-China, Irán y Rusia tienen intereses geopolíticos en América Latina. ¿Hay una nueva guerra fría en el continente?
-Hay una nueva guerra fría, pero no es entre comunismo y capitalismo, sino entre democracia y autoritarismo. África ya está perdida, porque Rusia y China controlan todas esas autocracias. Y creo que el nuevo epicentro es América Latina, donde estos tres países tienen intereses.
Es una guerra que va por otros caminos. Por ejemplo, Putin opera en redes sociales, a través de medios como RT (canal de TV ruso) y de la agencia Social Design (que ha sido acusada de desinformar). Basan su fuerza en la construcción de narrativas políticas favorables a su ideología. Son amenazas reales.
-En Chile se ha hablado de cierta presencia de Hezbolá en el norte.
-Hezbolá e Irán han ampliado su presencia en el continente. Están muy metidos en Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba. Irán maneja otro instrumento armado de política exterior, que es Hezbolá. Aparte de la triple frontera (Brasil, Paraguay y Argentina), hoy es mucho más importante el papel de Hezbolá en Venezuela, porque es un epicentro del narcotráfico. Hezbolá está metido en oro ilegal en Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador y Perú. Asimismo, el propio gobierno chileno recibió información al respecto que le brindó la ministra Bullrich de Argentina.
-¿Cómo se infiltran?
-Lo que hacen es buscar debilidades en las comunidades libanesas y se infiltran por ahí. A través de eso se meten en negocios ilegales en cada país y crean células. Además, en Venezuela les dieron pasaportes, les limpiaron su trayectoria y pueden moverse por toda la región.
-Respecto de Venezuela, el candidato presidencial Edmundo González se exilió en España y fue obligado a reconocer el triunfo de Maduro.
-La diplomacia de un país como España no se puede prestar para eso. ¡La vergüenza que deben tener los españoles de que su embajada se haya prestado para esa presión de unos mafiosos contra un presidente electo! Es inaceptable, una vergüenza internacional. Creo que el 28 de julio Venezuela cambió, hay un nuevo escenario político interno que dejó claro que el pueblo no quiere más de lo mismo, de los 25 años anteriores.
-¿Pero el régimen sigue inamovible?
-Eso se está desmoronando pedacito a pedacito y nos falta saber cuál es el golpe que necesita para que se venga abajo. Falta presión internacional. Uno no entiende que EEUU amplíe las sanciones y no le quite las licencias a Chevron (empresa petrolera estadounidense que tiene filial en Venezuela). Por otra parte, González debería estar recorriendo el mundo como Presidente electo. Invitando a los estadounidenses a hacer un boicot contra Chevron. Si Edmundo salió por miedo, que es entendible, ya que está fuera debería hacer una mega campaña para movilizar al exilio venezolano. No lo he visto, no sé si es que no le da; si está enfermo o no quiere.
-Un tema importante en su biografía fue el secuestro que vivió en 1990 a manos del cartel de Pablo Escobar.
-Me dejó muchas cosas. Lo primero es que mi vida cambió. Yo era periodista y después del secuestro me volví también activista por la libertad. Dos, entendí la resiliencia del ser humano, de cómo aguantar ocho meses encadenado. Tres, me dejó un aprendizaje esencial y es que el narcotráfico es como un cáncer. Ustedes aquí están empezando a tener pedacitos de la violencia del narcotráfico. Este fin de semana pasado mataron a 36 personas y eso no es normal, no se puede normalizar. Esa violencia no se puede volver algo normal. Y lo que necesita es una actitud muy fuerte, una especie de quimioterapia, que tiene efectos colaterales, pero minimiza los daños. Esa es otra lección que parte de mi secuestro.
-Personalmente, ¿cómo logró sobrevivir 8 meses encadenado?
-Mi esposa y mis dos hijos que tenía entonces (hoy tengo cuatro), eran el elemento que me movía a vivir. Uno se acostaba todas las noches pensando “será esta la última noche”. Y uno se levantaba todos los días pensando “será este el último día”. Entonces ahí uno coge fuerza y entiende que la capacidad de sobrevivir a los episodios más difíciles es lo que ha logrado dejar al homo sapiens en la punta de la cadena en la Tierra. Explicación no le puedo decir cómo, lo único que le puedo decir es que aprendí muchísimo y en ese sentido mi vida cambió.
-¿Le gustó el libro que escribió García Márquez, Noticia de un Secuestro, que relata su experiencia?
-Yo no lo leí. No he visto nada del secuestro. A mi hijo un día le dije: “por qué no vemos El Patrón del Mal u otra serie sobre Pablo Escobar”. Me dijo: “yo no voy a ver una serie sobre el señor que casi me deja sin papá”. Eso fue 30 años después del secuestro. Él tenía año y medio cuando me secuestraron. Es una parte de mi vida que tengo bien guardadita y que prefiero dejar ahí.
-Se murió Pablo Escobar, pero el narcotráfico sigue muy fuerte.
-Se necesita una quimioterapia, que no necesariamente cura, pero minimiza el daño. Aquí muchos dicen legalizar, pero los delincuentes no van a dejar el negocio. En los lugares de EEUU donde la marihuana se ha legalizado el tráfico sigue, el consumo está disparado y los efectos de salud pública en cinco o diez años van a ser catastróficos.
-Usted fue vicepresidente con Álvaro Uribe, pero no participó del gobierno de su primo.
-Tengo muchas diferencias políticas. Colombia iba en la dirección correcta en 2010, Juan Manuel Santos la cambió. La lucha contra las drogas iba muy bien, pero él hizo un acuerdo con las Farc, creció el tema de las drogas, dividió al país, excluyó a la mitad y por eso perdió el plebiscito de 2016. Le dio un golpe de estado a la democracia al no aceptar el resultado y seguir con un proceso de paz que no tiene legitimidad. Es parte de mi familia, eso es otra cosa. Cuando nos vemos hay un saludo muy cariñoso.
-¿Pero es cierto que él estuvo detrás de su despido de su popular programa de radio?
-Sí claro. Totalmente. Él llamó a los dueños de la emisora y les dijo “bueno, hagan el favor: o lo sacan o ustedes van a tener otros problemas peores”.
-¿Cómo observa el gobierno de Petro?
-Me preocupa muchísimo porque esta desinstitucionalizando el país. Nadie invierte un peso en Colombia, porque está acabando con la certeza jurídica y ni hablar de la seguridad. Ustedes lo vieron en el discurso de la ONU diciendo que el petróleo es peor que la coca. Esa ha sido su actitud frente a la droga, que está creciendo inmensamente. Hemos retrocedido y las organizaciones criminales controlan un montón de territorio. Es el populismo del siglo XXI que destruye lo construido.
-¿Y a Boric lo incluye en ese populismo?
-En el tema de Venezuela ha sido muy contundente y muy claro. Cuando dijo que en Venezuela hay un golpe de estado; y cuando no aceptó lo que Lula y Petro querían, que es darle un poco de oxígeno a Maduro. Ha mostrado coraje democrático.
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