“Como un pueblo sin ley”: Así describen los vecinos el barrio San Diego, donde fue herido de muerte un policía este domingo

Una cinta amarilla de Carabineros de Chile, en San Diego con Coquimbo, es la única evidencia que queda de la muerte del carabinero Rodrigo Puga a la salida del Teatro Caupolicán la madrugada del domingo. Se ubica dentro del cuadrante de las calles Matta, San Diego, Coquimbo y Arturo Prat, que el año pasado concentró al menos 108 casos policiales.

Hacia el norte está la librería de Luis Rivano (1932-2016), el inolvidable escritor chileno, que fue carabinero durante 12 años y retrató los bajos fondos en novelas como “Esto no es el paraíso”, elogiada por Alone. En la misma calle estaba “El Rincón de los Canallas”, restaurante semi clandestino, famoso en los 80 y 90, al que se entraba diciendo una contraseña.

Llegó a ser una de las calles más transitadas de Santiago, pero fue quedando atrás cuando cambió su dirección de sur a norte y el Metro decidió no poner una estación en San Diego. Tiene partes dedicadas a los libros usados, a las bicicletas, a los repuestos y a un costado se encuentra la hermosa Iglesia de los Sacramentinos, cuya estampa recuerda a la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre. Hacia el sur conecta con el Persa Bío Bío.

Barrio peligroso. En los últimos años, sin embargo, ha hecho noticia por la crónica roja. El domingo, pasadas las 4 de la mañana, el Sargento 2do. Rodrigo Puga Herrera, de 38 años, recibió un disparo en circunstancias confusas. Tenía 17 años y 7 meses de servicio, 2 hijos, era de la dotación de la 3ra. Comisaría Santiago Central. En su hoja de vida tenía 3 felicitaciones.

Puga estaba de civil, trabajando como guardia en una fiesta en el Teatro Caupolicán llamada Dame, de tendencia LBGTIQ+. Hubo incidentes y Puga, junto a su compañero, Javier Molina (27), también carabinero de franco, trataron de intervenir. Este último se habría tropezado y disparó dos balas, una de las cuales impactó en el abdomen de Puga, quien murió en la Posta Central a las 8 am.

Falta grave. El subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, dijo que era una falta grave que carabineros trabajen como guardias privados. Molina fue dado de baja. El coronel de la Prefectura Central Fernando Albornoz señaló: “Hay pericias que establecen que el segundo carabinero (Molina), efectivamente fue ubicado en el lugar del sitio del suceso. Está confeso con respecto a esta situación. No obstante ello, las pericias que se ejecutan no son inmediatas. Se debe comprobar científicamente que el arma que percuta el proyectil corresponde efectivamente a la que dio muerte al carabinero y que consta que sea de propiedad de este carabinero”.

El 7º Juzgado de Garantía de Santiago informó que acogió solicitud de Fiscalía y amplió la detención por 72 horas del ex policía imputado por su participación en homicidio de Puga. Según fuentes de Carabineros había un tercer policía que trabajaba como guardia: una cabo que también fue dada de baja.

En el barrio circulan varias versiones sobre el episodio. Una mujer que tiene un puesto de comida, dice que llegó el domingo a trabajar en la mañana, pero su sector estaba cerrado con cintas amarillas. “Lo que se sabe es que lo balearon en esta esquina, San Diego con Coquimbo. Se tropezaron, salió un disparo y uno de ellos quedó gravemente herido. Por acá en las noches aparecen bandas de delincuentes coludidos con indigentes que duermen en la calle Coquimbo”.

En la mencionada calle hay dos jóvenes vagabundos que duermen en viejos colchones sobre la vereda. “Me avisaron que nos van a sacar de acá, porque tenemos mucho desorden y nos acusan de todo”, se queja uno. Hay botellas de cerveza, basura y ropa tirada. Pero señalan no haber estado el domingo pasado.

“Salir con cuchilla”. “Es como un pueblo sin ley”, agrega Cynthia, que trabaja en una tienda de San Diego frente al lugar de los hechos. Dice que el barrio está súper malo, que tiene que salir con cuchilla para defenderse. “Uno ve a los delincuentes paseando con pistola sin vergüenza. Por eso uno tiene que salir armado en este barrio”.

Otra persona que trabaja hace años en un negocio de bicicletas dice que hay una mafia de gente que viene acá cuando hay eventos y se presentan como cuidadores de autos. “Pero no tienen permiso y se ponen a cobrar hasta 15 mil pesos por cuidarte el auto. Conviene pagar porque si no, te roban o te pegan. Después se ponen a carretear ahí en la esquina fumando a vista y paciencia de todos droga, cocaína, copete”.

Un hombre mayor que trabaja durante el día cobrando el parquímetro municipal confirma esta versión. “Cuando hay recitales o fiestas llegan 6 o diez tipos muy agresivos, que te amenazan, y se adueñan de la calle, cobrando 6 mil o más pesos. Y  eso que se van antes de que termine el show. Otro problema que tenemos es que se llena de ambulantes de comida, ocupan las veredas donde trabajamos y se arman peleas”

Además, según varios vecinos, en las calles aledañas hay venta de repuestos de autos robados. “Acá en San Diego con Diez de Julio llegan muchos repuestos que se sabe que son robados. Me di cuenta porque me robaron el flujómetro de mi auto. Lo encontré en uno de esos locales. Me lo vendieron a 50 lucas, cuando en realidad valía 400 lucas. Los mismos ladrones te lo venden”, dice un taxista.

Ola de crímenes. La muerte de Puga se suma a la de otro carabinero el año pasado. En la noche del 5 de abril del 2023 mientras se realizaba fiscalización de vehículos por avenida Matta, luego de que vecinos denunciaron disparos cerca del Teatro Caupolicán, el cabo primero Daniel Palma se acercó a un auto sospechoso. Recibió una bala desde el interior del vehículo. Fue trasladado a la Posta Central donde falleció en la madrugada.

No es el único incidente que preocupa a los trabajadores y habitantes del barrio. Este mismo 25 de agosto la Fiscalía Metropolitana Centro Norte allanó una “casa de tortura”, ubicada en la esquina de calle Lord Cochrane con Sargento Aldea. Según información policial, el domicilio está relacionado con dos crímenes recientes, cuyos cadáveres se encontraron en María Pinto y San José de Maipo. En el lugar, donde se detuvo  a una persona de nacionalidad venezolana, habría indicios de la ocurrencia de delitos de secuestro.

El año pasado, el 12 de diciembre, personal de la Municipalidad de Santiago y Carabineros desalojaron un cité en calle San Diego, entre Matta y Coquimbo. La alcaldesa  Irací Hassler dijo que había un listado de 85 propiedades a desalojar y que esa era la número 26. Además, contó que se instalará una cámara para vigilar el lugar y evitar que sea nuevamente tomado. En el cité había tráfico de drogas, subarriendo abusivo, fiestas clandestinas y amenazas a comercios cercanos. “Pero hace poco los mismos tipos se cambiaron a una casa de calle Aconcagua, aquí cerca”, dice un empleado de la tienda de bicicletas de Juan Mena.

Una persona que trabaja en Uber comenta que ha tenido que llevar a pasajeros al barrio a una discoteca bar clandestina que funcionaba hasta hace poco en la aledaña calle Lincoyán Berríos cerca del estacionamiento del Teatro Caupolicán. Los locales que colindan con el tradicional centro de eventos, con capacidad de 7 mil personas, donde han actuado Iron Maiden y Bob Dylan, y donde en octubre tocará dos noches Andrés Calamaro, cierran a las cinco de la tarde. “Después es peligroso”, dice un trabajador de la fuente de soda Los 80, que cerca de la 1 pm está vacía.

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