Un salvavidas. Gabriel Boric hizo una buena primera cuenta pública. Hizo un importante resumen del estado de la situación nacional y habló de todos los temas que les importan a los chilenos. Se mostró empático y sensible a las preocupaciones populares y a lo que todos conceden que son problemas urgentes de resolver. En lo grueso, construyó su discurso sobre pilares suficientemente transversales como para poder apelar a todos. En lo fino, dio detalles relevantes sobre lo que haría el gobierno para revertir muchos de los problemas de cada una de las áreas temáticas. En fin, un discurso políticamente correcto.
¿Y los gastos? En este caso, hay antecedentes mezclados. Boric habló sobre la necesidad de tomar decisiones políticas responsables y no caer en populismos. Punto para el presidente. Pero cuando fue diputado, hasta apenas algunos meses, votó cuatro veces a favor de los retiros de fondos de pensiones. Punto en contra del presidente. Lo mismo ocurre con la violencia, la cual pidió entender como legislador y ahora pide combatir como presidente. Otra vez, es entendible la posición de Boric, pero, por su registro contradictorio debe saber que a pesar de prometer el cielo, el mar y la tierra, no necesariamente subirá en las encuestas.
Prometer y no entregar. Las preguntas de gasto público son importantes, porque, como se sabe, es fácil prometer, entregar, y dejar al país a la merced del viento para el sucesor, pero es difícil (e quizás impopular) ser fiscalmente responsable. Pero hay otra combinación que se vuelve relevante a la luz de la cuenta pública. Y esa es la de prometer y no entregar. Pues, si efectivamente se Aprueba la nueva Constitución, y aumenta el gasto público, es probable que mucha de la agenda del gobierno se vea aplazada. Eso sin contar las dificultades que el presidente tendría para cumplir sus promesas si es que gana el Rechazo.
Después de los anuncios del presidente Trump, parece que la crisis está cada vez más cerca y estamos menos preparados de lo que pensábamos. Se hace urgente, entonces, no solo retomar una senda de recuperación de nuestras cuentas públicas, sino también de la confianza en el manejo de las mismas.
Proteger la infraestructura crítica del país también es proteger la vida y la seguridad de todos. Decisiones como la tomada por el juez de garantía de Limache solo abren la puerta a nuevos actos temerarios, que algún día pueden terminar en tragedia.
El 2025 será un año decisivo para las empresas en Chile. Los inversionistas deberán tomar decisiones clave: ¿adoptarán una estrategia ofensiva, buscando activos para expandirse y aprovechar el mercado, como Menotti/Bielsa? ¿O se centrarán en fortalecer su defensa, esperando las oportunidades más seguras y calculadas, al estilo de Bilardo/Merlo?
La Inteligencia Artificial (IA) puede ser una oportunidad gigantesca: liberar a las personas de tareas repetitivas y potenciar sus capacidades intelectuales. Hacer el trabajo más desafiante, más satisfactorio. Pero para eso, necesitamos un mercado laboral flexible, adaptativo y vivo.
En esta hora tan favorable, el piso mínimo para la derecha chilena es ganar la presidencial. Algunas encuestas incluso vaticinan dos derechas en segunda vuelta. Están cerca, además, de obtener mayoría parlamentaria. El riesgo latente es que su envalentonamiento se traduzca en excesiva fragmentación y confusión de propósito. La derecha chilena suele auto-boicotearse. ¿Aprovechará este […]