Este año hemos vivido un verdadero frenesí legislativo en materia pesquera. Un debate que parece desconectado de las prioridades ciudadanas y de lo que se esperaría para un país que está creciendo al 2%. Con más de 30 años de experiencia en una empresa pesquera, creo que estamos ante un proceso que está impactando en la certeza jurídica de un sector productivo completo, que solo en la Región del Biobío genera 6.500 empleos y un encadenamiento productivo con 372 pequeñas y medianas empresas, que emplean a 4 mil trabajadores.
Parecen solo cifras, datos, estadísticas, pero estamos hablando de miles de familias que por 100 años han contribuido al desarrollo de una industria capaz de dar seguridad alimentaria al mundo. Por eso es frustrante ver un debate tan sesgado, que solo responde a eslóganes y a discursos que no siempre aportan a construir un mundo mejor para todos.
El debate parece solo centrarse en una falsa rivalidad entre la pesca artesanal y la industrial. Una disyuntiva carente de lógica, ya que la sinergia es enorme. Solo en 2023, Blumar se abasteció en un 60% de la pesca artesanal. Sin ella, no podríamos haber alcanzado los volúmenes de venta, y, sin nosotros, ellos no habrían podido comercializar su trabajo. ¿Por qué insistir en ponernos como enemigos?
Lamentablemente, el eslogan y la cuña fácil han dado paso a malas ideas regulatorias. Testimonio de esto es la idea de licitar cuotas, que no ha funcionado en ninguna parte del mundo. Más recientemente, se ha dado el fast track de fraccionamiento, que deja en una situación compleja la estabilidad y desarrollo de la pesca industrial en la Región del Biobío, que ha hecho inversiones millonarias para lograr tener una flota moderna, capaz de pescar jurel en alta mar y traerlo en condiciones óptimas de frescura a las costas para dar alimentos nutritivos al mundo.
Esta capacidad no la tiene el sector artesanal, cuya pesca sólo puede ser destinada a la fabricación de harina de pescado. ¿Se ha estudiado el impacto económico que esto tendrá en el país? ¿Es consecuente con asegurar la disponibilidad de alimento para las personas que se está impulsando mundialmente?
Lo que se está haciendo en materia regulatoria no tiene una explicación técnica ni social, y solo está poniendo en riesgo la posición competitiva de Chile. Las inversiones de las empresas pesqueras están detenidas, dada la incertidumbre y amenaza permanente a las que estamos expuestos. Si el objetivo es estimular el crecimiento, no estamos avanzando en la dirección correcta.
Es urgente establecer un diálogo real con las autoridades para lograr una buena Ley de Pesca para Chile. Necesitamos una regulación que tome lo mejor de la actual normativa y perfeccione lo necesario, para que el mar siga siendo una fuente de alimentos para todos. En 2013, la FAO analizó la regulación chilena y confirmó que esta fortalece la sostenibilidad y la pone en el centro, pero que hay oportunidades de mejora.
Llegó el momento de que todos los que creemos en la pesca con futuro nos unamos en un espíritu de construcción público-privado que mejore la calidad de vida de los chilenos, especialmente de quienes viven en las zonas costeras. Es urgente que se respete el estado de derecho y las reglas establecidas por el Estado para desarrollar las actividades productivas. Sin certeza, es imposible el desarrollo.
Construyamos un debate en el que dejemos de lado la odiosidad, la ideología y los discursos de terceros con intereses desconocidos. Pongamos el futuro por delante, impulsando la inversión y el desarrollo regional.
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— Ex-Ante (@exantecl) July 10, 2024
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¿Existen en verdad procedimientos que eviten abrir las puertas de la empresa a individuos peligrosos, incluyendo los que carecen de conciencia y, por lo tanto, de capacidad para adaptarse a reglas distintas de las que dicta su limitada conciencia?
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