Este domingo tendremos un nuevo presidente, elegido por una mayoría de los chilenos. Pero sin duda esa mayoría se encuentra matizada por los apoyos de primera vuelta donde Kast ganó con el 28% y Boric con un 26%.
Esta es la verdadera base de apoyo de cualquiera de los dos candidatos que gane la elección. Y no tenerlo en cuenta, ilusionándose con la mayoría obtenida este domingo en la segunda vuelta puede ser un gran error en la manera de enfrentar el inicio de su gobierno.
El presidente Sebastián Piñera en las elecciones del 2017 vivió este mismo fenómeno de ganar con votos prestados. Obtuvo un 36% en la primera vuelta y un amplio triunfo del 55% de los votos en segunda vuelta, el que fue usado como diagnóstico de amplio respaldo ciudadano a su gobierno y programa lo que fue desmentido rápidamente por los hechos.
El congreso actual, al igual que el nuevo que asumirá en marzo mantiene las características de fragmentación y polarización, que hacen tan difícil la construcción de mayorías y acuerdos. De hecho Jose Antonio Kast tiene 14 diputados y un senador de su coalición, aunque se asume que habría un acuerdo de gobierno con los partidos de ChileVamos que aportaría sus 54 diputados y 24 senadores, en el caso de triunfar el domingo. Para Boric la situación es bastante parecida cuanta con 37 diputados del Frente Amplio mas el partido Comunista y solo 5 senadores, sus opciones dependen de acuerdos con la ex concertación u otros grupos pequeños de izquierda.
Así vemos que tanto en el ejecutivo como en el legislativo el uso de la palabra mayoría se hace difícil, con la inestabilidad que esto mismo genera.
Ahora en ambos candidatos hemos visto un cambio profundo hacia una mayor moderación de sus propuestas y mensajes, quizás como una estrategia electoral pero para no e de todas maneras termina reconociendo que no alcanza con el mismo programa ni discurso de la primera vuelta, y que para ganar debieron solo moderar sino cambiar sustancialmente lo que ofrecen hacer en el gobierno de ser elegidos como presidente.
Sin duda que en los cambios vividos por Kast y Boric en estas semanas, la credibilidad de los mismos va a jugar un rol decisivo. Aunque haya sido solo por estrategia cada palabra dicha en esta segunda vuelta para parecer más moderado los endeuda con los electores que los llevarán a ganar. Y no será tan fácil para ninguno de los dos desconocerlas después del trinando.
Entender que estos votos prestados que necesitan para ganar la elección, son la más frágil de las relaciones posibles, lejos de ser verdaderos partidarios son circunstancialmente tan decisivos como esquivos.
No le quita ninguna legitimidad al ganador y futuro Presidente el reconocer que parte de su triunfo es con votos prestados. De hecho la humildad de aceptarlo lo llevará a emprender mejor el camino que deberá enfrentar su gobierno.
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