Nacida en 1943 en Nápoles, la escritora Elena Ferrante ha vendido millones de ejemplares de sus novelas y logrado mantener el secreto de su verdadero nombre (ya sabemos, Elena Ferrante es un seudónimo).
Aunque escribe desde los ’90, su fama mundial y las traducciones explotaron por ahí por 2011 con La Amiga Estupenda, que derivó en una saga de 4 novelas, conocida como la saga napolitana o la tetralogía “Dos Amigas”. Sobre ella HBO hizo la serie Mi Amiga Brillante.
Ahora la actriz Maggie Gyllenhaal (La Profesora de Kindergarten) debuta como directora con una adaptación de la novela “La Hija Oscura” (“La Figlia Oscura”), que reúne a un elenco envidiable.
La poderosa trilogía Maggie Gyllenhaal + Olivia Colman + Elena Ferrante.
Con preciso e inclaudicable realismo M. Gyllenhaal traslada a la pantalla esta inquietante novela donde la autora vuelve sobre una temática que circula por buena parte de su obra: las mujeres, las relaciones entre ellas (incluida la innombrable envidia) y las frustraciones con que chocan en el mundo.
La Hija Oscura va directo sobre aquello que varias escritoras han abordado de maneras muy diferentes: el lado gris de la maternidad. Aquí no hay tragedias, ni dramas desgarradores: está, ni más ni menos, aquello que siempre queda a la sombra, la rutina, el cansancio, el hastío. Eso que nadie publica en Instagram.
Sin renegar de sus virtudes y luces —que están fuera de cuadro— lo que La Hija Oscura nos devela es el desgastante ejercicio de trabajar de madre: lo doméstico, la comodidad y el orden imposibles, la virtud de la paciencia que a veces no alcanza. Ese día a día en el que una mujer joven —y quizás aún madurando— intenta desarrollarse y realizarse profesionalmente, vivir el erotismo con su marido (casi tan estresado como ella) y criar a su prole. Todo a la vez, en un malabarismo desgastante.
Esta es, sin embargo, una película que transcurre en parajes luminosos, bellos, con momentos festivos, otros tensos y algo misteriosos, que atrapa al espectador porque todas esas vivencias están en el pasado y llegan en racontos para entender en su totalidad a la protagonista, hoy.
Leda (Olivia Colman), una mujer de mediana edad, decide tomar vacaciones en una isla griega. Toda su actitud, desde que la cámara se posa en su rostro sonriente mientras maneja por la costa hacia el hostal, es de liberación. Mirar el horizonte, respirar con alivio.
Allí la recibe el encargado, Lyle (Ed Harris), y en la playita solitaria a donde baja cruzando un pequeño bosque, la atiende William, un joven irlandés. Ambos demasiado amables para Leda que, básicamente, quiere silencio y que la dejen en paz. Al menos en sus momentos de tomar sol y flotar en el agua; escribir bajo el quitasol, mirar el horizonte.
Británica, (“soy de Cambridge”, responde escueta ante una pregunta), Leda también se encarga de precisar que es profesora (no maestra). Ella es doctorada en lenguas y académica de literatura, está divorciada y tiene dos hijas.
La idílica y silenciosa playa sin nadie más que William a la vista de pronto es invadida por un familión ruidoso y entrometido, incluido un tumultuoso e impertinente grupo de jóvenes. Es la primera tensión que se instala. Sutil y difusa, como todo en esta historia.
Entre el grupo, hay una muy joven madre, Nina (estupenda Dakota Johnson, en todo sentido) que carga en sus brazos una niñita que casi no suelta a mamá. Entre ambas se establece una cierta relación. Nina, aunque es una joven vulgar y mujer de un turbio millonario, es, en ese rol de madre demandada, un espejo de Leda.
Desde ese momento los racontos se suceden en el metraje: Leda de joven (grandiosa Jessie Buckley) se transforma en la protagonista. Pequeños hechos cubren con un velo inquietante este luminoso lugar, donde también hay cabida para la diversión. Mientras, entre idas y vueltas al pasado, Leda y el espectador terminan de cerrar los pendientes.
Olivia Colman, Jessie Buckley (Wild Rose) y Dakota Johnson son las astillas que terminan de reconstruir a la mujer rota de La Hija Oscura.
¡Muy Buena!
Premiada en Venecia (mejor guion), ya suma 16 galardones y cuenta con 62 nominaciones.
La Hija Oscura (The Lost Daughter)
Esta es la película de animación que incluso le puede resultar atractiva a los adolescentes de la casa (¡lo que no es poco!): va justamente de una adolescente, Katie, que nunca ha podido encajar, pero en su canal YouTube ha ido creando sus propias películas y ahora se apronta para concretar el sueño de su vida: ir a estudiar cine a ¡California!
Su padre es un muy buen tipo, solo que está en las antípodas de los intereses de su hija. Rick ama las cabañas, el bosque, las herramientas (como los desatornilladores): un ser analógico a más no poder.
En principio esta es una historia padre-hija (y cómo volver a reencontrarse en el afecto), a la vez que una road-movie: para horror de Katie, su padre decide que toda la familia, perro incluido, la llevarán en la chatarra que tienen de auto a su universidad.
Pero lo anterior se transforma rápidamente en un thriller de ciencia-ficción con giros del todo inesperados y mucho humor.
La super creación del último geniecillo de Silicon Valley se le escapa de las manos y un ejército de robots controlados por una AI (Inteligencia Artificial) llamada PAL (voz de Olivia Colman) tiene literalmente en jaque al planeta.
Lo mejor de la película es que utiliza diferentes recursos audiovisuales, efectos digitales, tecnológicos, para poner en pantalla aquello que Katie y su pequeño hermano imaginan o graban con su celular, literalmente como chispazos de su imaginación.
18 premios y 36 nominaciones
La Familia Mitchell vs Las Máquinas
(The Mitchells vs. The Machines).
Dirección y guión: Michael Rianda y Jeff Rowe.
Voces: Abbi Jacobson, Danny McBride, Maya Rudolph, Michael Rianda, Eric André, Fred Armisen, Conan O’Brien, Beck Bennett, John Legend y Olivia Colman.
EE.UU./ Canadá/ Hong-Kong, 2021.
Duración: 1 hora 53.
(En Netflix).
Lo opuesto de la anterior, esta es una película muy sencilla, para niños más pequeños, bellísima de ver, de colores luminosos y apacibles, que van desde los tonos pastel a los anaranjados del desierto y las montañas.
Como lo dice su título, es un gran pretexto para mostrar la esplendorosa y variada naturaleza y fauna de Australia. En un Parque de Vida Silvestre, en un gran terrario, vive un grupo de animales muy diferentes y de poderes mortíferos: solo que son dulces y encantadores. Al revés del koala, que es adorado por todo el país pero que, a medio camino, descubrimos que el protagonista resulta ser un egoísta presumido y petulante.
Cuando este singular grupo decide escapar de su encierro se encuentra con la ciudad, el mar, los autos, las alcantarillas y un mundo del todo desconocido para ellos. Pero a pesar que el presentador del zoológico y su hijo van tras ellos, persisten en su intento, con la ayuda de otros animales que van encontrando a medida que se acercan a la naturaleza virgen.
Se trata de una animación de mucha calidad, con detalles ingeniosos.
Es una historia sin mucha sorpresa, pero encantadora y fácil de ver.
Animalia en Australia (Back to the Outback).
¿En serio aún no la han visto?
Aún tienen la oportunidad de gozar de una de las mejores películas de esta temporada. ¿Por qué?
Tal como les comenté cuando se estrenó: todo en Amor sin Barreras transmite emociones, primero en un bombardeo de colores, lucidos movimientos o enternecedoras escenas, y luego en la tensión que se instala cuando se adivina que en paralelo a la alegría sublime del amor adolescente se va gestando la tragedia.
El humor, la felicidad, la energía juvenil y la violencia apenas contenida se mezclan en un carrusel que no se detiene. Hasta que los momentos luminosos y coloridos ceden a las sombras y la opacidad.
En cada uno de estos estadios hay grandiosas secuencias, de aquellas inolvidables, incluso hasta el final.
Las coreografías y la música ¡subyugantes!
Amor Sin Barreras (West Side Story)
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