Nadie previó los nuevos cierres en China. Nadie anticipó lo largo que sería el conflicto en Ucrania. Pocos están preparados para seguir pagando precios altos, mientras los ingresos no suben. La inflación en Estados Unidos no cede, pese al ajuste monetario que ha iniciado la Reserva Federal. Mientras más demoren en bajar los precios, mayor será el daño a la economía. Ahora sí… la Fed, al parecer, llegó tarde.
Tal como anticipamos en la agenda del lunes, los analistas apuntaban a un incremento del IPC anualizado del 8,3%. El IPC de mayo llegó al 1% (se esperaba 0,7%) elevando la inflación al 8,6% en los últimos 12 meses.
Si se encarecen los viajes subirán también los servicios asociados al turismo, con todo lo que eso implica. Así, la idea de una “pausa” en el aumento de las tasas quedó en el pasado. La Fed deberá seguir ajustando la política monetaria. Seguro dará luces de ello en su reunión de la próxima semana.
Mala noticia para los consumidores, pero también para la política… Se complican las elecciones legislativas para los demócrata a tal punto que incluso el Presidente Joe Biden dijo este viernes que “Exxon ganó más dinero que Dios”, en alusión a las utilidades de las petroleras que han subido por el alza del crudo y han traspasado este mayor costo a los consumidores.
Mezcla de inflación, pandemia, aumento de costos y malas decisiones. Las dificultades se dejan sentir en emblemáticas empresas norteamericanas. Abercrombie y Snap emitieron advertencias al mercado respecto de sus proyecciones. Esta semana, hizo lo propio el supermercado Target, que lanzó un segundo profit warning en menos de un mes, al bajar las expectativas de margen para el segundo trimestre.
Con todo, este viernes Wall Street se desplomó:
Dow Jones -2,73%; S&P 500 -2,91%; Nasdaq -3,52%.
Siguiendo el tono de EE.UU. las bolsas europeas también resintieron la elevada inflación y sobre todo el anuncio del jueves del Banco Central Europeo.
Las bolsas de Europa cayeron con fuerza este viernes, junto con el euro: Francia (CAC 40) -2,69%; Frankfurt cerró -3,08%; FTSE inglés -2,12%; Milán -5,17% y el Ibex de España -3,68%.
Chile quedó inmune de este desplome. El jueves, el IPSA perdió un -1,76% y el viernes recuperó al subir un 1,05% (5.238 puntos), desacoplándose de las caídas globales.
El tipo de cambio se vio afectado por el negativo sentimiento que predominó este viernes. El dólar llegó a $845, un alza de más de $18. En parte, explicado por el fortalecimiento de la moneda a nivel global y, también debido a la fuerte caída del cobre futuro que retrocedió más de un 2% hasta los US$4,29 centavos la libra ¿La razón? China.
Casi todas las materias primas reaccionaron a la baja tras los nuevos confinamientos anunciados en China para testeos masivos. El Presidente Xi Jing Ping mantiene a firme su política “cero covid”, pese a que el Banco Mundial rebajó sus proyecciones de crecimiento para el gigante asiático, debido al impacto que ha tenido esta restrictiva medida en su economía.
El Banco Mundial redujo su pronóstico también para Chile y el resto del mundo. Para nuestro país la estimación de crecimiento bajó de 1,9% a el 1,7% y a nivel mundial, el organismo proyecta que crecerá 2,9% desde el 4,1% anunciado en enero. BofA advierte que Chile está entrando en fase de “estanflación”: persistente alza de precios y desaceleración. Mientras que la OCDE prevé que nuestra economía crecerá un 1,4% este año y apenas un 0,1% en 2023, muy en la línea con el IPoM publicado por el Banco Central esta semana.
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