Encuestas y ansiedad. Las últimas semanas en el oficialismo han sido de trabajo frenético examinando encuestas y consultando expertos electorales para tratar de descifrar el nivel de daños que sufrirá el oficialismo en las elecciones constituyentes del 15 y 16 de mayo (en las municipales la situación parece estar lejos de ser dramática; en la de gobernadores el escenario también es gris, pero sus implicancias son menos graves).
El calendario de la UDI. La UDI, a su vez, había elaborado un itinerario para que Matthei se definiera, el que también estaba amarrado a la fecha original de las elecciones: al día siguiente de los comicios, lo que significaba administrar la disputa con un plazo razonable antes del Consejo General que definirá al candidato.
Tal vez no exista mejor ejemplo de que manejar los tiempos en política es decisivo y que el precio de equivocarse puede ser alto. Sobre todo cuando está en juego la elección más importante del país de las últimas tres décadas.
No veo al Presidente como un líder empoderado para manejar una situación política y económica compleja que empeorará. Ni tampoco explicándole a la ciudadanía qué es lo que él quiere y necesita, cuál es su visión para salir del impasse político-económico-social y constitucional, sino más bien evadiendo la realidad, minimizando los errores.
Parece más aconsejable que el gobierno separe su suerte del texto propuesto por la convención, adopte una prudente distancia y analice con pragmatismo “todos los escenarios”, ya que su obligación seguirá siendo gobernar el país y no defraudar las esperanzas de cambio que anidan en la sociedad chilena.
Si vamos a recaudar más, es un imperativo moral asegurar que esos recursos públicos se gasten bien. Para que el gobierno tome en serio el rol del Estado en su lucha contra la desigualdad, debe tener a la vista que los esfuerzos en gastar bien son tres veces más efectivos que los esfuerzos en recaudar […]
Para poder discernir cuándo estamos frente a propaganda y cuándo frente al ejercicio de la libertad de expresión, el Servel ha interpretado que en caso de que ésta se contrate o sea pagada, es propaganda, sino, libertad de expresión. A mi juicio es una interpretación bastante reducida.
Son muchos los motivos de desazón frente al proyecto de la Convención, pero el más inquietante es la plurinacionalidad, pues constituye el germen de la división de Chile. Es, además, un injerto tomado de la Constitución boliviana. Cómo las cosas no pasan casualmente, ahora se entiende el papel de Elisa Loncón, que anunció la refundación […]