La tercera cuenta pública del gobierno del presidente Boric fue nuevamente una extensa y por momentos tediosa lista de logros y anuncios. Aunque se habló de todo, el mensaje tuvo seis prioridades, dos de las cuales tenían un fuerte énfasis económico, en crecimiento y desarrollo.
El discurso del presidente de este año se enfocó en materias muy distintas de las que motivaron el programa de gobierno y que lo llevaron a la Moneda. En buena hora. El primer lugar lo ocupó la seguridad pública, algo de todo sentido, considerando la preocupación de la ciudadanía frente a este tema que muestra la mayoría de las encuestas.
En segundo lugar, estuvo el crecimiento económico y más adelante se habló de desarrollo, enfatizando el potencial del país en energías renovables, cobre y litio. Mientras en otras instancias se enfatizó los esfuerzos para seguir profundizando la inserción internacional de nuestro país. Otro cambio positivo.
La mayoría de los anuncios más relevantes en materia económica fueron anticipados en los días previos. Sabíamos que el centro del discurso se centraría en enfatizar el logro de la estabilización de la economía, en el acuerdo con la CUT para avanzar en una negociación multinivel y en el próximo envío de un proyecto de ley para subir impuestos.
Más allá del discurso y el hecho de que en el papel el crecimiento económico aparezca como una prioridad, la cuenta pública tiene muy pocas medidas que apuntan a incentivar la inversión, impulsar el empleo y elevar la productividad. Al contrario, diversas medidas anunciadas apuntan exactamente en la dirección opuesta. Aunque es positivo, no podemos conformarnos con el proyecto de ley de permisos sectoriales que está en el Congreso, si día a día conocemos que distintos proyectos de inversión enfrentan dificultades para concretarse.
En materia laboral, la negociación colectiva multinivel rigidizará el mercado del trabajo y está lejos de ser lo que el país necesita para “resolver los desafíos de un mundo del trabajo que cambia rápidamente”. ¿De verdad el gobierno piensa que esta es la forma? El país necesita profesionales mejor preparados y un mercado laboral más flexible y moderno.
En materia de impuestos, si de verdad se quiere despejar la incertidumbre, el camino no es un nuevo proyecto de ley para subir la carga tributaria. El camino debería ser uno que entregue a las empresas estabilidad tributaria y condiciones preferentes para desarrollar proyectos de gran envergadura que generen empleos, aporten innovación y contribuyan al desarrollo económico.
El presidente se muestra optimista sobre el desempeño de la economía. Según él, si este año la economía crece 2,7% como proyecta Hacienda, quedará demostrado que el país no está condenado a crecer al 2%. Este diagnóstico es preocupante porque confunde algo básico como es diferenciar el ciclo de la tendencia y puede llevar a las autoridades a pensar que no se necesita hacer mucho más para crecer.
El foco debería estar en el largo plazo y, como sabemos, las proyecciones del Banco Central, de organismos internacionales y de los expertos convocados cada año por Hacienda confirman que nuestra capacidad de crecimiento sí está en torno a 2% anual. Esto no se resuelve con una mirada optimista, se resuelve con acciones.
En lo relativo a la estabilización de la economía -algo que también sabíamos que sería un eje del discurso-, se mencionó un par de veces al Banco Central, casi como un actor secundario en este logro y faltó autocrítica. Es cierto que la economía está saliendo de un período de fuerte incertidumbre e inestabilidad, pero esto no es algo que surgió de la nada.
Buena parte de los integrantes del gobierno y de los políticos que lo apoyan estuvieron detrás de esta inestabilidad, algunos respaldaron la violencia el año 2019, muchos apoyaron los retiros de fondos previsionales y casi todos estuvieron detrás del primer proyecto de reforma constitucional, que fue una de las mayores fuentes de inestabilidad de los últimos años.
Afortunadamente la población rechazó esa iniciativa y el Congreso votó en contra de la reforma tributaria (otra fuente de incertidumbre). No es gracias al gobierno que la economía se estabilizó -excepto por el ajuste del gasto público el año 2022-, sino que es a pesar del gobierno.
En distintas ocasiones se criticó el pesimismo de los inversionistas locales, a diferencia de lo que el gobierno percibe fuera de Chile. Es cierto que el país sigue siendo visto desde el exterior con buenos ojos, porque somos un país que destaca en la región, pero también es cierto que hemos ido perdiendo atractivo luego del estallido social, por un entorno que hace cada vez más difícil materializar proyectos de inversión en un ambiente de permanente incertidumbre sobre las reglas del juego y de incerteza tributaria.
Si a esto sumamos los constantes ataques del gobierno al mundo empresarial y los proyectos de ley que apuntan a rigidizar el mercado laboral y elevar los costos de producción, es claro por qué el ambiente interno es más negativo. Cada vez es más difícil emprender e invertir en Chile y parece no haber conciencia en el gobierno de ello.
Los anuncios de esta Cuenta Pública fueron mucho más allá de lo económico y su materialización en diversos casos requerirá recursos en un contexto de fuerte estrechez fiscal. En este sentido, una buena práctica para estas instancias debería ser acompañar los anuncios con la estimación de sus costos, de manera de identificar con mayor claridad las prioridades -si se ponen los recursos donde se pone el relato- y sobre todo para que la ciudadanía conozca la factibilidad financiera y en consecuencia el realismo de lo que se está prometiendo.
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