La carrera por la vacunación masiva comenzó este 8 de diciembre cuando el Reino Unido se adelantó al resto de Europa con su propia campaña, y comenzó a ponerle a sus adultos mayores la vacuna de Pfizer y BioNTech. Estás son algunos factores a tomar en cuenta por el resto de los países.
Competencia. La decisión británica de iniciar la campaña de vacunación echó por tierra los esfuerzos por coordinar internacionalmente la respuesta al Covid-19. De hecho, la Unión Europea mantiene su plan de avanzar conjuntamente. Pero Reino Unido no es el único que avanza en solitario.
Promesas y problemas de producción. El Reino Unido dispone de las primeras 800.000 dosis de la vacuna de Pfizer —que están siendo fabricadas en Bélgica—, pero la empresa ha rebajado, por problemas en la velocidad de la producción, de 40 a 20 millones el número total que enviará al país en una primera entrega.
Precisamente la carrera desatada con la aprobación en diversos países pone en duda la capacidad de las farmacéuticas de responder a la demanda.
Temperatura. La necesidad de mantener a -70° centígrados la vacuna de Pfizer, y las complicaciones a la hora de fraccionar en cargamentos inferiores las 975 dosis que lleva cada nevera portátil, aumentó las complicaciones para la vacunación en suelo británico.
Acuerdos con varios laboratorios. Como lo han hechos varios países, incluido Chile, el Gobierno británico ha puesto sus esperanzas en distintos laboratorios, por lo que el Vaccine Taskforce, el organismo que coordina toda esa empresa, ha encargado un total de 375 millones de dosis de los siete ensayos más exitosos.
Distribución. Si bien las dosis que comenzaron a ser aplicadas en la población británica fueron trasladadas desde Bélgica en camiones, en un esfuerzo perfectamente coordinado, los países y las empresas de logística se esfuerzan por prepararse para el desafío sin precedentes de enviar millones de dosis a temperaturas cuidadosamente controladas. Un reto que crece cuando se trata de las naciones pobres, con una infraestructura y un aparato estatal frágiles.
Dosis necesarias. La mayoría de las vacunas, como la de Pfizer, Moderna y Sinovac, requieren dos dosis administradas con un intervalo aproximado de tres semanas.
Alérgicos. La vacuna de Pfizer y BioNTech que comenzó a ser aplicada en Reino Unido no debería ser suministrada a todos aquellos pacientes que tengan un historial relevante de reacciones alérgicas a otras vacunas, medicamentos o alimentos. Así lo aseguró al menos Autoridad Nacional británica de Regulación Sanitaria (MHRA), luego de que dos integrantes del personal de salud sufrieron reacciones anafilactoides tras recibir inyecciones el martes, algo que no se observó durante los ensayos clínicos.
Inmunidad de rebaño. Los expertos desconocen qué porcentaje de personas debería vacunarse para lograr inmunidad masiva o “de rebaño” contra el Covid-19.
Desinformación. Junto con llevar adelante el desafío de llevar la vacuna a la población, los expertos europeos en salud están avisando de la importancia de educar a la población y persuadirla de que apoye este programa de vacunación. Eso porque hay temores de que la desinformación sobre las vacunas y el hecho de que se desarrolló en un tiempo mucho menor de lo habitual abra la puerta para que muchas personas sean reticentes a ponérsela.
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