Desde el comienzo, el foco de la reforma de pensiones debiera haber sido la mejora de la tasa de reemplazo que otorga el sistema, la cual consiste en cuánto se recibirá como jubilación en relación con el sueldo. Además de saber cuál es el monto que queremos alcanzar en esta materia, debiéramos tener claridad acerca de cuánto es ésta en la actualidad y cómo estamos al compararnos con otras economías. Sin embargo, la discusión actual de pensiones partió con el pie izquierdo, centrándose en la “repartija” del 6% de cotización adicional y la insistencia de agregar un componente de reparto para las jubilaciones, es decir, que parte de las cotizaciones de los jóvenes financien a quienes se van retirando.
Mientras tanto, y como siempre, nos comparamos con la OCDE sin realizar los ajustes correspondientes por las diferentes formas de cálculo de las tasas de remplazo. No reparar en este punto, puede llevarnos a diagnósticos errados en materia de reformas más allá del diagnóstico de bajos sueldos que es una realidad en Chile. Una cosa sí está clara: para mejorar las pensiones, se debe por un lado aumentar la cotización que ha quedado estática en el tiempo desde hace 40 años, y por otro, se debe seguir perfeccionando el régimen de inversión actual.
Por suerte, a medio camino de la discusión, apareció el tema de las diferentes formas de cálculo de las tasas de reemplazo que, tal como lo mencionábamos, era el lugar por el cual debiéramos haber empezado antes incluso de hacer comparaciones o diseñar políticas públicas. Un aporte fundamental en este punto fue el de David Bravo, quien demostró que si se calculara con el estándar de la OCDE (que considera la remuneración líquida promedio de la vida activa del trabajador) la tasa de remplazo que entrega el sistema en Chile sería un 50% mayor que lo reportado. En dicho estudio también quedó en evidencia que, como consecuencia de los retiros, los montos se han visto negativamente afectados. Esta situación, hace aún más necesario un aumento de la cotización y la obtención de una mayor rentabilidad en de los ahorros, en un mercado de capitales ahora debilitado y bastante menos profundo.
Pero, la realidad nos muestra que vamos un pasito para adelante y dos pasos para atrás. Increíblemente, ahora en el Congreso se está discutiendo sobre el traspaso de un porcentaje de afiliados antiguos del sistema entre una AFP a otra, a través de una licitación. De aprobarse esto, no solo no es una medida en pro de la mejora de las pensiones, sino que puede directamente empeorar la tasa de reemplazo que se busca mejorar. En un mundo donde todas las inversiones fueran en activos líquidos quizás esto no tendría mayores consecuencias. Sin embargo, esto no es así en el caso de los activos alternativos. En los últimos años, y buscando aumentar la rentabilidad de los fondos se ha autorizado la inversión de un porcentaje cada vez mayor de las carteras en activos alternativos, los que se caracterizan justamente por su falta de liquidez, medida que también llegó tarde. La licitación de cotizantes antiguos se constituirá en un freno a la inversión en dichos activos alternativos y tendrá un efecto negativo en el mercado de capitales y sin duda en la rentabilidad de las pensiones.
La licitación de afiliados que ya tienen recursos invertidos implica la venta de parte de los activos de una cartera. Pero será esta licitación la que terminará desincentivando la inversión en activos alternativos, debido a que los contratos firmados entre partes involucradas en este tipo de activos no contemplan “traspasos de cartera”.
En los hechos, la existencia de ciertos fenómenos como la rentabilidad negativa al inicio de la vida de un fondo de private equity, junto con la cláusula de no-discriminación conducirán a que finalmente no se materialice este tipo de inversiones. Finalmente, la decisión de no invertir en activos alternativos conducirá a menores tasas de rentabilidad para las pensiones obteniendo entonces menores tasas de reemplazo.
Cuento corto, por una medida que busca una mayor competencia se obtendrán menores tasas de reemplazo. Si bien esto pareciera ir en contra de toda teoría económica que señala que una mayor competencia mejora la eficiencia de los mercados; en este caso buscar nuevos actores que sean diferentes a las AFP, derivará en menores pensiones. Lo cierto es que se sabe hace rato que, en la realidad, los mercados financieros no son eficientes en su forma fuerte.
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David Bravo y el informe de la comisión técnica de pensiones: “Es un tremendo avance”.https://t.co/iMDRtLkK6F
— Ex-Ante (@exantecl) July 9, 2024
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