La izquierda está fragmentada, con crecientes enfrentamientos entre el FA, el PC y el Socialismo Democrático, contradicciones no resueltas en el seno de una coalición que no tiene un proyecto compartido y que se mantiene unida solo porque están el gobierno. Y es muy difícil ganar cuando se es parte del corazón de un gobierno mal evaluado. Cuando la mayoría de la sociedad anhela un cambio.
Un punto de inflexión. Todo apunta a que, en la primera quincena de marzo, Carolina Tohá dejará el gobierno y anunciará el lanzamiento de su precandidatura presidencial. El camino se le habría despejado con la decisión irrevocable de la expresidenta Bachelet de no ir por un tercer mandato.
- Eso marca un punto de inflexión para la alianza de gobierno y su proyecto, compartido por Tohá, de perseverar en la tesis de la unidad de toda la izquierda sin exclusiones; solo que ahora bajo el liderazgo de una militante del denominado socialismo democrático.
- Su candidatura es un intento de resolver la crisis de liderazgo que atraviesa el sector y, al mismo tiempo, un reflejo de la necesidad de proyectar una izquierda capaz de dialogar con el centro político sin perder su esencia.
- El oficialismo, ha enfrentado dificultades para consolidar un liderazgo natural de cara al 2025, pues no ha logrado en todos estos años establecer un referente capaz de aunar a todas sus facciones.
- En este contexto, la irrupción de Tohá, con su experiencia como ministra del Interior y su pasado como presidenta del PPD y alcaldesa de Santiago podría ser una alternativa que compatibilice gobernabilidad con identidad progresista.
Camino cuesta arriba. Sin embargo, no la tiene fácil. Su candidatura no es del agrado del accionista mayoritario del socialismo democrático, el Partido Socialista, que había apostado todas sus fichas a convencer a la expresidenta Michelle Bachelet para que asumiera el desafío.
- Su hostilidad hacia la ministra Tohá ha sido pública y notoria. Su máximo órgano directivo acordó formalmente hace un tiempo apoyar a un candidato de sus filas, rechazando expresamente la idea de una candidatura conjunta con el PPD en las primarias oficialistas.
- Para el PS-que ha sido el pilar que sostiene al gobierno- resulta muy complejo, por no decir humillante, aceptar que la abanderada del oficialismo sea militante del PPD, el partido más precario dentro del socialismo democrático.
- Un problema que se podría resolver con el apoyo explícito a su candidatura de Michel Bachelet, algo que, todo indica, es altamente probable que ocurra.
- Bachelet siempre fue ambigua, nunca dijo categóricamente que no y se retiró a su casa de veraneo para “meditarlo”, lo que llevó a algunos socialistas a creer que existía la posibilidad cierta de que terminaría aceptando. –
- Era sin duda la mejor candidata, la figura indiscutida de unidad que habría concitado el apoyo unánime, hasta la DC, generando un nuevo clima de optimismo y esperanza en el oficialismo.
- Además, a diferencia de Tohá, aparecía como mucho más competitiva, aunque distante, en las encuestas frente a Evelyn Matthei.
Unidad más aparente que real. Su negativa provoca un “bajón” enorme en el estado de ánimo de las huestes, dejando un vacío que debe ser llenado con una “segunda opción” capaz de concitar respaldo transversal. Ser esa “second best” es la apuesta de Carolina Tohá.
- La unidad de la izquierda chilena es más aparente que real. Es un “matrimonio por conveniencia” en el que conviven partidos que tienen profundas diferencias ideológicas, colectividades democráticas con otras que no lo son tanto.
- Porque en Chile, a diferencia de lo que acontece en Europa, no existen los llamados “cordones sanitarios” que rechazan las alianzas con fuerzas que apoyan dictaduras.
- La izquierda esta fragmentada, con crecientes enfrentamientos entre el Frente Amplio, el Partido Comunista y el socialismo histórico, contradicciones no resueltas en el seno de una coalición que no tiene un proyecto compartido de país y que se mantiene unida solo porque están el gobierno.
- Si bien Tohá tiene la capacidad de atraer a sectores del socialismo y del progresismo más moderado, enfrentará serios desafíos en su relación con la izquierda más dura.
Rostro del Apruebo. Hoy Tohá es una crítica del rol que jugó el PC y el PS en el proceso constitucional, acusándolos de “empujar más de la cuenta”, olvidando que fue ella uno de los principales rostros del apruebo, que llegó a decir que se le “revolvía el estómago” al ver a sectores de izquierda apoyar el rechazo.
- Como siempre ocurre en política, cuando oteando el horizonte se huele una posible derrota las contradicciones internas se agudizan. ¡Es sálvese quien pueda!
- El dilema de la izquierda es claro: ¿Si Tohá lograra articular una candidatura de consenso, podría consolidar una opción competitiva capaz de derrotar al centro derecha? Una pregunta difícil de contestar en la afirmativa.
- Todo indica que tendrá que medirse en unas elecciones primarias contra varios candidatos y/o candidatas, incluyendo una carta del Partido Comunista, del Partido Liberal de la Democracia Cristiana y hasta del PS.
- Pese a todas las dificultades, Tohá es una política resiliente, preparada, inteligente, con experiencia, trayectoria, dialogante, que maneja los temas y que ha demostrado capacidad de construir acuerdos.
- Con un buen desempeño en una cartera muy difícil como es el ministerio del interior. Por lo que será una adversaria que la derecha no se puede dar el lujo de menospreciar.
La heredera de Boric. Ello pese a que correrá con viento en contra, como le pasó a Kamala Harris. Es muy difícil ganar cuando se es parte del corazón de un gobierno mal evaluado. Cuando un alto porcentaje de la población piensa que está mucho peor que antes y anhela un cambio.
- ¿Podrá Tohá construir una narrativa que la desligue del desgaste del gobierno sin alienar a la base oficialista? Recientemente ha dicho que las agendas del progresismo “no pueden ser una lista de reivindicaciones, que tienen que ofrecer una mirada de sociedad y que debe abandonarse la política identitaria, dejar de hablarle a grupos particulares”.
- Que la derecha avanza en proponer una “idea de cómo arreglar los conflictos en la sociedad y engancha con las necesidades y los temores de la ciudadanía”.
- Como ministra del interior ella es la “encarnación” del gobierno, la heredera del presidente Boric, que dicho sea de paso la está respaldando con todo, con sus luces y sombras, y que no ha podido alcanzar el tercio histórico de la izquierda chilena.
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