Cuando, por temor a la delincuencia, 62% de las personas dicen que dejaron de caminar por ciertos lugares, el 59% señala que ya no sale de noche o el 31% afirma que se queda en sus casas antes de salir a un lugar para realizar una actividad al aire libre, (ENUSC 2023) eso sólo puede indicar que las autoridades a cargo tienen un problema grave entre manos.
Cuando en un fin de semana mueren 8 personas, 4 de ellas en una sola comuna, parece lógico que las personas se pregunten quién podría hacer algo para evitar que las ciudades que habitan se conviertan en espacios peligrosos donde no hay lugar para la vida en sociedad.
A poco andar se comienzan a exigir medidas más extremas como estados de excepción o presencia de militares en las calles. Cualquier cosa con tal de proteger a sus familias.
Por supuesto que todos se preguntan cómo lo han hecho otros países, siempre recordando el cambio de Nueva York y su plan de Tolerancia Cero, que resultó ser eficiente para recuperar la ciudad de la delincuencia. Y por supuesto, se comienza a validar modelos de represión tan extremos como el aplicado por el presidente Bukele en El Salvador.
Además de todas las preguntas que las personas se hacen frente al televisor o la radio, surgen voces de autoridades y políticos. En esta ocasión, la senadora Paulina Vodanovic interpeló directamente al presidente Boric diciendo que lo que hacía falta era que la máxima autoridad liderara la política de seguridad, aunque después retrocedió en sus dichos.
La frase de la senadora también es ilustrativa del cansancio que se siente entre las personas cuando se les pregunta qué ha pasado en sus barrios y como se sienten frente a la seguridad pública. “De reuniones estamos todos cansados”, dijo.
Uno empatizar con la senadora que debe ser agotador estar en reuniones sucesivas sobre el tema de la delincuencia y sentir que no se avanza y poco cambia, pero cabe imaginarse cuanto más cansados estarán las personas que deben caminar varias cuadras más para llegar al paradero porque la calle por la que solían transitar se ha vuelto peligrosa. O las que han sido víctimas más de una vez de un delito sólo porque trabajan en un lugar como el hospital El Pino en San Bernardo y están pensando en renunciar.
Es lógico que en casos de urgencia se requiera de liderazgos, como lo dijo la senadora. Entonces aparece como correcto preguntarse: ¿cuánto influye un liderazgo fuerte y decidido en el combate de la delincuencia?
Desde la perspectiva del ciudadano es obvio que las personas demanden de quienes están a cargo usen el poder que se les entregó a través del voto y hagan lo que tengan que hacer para dar solución a los problemas.
Que si hay una pandemia se compren y entreguen las vacunas, y si hay una crisis de seguridad se haga todo lo necesario para frenarla. Es decir, que quien tiene que liderar, lidere, quien debe tomar decisiones, las tome.
Y desde la perspectiva política cabe preguntarse a qué liderazgo se refiere la senadora Vodanovic: ¿Acaso pide que el presidente lidere las coordinaciones a todo nivel, que dé órdenes directas a las tropas de Carabineros, que diga frases fuertes como del tipo “los persiguiremos como perros”?
¿Aportaría en algo ver a un presidente más empoderado y presente en el día día del combate de la delincuencia?
Existirán voces que dirán que no, que lo que debe hacerse es darle poder a los ministros y subsecretarios para que hagan lo suyo. Otras dirán que el presidente Boric ya está liderando, que ha hecho mucho respecto de un tema que se le apareció con fuerza al inicio de su mandato y que nunca estuvo en los planes programáticos de su propuesta presidencial. Otros dirán que es injusto decir que el presidente ha estado ajeno, mal que mal ha apoyado a Carabineros fuertemente, como lo reconoce su general director.
Es difícil tomar posición en esta materia porque probablemente la respuesta sea una mezcla de todas las posturas anteriores. El presidente debe empoderar a sus equipos, debe tener presencia en terreno, debe impulsar una agenda legislativa que parece trabada hace tiempo y por supuesto, también debe poner al centro de su gestión y de su discurso el tema que es el que más les importan a las personas (CEP 2024).
Quizás deba hablar más de cárceles y qué es lo que se va a hacer para contar con más infraestructura, tomar una postura fuerte respecto de la migración ilegal, debe tener mayor presencia en terreno para que pueda observar la decadencia de algunos barrios o sectores y quizás, también deba liderar más reuniones para lograr la coordinación de sus aliados de gobierno.
El liderazgo político en tiempos complejos es necesario. La delincuencia es un problema al que el aparato estatal parece que no puede detener porque es mucha la fuerza de la inercia con la que se mueve y se viene moviendo hace tiempo.
Los chilenos y chilenas podrían apreciar a un presidente que hable menos de Venezuela y más de Chile y de cómo evitamos despertar después de un fin de semana largo con tantos muertos en las noticias.
Pero apreciarán más que la apuesta política que se haga a través del liderazgo sea mucho más que frases resonantes y contenga la fuerza de definiciones integrales, potentes, con gran capacidad de gestión del Estado y convocatoria política de sus equipos, aliados y de la oposición. En ese sentido tiene razón la senadora en reclamar mayor liderazgo del presidente en los tiempos complejos que vivimos.
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