-Para empezar, me imagino que toda autoridad no hace burradas; de eso se trata ser gobierno. No es una frase muy afortunada. Los comunistas y el FA, que insistieron en colocar el tema del CAE para la cuenta pública, le hicieron una mala pasada al Gobierno. Es evidente que no hay una opinión consistente de La Moneda sobre esta materia.
-El CAE fue una política pública de la Concertación. ¿Fue una mala idea?
-Fue una política en su momento bien pensada, que tuvo problemas que después se corrigieron y que hicieron qua mejorara notablemente. En el caso del Frente Amplio y el PC, su oposición al CAE fue una campaña fundamentalmente de ataque a la Concertación, que responde a una visión refundacional que trataba de plantear la gratuidad de la educación y la salud, el rechazo al lucro. Más que una discusión de política pública, era un rechazo a todo lo que existía. Me alegro que los ex Concertación, como la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, empiecen a valorar a la Concertación y hoy rechacen la condonación universal.
-El fin del CAE estuvo en el origen del movimiento estudiantil que derivó en el Frente Amplio. ¿Es una cuestión identitaria?
-Claro. Recuerdo escenas del Frente Amplio, incluyendo a Gabriel Boric, increpando de manera violenta y muy descalificatoria a Sergio Bitar por haber sido el autor de la política. La propuesta de condonar el CAE es una aberración. Cuando el FA y el PC levantaron esa consigna no tenían la menor idea de qué se estaba planteando, ni de los costos que tendría: cerca de 11 mil millones de dólares.
Lo mismo sucede con la gratuidad universitaria, que ha significado un desmedro para la educación preescolar, primaria y secundaria. El FA ha tenido un sello de favorecer la educación terciaria, que es donde nació este movimiento. El Frente Amplio actúa como un grupo de interés que busca favorecerse a sí mismo: es una política reaccionaria.
-Este sábado será la tercera cuenta pública de Boric. ¿Esperas que haya un golpe de timón del Presidente?
-El país está peor de como lo recibió Boric hace dos años. La cuenta pública fundamentalmente tiene que ser sincera, reconocer errores y señalar cómo van a modificarse. Ojalá que el Presidente no escuche al movimiento frenteamplista ni al Partido Comunista, sino a la gente que está pidiendo cosas muy concretas: terminar con la situación de delincuencia desatada. Si el Presidente no da un mensaje claro sobre qué políticas nuevas van a realizarse para enfrentar la inseguridad, va a ser una cuenta inútil. El fin del CAE no resuelve ni un problema de educación.
-Kast acusó al Presidente de travestismo por los giros que ha tenido. ¿Cómo observas la trayectoria de Boric?
-Efectivamente Boric ha tenido cambios. El problema es que buena parte de la coalición no está respondiendo a los giros positivos que ha experimentado el Presidente. Por el contrario, los desafía, sembrando dudas sobre la solidez de los cambios presidenciales. El FA y el PC colocaron el tema del CAE como una consigna revolucionaria para enfrentar el deslizamiento del Presidente hacia posiciones más socialdemócratas. El hecho de que el Presidente haya madurado no quiere decir que la coalición haya madurado. Las almas del Gobierno están tironeando a Boric para ir de un lado u otro, pero no tienen un proyecto común.
– ¿Qué opinas de la posición de Amarillos en esta etapa de negociación electoral? ¿Ha estado un poco ausente?
-Somos un partido de oposición, que buscará entendimientos con todas las otras fuerzas de oposición. Claramente el objetivo fundamental de las próximas elecciones es que un gobierno como este no se repita: necesitamos que otras personas se hagan cargo de la gobernabilidad del país.
En Amarillos tenemos que hacer esfuerzos de converger en una propuesta común con gente que puede pensar muy distinto a nosotros. El cambio requiere que otra gente se haga cargo de los problemas, con otras ideas sobre el país. Y en eso nosotros estamos dispuestos a converger con toda la oposición.
-¿No descartas converger en algunos temas incluso con Republicanos?
-Nosotros no vamos a hacer acuerdos parlamentarios con ellos. Pero si hay posibilidad de hacerlo con Demócratas y Chile Vamos, lo vamos a hacer. Esperamos llegar a un gobierno donde quepan todos; mientras más sean, mejor. Y si quieren sumarse algunos Republicanos, parte del PPD o alguien más, fantástico. No les vamos a cerrar la puerta. Tenemos que pensar en el país del futuro, con una alianza amplia. Si yo estuviera pensando en función de lo que me ocurrió hace 50 años atrás -en la dictadura- no sería capaz de tener respuestas para el país de hoy. Los que viven congelados en el pasado son gente del pasado.
-Como empresario, ¿cómo has visto la evolución de Boric sobre al mundo de los negocios? Hace poco trató de coñete a la banca.
-Boric ha tenido que reconocer que Chile necesita el crecimiento. Y eso no se logra sin la actividad privada, que antes era profundamente despreciada. Pero al mismo tiempo el Presidente parece que no se puede desligar de alguna de sus consignas, tironeado por sus aliados de la izquierda dura.
Lo cierto es que los sectores más ricos estamos pagando impuestos superiores a la OCDE. Y eso lo único que implica es que los empresarios terminan yéndose a invertir en otros lados donde pagan menos. Si estás en un barrio donde tu casa paga una contribución más alta, te cambias a otro barrio igualmente bueno, donde te cobran menos.
Además, cuando Boric tilda a la banca de coñete, comete un grave error. Los banqueros ganan dinero otorgando préstamos, no negándolos. Si los banqueros estuviesen sentados arriba de sus billetes sin prestárselos a nadie, no ganarían un peso. Tendrían que ser muy poco capitalistas para no prestar la plata. Entonces hay cierta ignorancia en esa acusación.
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