-¿Cómo estás viendo hoy a la derecha? Varios candidatos que, si se unieran podrían llegar a gobernar, pero cada uno está jugando para sí mismo.
-Lo encuentro preocupante. La encuesta de Black & White, que le da 25 puntos a Johannes Kaiser, muestra lo que podría ser una caída continua para los Republicanos. No sé si esta tendencia se mantendrá, pero lo que está demostrando es una fractura dentro del partido. Me pregunto qué va a hacer Republicanos. ¿Va a quedar en tercer o cuarto lugar, o se llegará a un entendimiento con alguno de los otros candidatos, como Kaiser o Evelyn Matthei?
Probablemente esto resulte en un debilitamiento significativo del partido y de su proyecto. Es probable que quieran llegar hasta el final, y eso puede ser tremendo. Si uno es pragmático, es probable que Kaiser genere una postura más dura, lo que podría llevar al centro político a alinearse con la centroizquierda, lo que, en mi opinión, no es lo que necesita el país.
-¿Que por falta de unidad nuevamente gobierne la centroizquierda?
-Lo que no podemos volver a tener en este país es un experimento de izquierda. Eso no lo podemos volver a tener nunca más. Lo que necesita Chile es un gobierno de centroderecha, pero más importante aún, un gobierno capaz de convocar una amplia mayoría, casi una unidad nacional. Hay tantas cosas relevantes que se deben hacer.
Primero, hay que legislar nuevamente en materia de educación. No es posible que la última reforma haya destruido la educación pública. Los emblemas son el Barros Arana, el Instituto Nacional y los liceos Bicentenario. Y ni hablar de las escuelas públicas.
Segundo, hay que volver a dar estabilidad y racionalidad política. Para ello, es necesario realizar una reforma política.
Tercero, hay que llevar a cabo una reforma tributaria que permita generar confianza y estabilidad para proyectos a largo plazo. Es fundamental derogar algunas trabas relacionadas con la permisología para avanzar más rápido.
-Hoy existe el consenso en que se debe volver a crecer.
-Ese es el camino que los países siguen para desarrollarse. El mejor momento económico de Chile fue la transición del gobierno militar hacia la democracia. Lo que se conoce como los 30 años, cuando se lograron los mayores acuerdos y, con ello, los mayores avances. Se derrotó la pobreza, se creó una clase media, y luego se vio estancado su desarrollo. Ahora necesitamos un impulso para seguir adelante, y eso solo se logra con crecimiento económico, que genera nuevas empresas y nuevos trabajos.
Todo se interrumpió con una política permisiva errónea que comenzó en el gobierno de Bachelet II, especialmente en materia de migración, reforma tributaria y educación.
-¿Cómo se corrige?
-Con amplias mayorías.
-¿Pero ve que la candidatura de Evelyn Matthei lo pueda lograr? ¿Estás trabajando con ella?
No, pero es la candidatura con la que más me identifico. Creo que ella está muy bien preparada. Es economista, fue diputada, senadora, ministra, jefe de servicio, alcaldesa. Conoce bien el Estado. En temas fundamentales como seguridad, tiene una visión clara, similar a la de Kaiser o Kast. En materia económica también tiene un enfoque sólido.
Creo que ella puede facilitar mucho más la convivencia nacional. Su discurso es más amplio. Lo valiente no es ser vociferante, es llegar a acuerdos para avanzar. Y ella tiene las condiciones para lograr esos acuerdos.
-¿Cómo está viendo la campaña de Matthei? Ha habido críticas sobre su falta de foco.
-La campaña está comenzando. Ningún candidato ha lanzado oficialmente su campaña. Tohá, Kast, Kaiser están en lo mismo: armando equipos. Además, entiendo que más de 70 chilenos quieren ser candidatos a Presidente, y comparto lo que dice la diputada Chiara Barchiesi: “Este gobierno dejó la vara tan baja que cualquiera cree que puede ser Presidente”. Yo creo que no es así. Chile ha tenido grandes presidentes desde el inicio de la República. Hoy, en cambio, vemos figuras débiles, comenzando por el actual presidente, que para mí no reúne todas las condiciones de un estadista.
-¿No cree que a Matthei le ha faltado consolidar su equipo?
-Creo que Evelyn tiene un buen equipo trabajando en este momento y los hemos ido conociendo. Te pregunto, ¿cuáles son los equipos de José Antonio Kast o Johannes Kaiser? Hasta ahora no los conozco. Tampoco los de Franco Parisi o ME-O.
-Usted fue candidato a consejero constitucional. ¿No le han invitado a ser candidato a Senador?
-Me han invitado, pero lo rechacé, porque lo mío no es la política contingente. Mi ámbito es el mundo empresarial. Creo que los empresarios son fundamentales y tienen la obligación de participar activamente en políticas públicas y expresar su opinión. Lamenté mucho que durante muchos años los empresarios guardaran silencio.
Hoy es distinto. Los empresarios ya expresan su opinión. Eso es lo que Chile necesita. Hoy, la presidenta de la CPC o de SOFOFA dicen claramente lo que piensan los gremios y las empresas sobre cómo mejorar el país.
-Pero vemos un distanciamiento entre la empresa y el mundo político, con leyes que se aprueban sin entender sus consecuencias a largo plazo.
-Por eso, es imprescindible una reforma política que nos permita tener, como en cualquier país desarrollado, cuatro o cinco bloques políticos que estudien y analicen las decisiones a tomar. No se debe legislar de forma intuitiva. Hoy, por ejemplo, el nivel de la Cámara de Diputados no está a la altura de lo que Chile necesita.
Necesitamos gente que entienda que sus acciones no deben estar enfocadas solo en la foto del momento, sino que deben considerar el impacto a largo plazo.
Un ejemplo que podemos hoy observar es lo que hizo la presidenta Bachelet en su segundo mandato que ha tenido un impacto negativo y nefasto para el desarrollo de Chile, y nos estancó en un 2% de crecimiento tendencial.
-Uno de los aspectos que menciona es que debemos avanzar en una reforma política que termine con la fragmentación y el proyecto enviado por el gobierno no la elimina.
-Lo que mandó fue una indicación. Dejémoslo claro, una indicación que en mi opinión no creo que prospere en el Congreso. Celebro la valentía del senador Alfonso De Urresti y otros más. Pongo a De Urresti, como ejemplo, porque demuestra la importancia de aquellos buenos políticos que se dan cuenta de que este fraccionamiento hace ingobernable cualquier gobierno, ya sea de centroizquierda o de centroderecha.
Estamos estancados. Debemos ordenar la casa, ser serios y ver al país en su conjunto. El país no solo necesita avanzar en derechos sociales, sino también preocuparse por quienes más lo necesitan. Algo que este gobierno no ha hecho. Se han enfocado en sus propios intereses, empezando por querer condonar el CAE, cuando lo que deberían hacer los profesionales es pagarlo para que otros puedan beneficiarse. Hay que volver a focalizar las políticas públicas y enfocarse en quienes realmente lo necesitan. Debemos centrarnos en el crecimiento, el desarrollo, la seguridad, y todas las áreas clave para el país.
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