empresas de Hong Kong. En su primera visita a América Latina, el secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió “medidas necesarias” si no se reducía la presencia china. Panamá cedió en permitir mayor supervisión estadounidense en el canal y cooperación contra el crimen organizado, evitando una crisis mayor.
- Enfoque en seguridad nacional. Vincula comercio con flujo migratorio y tráfico de fentanilo, declarando “emergencia nacional” para justificar acciones unilaterales.
- Cuestionamiento de alianzas. Cuestionamiento a la OTAN por financiamiento insuficiente y al tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) por desequilibrios comerciales, mientras busca contener la influencia china y rusa en América Latina.
La batalla con China. Desde 2018, durante el primer mandato de Trump, ambas potencias intercambiaron aranceles sobre bienes por valor de cientos de miles de millones de dólares.
- En 2020, ambos países firmaron la ‘Fase 1’ de un acuerdo comercial, donde China se comprometió a aumentar sus compras de productos estadounidenses, especialmente agrícolas. Sin embargo, la pandemia y el deterioro de la relación bilateral impidieron avances significativos.
- Bajo el gobierno de Biden, la estrategia se orientó hacia restricciones tecnológicas (semiconductores, vehículos eléctricos) y aranceles más selectivos.
- Pero la disputa se incrementó este 4 de febrero, cuando EE.UU. aplicó un aumento del 10% a todas las importaciones chinas, justificado por Trump como respuesta al déficit comercial y al flujo de fentanilo hacia su país.
- Horas después, China anunció represalias: aranceles del 15% al carbón y gas natural licuado (GNL), y del 10% al petróleo, maquinaria agrícola y vehículos estadounidenses, vigentes desde el 10 de febrero de 2023. Además, Pekín inició una investigación antimonopolio contra Google, interpretada como una medida de presión adicional.
- Financial Times señala que se espera que Trump hable con el presidente de China, Xi Jinping, en los próximos días, lo que podría reducir la escalada de una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.
Comercio bilateral (2024):
- Exportaciones chinas a EE.UU.: US$401.000 millones (primeros 11 meses).
- Déficit comercial de EE.UU.: US$270.000 millones.
Impacto económico. Aunque las medidas chinas parecen limitadas en alcance (solo 2,3% de las exportaciones estadounidenses de GNL van a China), podrían escalar si no hay diálogo.
- Los sectores energético y automotriz de EE.UU. son los más expuestos. En los mercados, el oro alcanzó un récord histórico (US$2.830,70) el 4 de febrero, reflejando temores a la volatilidad.
- La incertidumbre generada por el conflicto ha golpeado las bolsas globales, afectado la inversión extranjera y provocado el reordenamiento de las cadenas de suministro. Empresas multinacionales han redirigido su producción a países como Vietnam y México para evitar los aranceles.
- En tanto, China ha acelerado su estrategia de autosuficiencia tecnológica y expansión en mercados emergentes para reducir su dependencia de EE.UU.
Implicancias para Chile. La escalada de tensiones entre EE.UU. y China tiene repercusiones críticas para Chile, dada su alta dependencia de ambos mercados y su posición como economía abierta y exportadora de materias primas. El gobierno chileno creó un equipo para monitorear las decisiones de Trump y evaluar impactos en sectores clave, como energía y minería. Por su parte, la CPC y SOFOFA mantienen una postura neutral, promoviendo el libre comercio y advirtiendo que las barreras arancelarias perjudican la competitividad global.
Los flancos abiertos:
- Amenaza de aranceles al cobre. La posible imposición de aranceles estadounidenses al cobre (11,3% de las exportaciones chilenas a EE.UU.) generaría presión sobre su comercialización, incentivando una producción local en EE.UU. y reduciendo la demanda externa. Esto podría deprimir el precio internacional del metal rojo, principal fuente de ingresos fiscales de Chile.
- Demanda china en riesgo. China compra el 51,3% del cobre chileno. Una desaceleración económica en el gigante asiático, producto de la guerra comercial, reduciría su demanda, afectando directamente los ingresos por exportaciones.
- Presión sobre el dólar. Una caída en el precio del cobre podría debilitar el peso chileno, llevando el tipo de cambio a superar los $1.000 por dólar. Esto aumentaría los costos de importación y presionaría la inflación, especialmente en bienes esenciales.
- Efecto en mercados financieros. La volatilidad en las bolsas mundiales, impulsada por el proteccionismo, afectaría las inversiones chilenas en el extranjero, incluidas las de las AFP, exponiendo al sistema previsional a riesgos.
- Exposición a dos gigantes. Chile tiene a EE.UU. y China como sus dos principales socios comerciales. Cualquier conflicto entre ambos, cuyas relaciones bilaterales están lejos de pasar por su mejor momento, amenaza el 62,6% de las exportaciones chilenas, especialmente en sectores como minería, alimentos y forestales.
- Tratados no blindan. Aunque Chile cuenta con un TLC con EE.UU., las medidas unilaterales de Trump (como aranceles al acero o cobre) muestran que los acuerdos no garantizan inmunidad ante decisiones proteccionistas.