-Recientemente salieron publicados los Informes Consolidado de Aclaraciones, Rectificaciones o Ampliaciones (ICSARA) de las Líneas 8 y 9, en el marco de su evaluación ambiental. ¿Cómo están viendo ese tema y de qué forma se han hecho cargo de las observaciones?
-Estamos respondiendo las consultas que nos llegan no solo de organismos públicos, sino también de la ciudadanía en la línea 8 y la línea 9. Nosotros y los administrativos estamos preparando la respuesta. Esperamos ingresar luego la adenda 2 de la Línea 9 que es la respuesta a ese ICSARA.
Son todas consultas, comentarios o propuestas que buscan mejorar muchas veces el actual proyecto. Hay algunas cuestiones que nosotros vamos a poder incorporar sin sacrificar el presupuesto ni el tiempo y vamos a darle respuesta positiva.
Hay otras que cuestan un poco más y tienen que ver con medidas de control que se están pidiendo extra en algunos casos por algunos organismos.Vamos a sentarnos a discutir con ellos para entender mejor cuál es el requerimiento.
-En esas observaciones, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) señalaba -por ejemplo- que se tenían que establecer como posibles sitios arqueológicos todos los lugares donde se hagan excavaciones por la Línea 8. ¿Son excesivas esas exigencias o lo consideran normales?
-Son parte de las conversaciones que tenemos que hacer con el Consejo de Monumentos. Es parte de las cuestiones que normalmente se discuten en esta etapa. Hay cosas que son distintas a las que hemos enfrentado en la Línea 7, por ejemplo. Por lo tanto, lo arqueológico, lo paleontológico, es un tema que vamos a conversar con ellos.
-Recientemente, el ex presidente del Metro, Louis de Grange, señaló que la detención de obras por hallazgos arqueológicos generó sobrecostos de hasta US$ 57 millones en líneas como la 3 y la 6. ¿Cómo ven las implicancias que puede tener la interpretación del CMN y que generan mayores plazos y sobrecostos?
-¿Pero en su mandato han tenido retrasos por estas razones?
-Efectivamente hemos tenido que invertir más dinero que teníamos presupuestado en algunos rescates y a veces más tiempo, pero siempre hemos resuelto en conjunto con el Consejo de Monumentos Nacionales la manera de hacerlo lo más eficiente posible. Pero a pesar de ello, Línea 6, Línea 3, incluso las extensiones de la Línea 3 y Línea 2, terminaron en plazo y con el presupuesto que teníamos en Metro.
-¿Pero usted reconoce que hay un tema de criterios desde organismos como el Consejo de Monumentos Nacionales? De hecho, recientemente la Contraloría detectó una serie de irregularidades en el funcionamiento de esa institución…
–Se ha hecho y considero que estos procesos son revisables y optimizables. Se han ido mejorando los procesos, los protocolos y también se ha ido viendo y trabajando en conjunto la manera en que estos proyectos puedan ir saliendo en costos y en plazos.
-También fue conocido el caso del botón de plástico o “tapita” de Coca-Cola que encontraron en uno de los piques de la Línea 7 y que fue considerado como hallazgo arqueológico. ¿Cómo han abordado estas contingencias?
-Si hablamos de la tapita de Coca-Cola, no es buen ejemplo, porque no le da al fondo el tema. Tratamos de levantar mucho, porque más importante fue el trabajo que tuvimos que realizar. En todos los piques realizamos prospecciones arqueológicas. Por ejemplo, en Renca encontramos vestigios de asentamientos humanos de hace 11.000 años.
Entonces, es cierto que a veces complican las obras, pero también hay que ponerlo en perspectiva respecto de estos hallazgos que se están encontrando.
-Justamente hay un problema de criterio en cómo se tratan los hallazgos, ya que todos entran en la misma categoría, según los especialistas.
-Es que no tuvieron ni siquiera el mismo tratamiento. La cantidad de trabajo que hubo que dedicarle al rescate que se hizo en el taller de Renca, y al de este pique que fue un hallazgo histórico poco relevante, no tiene comparación. Entonces, se levanta como si fuesen la misma cosa, y no lo son.
Pero sí, hay que buscar la manera en que se optimicen los tiempos. No cabe ninguna duda, y yo creo que nadie que uno lo pregunte no tiene esa misma inquietud. Necesitamos avanzar más rápido en los permisos de arqueología y optimizar el proceso, para que se traduzca en menores costos y obras más eficientes.
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