El cuidado de la casa común es uno de los mayores desafíos que enfrentamos como humanidad. En su encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco nos invitaba a mirar este desafío desde una perspectiva integral, recordándonos que el daño ambiental no puede desvincularse del sufrimiento humano. La crisis es, a la vez, ecológica, social y profundamente espiritual.
Este mensaje se arraiga en una rica tradición del pensamiento cristiano. Desde las Escrituras hasta las enseñanzas de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, y sobre todo en la figura de San Francisco de Asís —de quien el Pontífice toma su nombre—, encontramos una visión espiritual de la ecología basada en el respeto, la humildad y el gozo por toda forma de vida. San Francisco representa para el Papa Francisco “el ejemplo por excelencia del cuidado de los vulnerables y de una ecología integral vivida con alegría y autenticidad”.
El Papa nos recordaba que ser cristiano es cuidar la vida. No se trata de dominar la creación, sino de habitarla en armonía, reconociendo en ella un reflejo de lo divino y nuestra condición básica de ser parte de ella
Frente a la pregunta de cómo lograr una verdadera transformación, Laudato Si’ pone la mirada en el ser humano, artífice del problema pero también clave de la solución simplemente por el hecho de ser obra de Dios: “por su sola existencia lo bendicen y le dan gloria”; “el Señor se regocija en todas sus obras” (Sal 104:31).
La transformación consiste entonces en volver a lo que siempre hemos sido y exige ante todo dos cualidades: la humildad y una actitud de asombro ante la naturaleza. Si perdemos la capacidad de admirar y respetar, seremos “amos, consumidores, explotadores despiadados, incapaces de poner límites a sus necesidades inmediatas”.
En este contexto, la encíclica no sólo interpela nuestra relación con el entorno, sino que también deja en evidencia que el llamado del Papa sólo nos alinea con el deber ser de la economía, cuya etimología nos habla de su misión de “cuidar y administrar el hogar”. (Etimológicamente, “economía” proviene del griego oikonomía: “οἶκος” (oîkos), que significa casa hogar, y “νέμω” (némō), que significa administrar o gestionar).
Laudato Si’ nos recuerda esa raíz olvidada, y con ella, la urgencia de reorientar nuestros sistemas económicos hacia la preservación de la vida y el bien común. Hoy surgen, en armonía con este llamado, nuevas corrientes que buscan restaurar ese vínculo esencial entre economía y vida.
La economía circular, los negocios regenerativos y la biomímesis no solo representan alternativas técnicas, sino una visión más profunda que se inspira en la naturaleza para diseñar sistemas que restauren en vez de agotar, cooperen en lugar de competir, y aprendan de la sabiduría de la vida.
Esta transición hacia una economía al servicio de la vida no se construye únicamente desde grandes acuerdos o políticas globales; comienza en lo cotidiano, en los gestos y elecciones que hacemos cada día.
Tal como nos recordaba el Papa Francisco: “Comprar es siempre un acto moral, y no simplemente económico.” Por eso, “una ecología integral también se compone de gestos cotidianos simples que rompen con la lógica de la violencia, la explotación y el egoísmo.” Desde separar los residuos hasta elegir medios de transporte sostenibles o evitar el desperdicio de alimentos, cada acción cuenta. “Hay una nobleza en el deber de cuidar la creación a través de pequeñas acciones cotidianas.” Así, en cada gesto consciente y humilde, se encarna la esperanza de una nueva economía reconciliada con la tierra y con la vida.
Quienes permanecemos en la tierra te recordaremos y honraremos, Papa Francisco, caminando con determinación la senda del cuidado mutuo, como expresión viva de la dignidad que compartimos como criaturas:“Hago un llamado a todos en el mundo a no olvidar esta dignidad que es nuestra. Nadie tiene derecho a arrebatárnosla”.
La invitación no es solo a leer y analizar el informe sino que también a abordar la temática con altura de miras, desde 3 mil metros de altura, valorando el trabajo realizado, alcanzar puntos de encuentro y cediendo en muchas aristas en búsqueda del bien común.
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