Escribo a tres días del plazo fatal de inscripción de las primarias oficialistas y sus candidaturas, proceso que adquirió toda su viabilidad desde la renuncia de Carolina Tohá al ministerio del Interior y la declinación definitiva de la expresidenta Bachelet.
Sabemos ya que Liberales de Vlado Mirosevic no alcanzaron a cumplir el requisito legal para presentar su candidatura y definieron apoyar a Carolina Tohá, al igual que el Partido Radical, que había decidido previamente no presentar candidatura propia y concentrarse en la elección parlamentaria.
Las candidaturas del PC y del FA llevan más de tres semanas en carrera y han logrado visibilidad y adhesión suficientes para entrar en la competencia junto a Tohá por la candidatura del oficialismo.
Con el diputado del FRVS, Jaime Mulet, ocurre lo contrario, pues después de tres meses de haber sido proclamado por su partido, no ha logrado el mínimo de adhesión necesaria para entrar en la carrera. Seguro concretarán su inscripción en la primaria, pero con el objetivo de ganar posicionamiento para la competencia senatorial en la Región de Atacama.
A pesar de múltiples invitaciones a participar, todo indica que la DC no inscribirá su candidatura en la primaria del 29 de junio y su decisión de inscribir a Alberto Undurraga a la primera vuelta dependerá de la negociación parlamentaria y de la candidatura ganadora en la primaria.
Hay quienes creen en ese partido que de ganar Winter o Jara, se le abriría un espacio, pues todos los estudios de opinión muestran que hay una franja de 5% a 7% de electores reticente a votar por una candidatura del polo izquierdista de la coalición de gobierno.
Deben considerar, sí, que habrá intensa competencia por ese electorado, entre la propia Matthei, Ximena Rincón, eventualmente el independiente Harald Mayne-Nichols, si logra juntar los patrocinios requeridos, y Marco Enríquez-Ominami, que seguro estará en la papeleta de primera vuelta, salvo que los partidos oficialistas se arrepientan del portazo que le dieron a su participación en la primaria.
La DC, a mi juicio, pondrá por delante su necesidad de ser parte de una lista parlamentaria con el socialismo democrático, subordinando sus pretensiones presidenciales al objetivo de mantener una representación en el Congreso.
La única duda que persiste, a juzgar por los trascendidos periodísticos y la ebullición interna en el PS, es si llegará a la papeleta de primarias su presidenta, Paulina Vodanovic. Ello, a pesar de que hace sólo dos semanas fue proclamada por la unanimidad de los miembros del Comité Central.
El PS es consciente del riesgo que corre de pasar de ser un partido principal del progresismo a uno accesorio, porque tiene por delante dos resultados posibles: o llega en 4° lugar detrás de Tohá, Winter y Jara, con suficientes votos para evitar el triunfo de la abanderada del PPD, PR y Liberales, o llega en el mismo lugar con una votación tan escasa que de todas maneras gana Tohá prescindiendo del apoyo socialista. Todo esto al inicio de la negociación y la campaña parlamentaria.
¿Cómo explicar, entonces, que el PS haya decidido presentar a su presidenta a la primaria, a pesar de su escasa experiencia electoral (undécima con 2,68% en la última senatorial de la RM), a pesar de que antes de ser proclamada por el partido en ningún estudio de opinión aparecía señalada como preferencia presidencial espontánea, y cuando se le ponía en hipótesis de primarias oficialistas, su intención de voto era marginal, similar a la de Mulet y Undurraga, muy lejos de Winter, Jara y Tohá?
¿Será que hay quienes piensan en el PS que la primaria es básicamente un ejercicio de movilización de los aparatos políticos y creen que el PS tendría ventaja porque participaron 16 mil personas en la reciente elección interna y Vodanovic refrendó su liderazgo partidario?
En las primarias de la Nueva Mayoría en 2013 votaron 2,1 millones de personas y en las de Apruebo Dignidad en 2021 1,7 millones, cuando participaban 7 millones en la primera vuelta presidencial.
Ahora que votarán más de 12 millones en la presidencial, se puede esperar la participación de más de 2 millones de electores en la primaria oficialista, atraídos no por las instrucciones de los partidos políticos sino por la competitividad e incertidumbre de la elección, la fuerza de una campaña y 16 días de franja televisiva.
Todas las encuestas muestran una disposición mayor que antaño a participar en las primarias, en parte por una cierta recuperación del interés en la política desde 2019 y también por el voto obligatorio, que a la larga incentiva la búsqueda de información para poder decidir y aumenta la disposición a participar.
Las primarias legales, por su masividad y características de las campañas, así como la participación mayoritaria de independientes, están más cerca de una elección de primera vuelta que de las internas de los partidos. Definitivamente, no son una competencia de las capacidades de movilización de los distintos partidos.
¿Será que ha primado la mantención del equilibrio entre las distintas facciones del PS en lugar de la búsqueda de mayor influencia y mejor resultado del conjunto del partido? No sería la primera vez.
En la Concertación aún se recuerda la negociación entre el PS y el PPD en 1993, que permitió al Partido Por la Democracia doblar el tamaño de su bancada a cambio de una candidatura senatorial sin opción del presidente del PS en la Región Metropolitana.
La decisión de arriesgar un fracaso rotundo en la primaria en lugar de convertirse en el principal sostén de la candidatura de Tohá, facilitado esto por la debilidad del PPD y la proximidad de su candidata al ethos socialista, se explica en parte por su coincidencia temporal con la distribución del poder entre los distintos sectores internos.
La prolongada disputa por la secretaría general entre dos facciones del partido y el arbitraje de su presidenta, además del nombramiento de los reemplazos parlamentarios desencadenados por la destitución de Isabel Allende, explican una unanimidad que a todas luces era inexistente respecto de la candidatura a las primarias.
Sólo eso permite entender que la carta de los expresidentes del PS Isabel Allende, Ricardo Núñez, Gonzalo Martner y Osvaldo Andrade, junto a otros próceres socialistas, llamando a proclamar a Tohá como la candidata socialista, difundida el 4 de abril, no haya sido leída en el Comité Central que proclamó a Vodanovic por unanimidad.
¿Será el “síndrome socialista” al que alude Tironi, que podría caracterizarse como una especie de gen suicida que los aleja de la racionalidad y el pragmatismo obnubilados por su intensísima vida interna, muchas veces confundida con la realidad externa?
¿O será, como me decía un amigo del PS, donde las tesis conspirativas suelen tener mucha difusión, que hay quienes estarán esperando a Vodanovic el lunes 30 de junio para pedirle su renuncia por haber llevado al partido a una ignominiosa derrota?
¿O todo esto arranca, como nos dice el diputado socialista Leonardo Soto, por “las ganas inquebrantables de Paulina Vodanovic de ser candidata presidencial”?
Eso puede tener su origen en el hecho de que asumió la senaduría de la Región del Maule en reemplazo del ahora ministro Elizalde y enfrenta una dura competencia con el diputado radical Alexis Sepúlveda y la excandidata presidencial del FA Beatriz Sánchez, además del diputado Naranjo, que renunció al PS para competirle.
Es posible que, confiada en su innegable talento y pachorra, pensó que proclamada como candidata, le ocurriría algo similar a lo Jara y Winter, pero no se ha dado nada de eso. Apareció por primera vez la semana pasada con 1% en la preferencia presidencial espontánea de la encuesta Cadem, pero volvió a desaparecer del cuadro esta semana, tampoco está en las preferencias espontáneas de la encuesta Criteria ni de Pulso Ciudadano.
Cuando Panel Ciudadano de la UDD la pone junto a otros como candidata en pregunta cerrada de primera vuelta, queda en último lugar con 1%, y La Cosa Nostra en hipótesis de primarias la sitúa en cuarto lugar a 16 puntos de la tercera (Jara) y a 43 puntos porcentuales de la primera (Tohá).
Lo que ocurre es que ya no hay espacio para una cuarta candidatura. Los tres componentes del gobierno (PC, FA y socialismo democrático) están representados y es muy difícil que la presidenta del PS compita con opción con una figura como Tohá, de larga trayectoria gubernamental, parlamentaria y municipal.
Es posible pensar -seguramente lo hacen Mulet y Vodanovic- que la participación en primarias permite mejorar las condiciones en las que se enfrenta luego la elección parlamentaria.
Efectivamente, redunda en mayor nivel de conocimiento y una buena performance electoral, a lo menos en el territorio donde se desarrollará la elección parlamentaria, puede aumentar significativamente la posibilidad de ser electa. A contrario sensu, si arribara en cuarto lugar en la Región del Maule, el resultado disminuirá su opción.
Quedan solo dos días para que se resuelva esta intríngulis. El miércoles sabremos si el Partido Socialista persevera en correr el riesgo de perder la centralidad que hoy tiene o decide convertirse en el principal sostén de Tohá reforzando su favoritismo al convertirla en candidata de unidad del socialismo democrático.
¿Y tú también, Brutus?: El enojo del gobierno con Carolina Tohá. Por Jorge Schaulsohn (@jschaulsohn).https://t.co/i5e1XgEvmm
— Ex-Ante (@exantecl) April 25, 2025
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