Febrero 10, 2023

¿Qué es el “centro político” que todos quieren conquistar? Por Jorge Schaulsohn

Ex presidente de la Cámara de Diputados

El espacio de centro no es necesariamente patrimonio de la izquierda o de la derecha. A mi modo de ver, este es el espacio donde se sitúa la abrumadora mayoría de la población, de donde se nutrió el Rechazo y hoy en Chile no existe ningún partido político que los represente.


Hasta hace no muy poco tiempo los partidos de centro estaban a la baja y todo parecía indicar que la izquierda la llevaba; así fuimos testigos de la emergencia de varios grupos de izquierda no renovada creados al alero del movimiento estudiantil que, gracias a un cambio del sistema electoral, llegaron al congreso poniendo contra la cuerdas a los partidos tradicionales, sobre todo al Socialista y al PPD.

Con el estallido social este fenómeno se profundizó y por un rato parecía que estos grupos radicales eran representativos de un porcentaje importante de la población y con las movilizaciones y la violencia doblegaron al “establishment” a convocar a una asamblea constituyente. La izquierda concertacionista, totalmente descolocada, optó por respaldar con sus votos la propuesta de nueva constitución refundacional.

Sin embargo, todo cambió abruptamente con el inesperado y macizo triunfo del Rechazo; con el voto obligatorio millones de chilenos salieron a las urnas por primera vez, dejando en evidencia que el “radicalismo” era solo una ínfima, aunque muy audaz, minoría.

Como consecuencia de esa debacle electoral algunos partidos están “redescubriendo” su vocación de centrista y se negaron a participar en una lista única gobiernista.

El PPD, junto a la democracia cristiana y el partido radical, hoy proclaman a los cuatro vientos que buscan recuperar el voto moderado, centrista, que en el plebiscito de salida estuvo por el Rechazo; lo que algunos dirigentes del oficialismo han denominado despectivamente como “el centro espurio”.

Es una tarea muy difícil para estos tres partidos convencer a quienes verdaderamente se identifican con el centro político que confíen en ellos, porque su actuación de los últimos años ha sido inconsistente. Y, sobre todo en el caso del PPD, porque aún forma parte de la coalición de gobierno, al que juran lealtad, donde están juntos con Apruebo Dignidad.

¡Pero no es imposible!

El centro político es más bien un espacio que se caracteriza por la mentalidad abierta, la capacidad de entendimiento, la sensibilidad social, la racionalidad, el realismo y, sobre todo, por el compromiso congruente con los derechos humanos de todos, especialmente de los más débiles y de los que menos posibilidades tienen de salir adelante por sí mismos. La mentalidad abierta es lo contrario del prejuicio, el estereotipo, el cliché, el etiquetaje.

La mente abierta es propia de personas que se distancian de los hábitos autoritarios y que confeccionan políticas pensando en la realidad, en las personas y no desde la subjetividad.

La mentalidad abierta presupone una inclinación a superar el pensamiento ideológico y bipolar. No importa quién sea el autor de las medidas ni de dónde vengan las soluciones; si son adecuadas, humanas y eficaces bienvenidas sean.

La capacidad de entendimiento es otra de las características del espacio de centro. Eso significa abrir puertas, tender puentes, el diálogo sincero.

Sus políticas sociales no se basan en el asistencialismo que compra voluntades políticas, sino que permiten un mejor ejercicio de la libertad solidaria, un desarrollo personal más genuino y libre. El espacio del centro político es reformista y busca mejorar las condiciones de vida de la gente; lo que implica una actitud de apertura a la realidad y de aceptación de sus condiciones.

El espacio del centro puede ser progresista, cuando se piensa que el Estado tiene más funciones, entre ellas la de asegurar el bienestar para la mayoría y compensar las desigualdades redistribuyendo la riqueza, comprometido con la igualdad de género, los derechos reproductivos, el matrimonio igualitario.

El espacio de centro no es necesariamente patrimonio de la izquierda o de la derecha.

A mi modo de ver, este es el espacio donde se sitúa la abrumadora mayoría de la población, de donde se nutrió el Rechazo y hoy en Chile no existe ningún partido político que los represente.

El PPD lo intentó en sus inicios cuando surgió como partido instrumental y luego se definió como “progresista”, no como socialista ni allendista. Pero con el tiempo la estrecha convivencia con el partido socialista lo desperfiló y hoy es percibido por la ciudadanía como un partido de izquierda más.

Imposible saber por ahora hasta qué punto la negativa del PPD a formar parte de la lista única propiciada por el presidente Boric es indicio de la existencia de una voluntad de iniciar un cambio hacia el espacio del centro progresista y reformista. Hay mucha gente en ese partido que no está conforme con lo que hizo su directiva.

En todo caso no hay que olvidar que la lista “todo por Chile” tiene como único propósito elegir Consejeros Constitucionales; por lo es necesario preguntarse qué importancia tiene para el desarrollo del nuevo proceso constituyente que les vaya bien o mal.

Creo que no mucha. A diferencia de lo que ocurrió con la convención constitucional, el grado de competencia y autonomía de los futuros consejeros será bastante limitado. Recibirán un borrador de constitución redactado por los “expertos” sobre el cual deberán trabajar.

Sus indicaciones pueden ser declaradas inadmisibles por el grupo de catorce árbitros también ya designados por el congreso y deben respetarse  los “principios constitucionales” preaprobados que no se pueden modificar ni violentar.

La representación será netamente política y, francamente, cuasi designada por los partidos políticos constituidos, con una mínima presencia de pueblos originarios.

Además, no hay grandes diferencias en materias constitucionales entre la lista del gobierno y la de Todo Por Chile.

La diferencia la pueden hacer las personas que resulten elegidas porque entre ellas hay niveles de preparación muy diversos.

El único que se juega mucho es el gobierno, y en particular el presidente, que necesita desesperadamente un triunfo electoral que le permita “sacarse los balazos” de la derrota de septiembre; y a efectos de ese cálculo sumarán como propios los votos de la lista PPD, DC y PR.

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