Manuel Marfán: “En ausencia de la Ley Orgánica del Banco Central, la redacción de la nueva Constitución está incompleta”

Este viernes, el pleno de la Convención Constitucional terminó de revisar los últimos artículos que se refieren al Banco Central y su funcionamiento. Para el ex vicepresidente de la institución, Manuel Marfán, el texto no altera mayormente lo que define actualmente al ente emisor y no afecta su autonomía, que era uno de los temores que él mismo tenía. Sin embargo, advierte los riesgos de que desaparezca la Ley Orgánica y que por ley simple se puedan alterar normas de funcionamiento de la entidad.

-Como objetivos del Banco se mantiene que debe velar por la estabilidad de los precios y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos. Pero se agrega que para cumplirlo el BC deberá considerar “la estabilidad financiera, la volatilidad cambiaria, la protección del empleo, el cuidado del medioambiente y patrimonio natural”. ¿Qué le parece que agregue esta serie de condiciones?

-Son dos cosas distintas. El objeto del Banco sigue siendo la estabilidad de la moneda y el normal funcionamiento de los pagos. Eso no cambia y es lo importante. Las otras cosas yo nos las considero relevantes, porque lo entiendo como un “deberá considerar”. No se están aumentando los objetivos. Además, no veo en las decisiones de política monetaria o financiera del Banco temas que interfieran en las áreas como el medioambiente o patrimonio natural. Eso sí, es más evidente en el caso del empleo.

-Al no ser un objetivo, ¿el Banco Central no debiera descuidar el control de la inflación por proteger el empleo?

-No. Eso no ocurre en ningún caso. El objetivo es y sigue siendo el control de la moneda y se agrega solo que debe “considerar” el empleo. Y la mejor contribución que puede hacer el Banco para que el empleo sea estable es mantener baja la inflación. Así se ha subentendido siempre.

Si la inflación está muy alta eso afecta al empleo. Y es cierto que si se suben mucho las tasas de interés también afecta al empleo. Pero, a la larga, es mucho mejor para los niveles de ocupación que las tasas suban cuando es necesario.

-También quedó en el borrador que las decisiones del BC “deberán tener presente la orientación general de la política económica del gobierno”.

-Eso está hoy de la misma forma en el artículo 6 de Ley Orgánica Constitucional del Banco Central. Lo que hacen ahora es ponerlo en la Constitución. Además, también dice que “deberá considerar”, que es muy distinto a que la manera en que se toman las decisiones en el Banco deba subordinarse a esa política del gobierno.

-Hubo temores de que la redacción del texto pudiera afectar la autonomía del Banco, ¿cómo considera que quedó finalmente el borrador?

-Efectivamente era uno de los temores, pero creo que quedó resuelto. La autonomía tiene que ver con que el ministro de Hacienda o el gobierno pueda remover a los consejeros. Como no los pueden remover, los consejeros son autónomos del gobierno. Eso no se toca. Lo que hace el texto es establecer un procedimiento para una remoción.

• El borrador señala que los consejeros podrán destituidos “por resolución de la mayoría de los integrantes del pleno de la Corte Suprema, previo requerimiento de la mayoría de quienes ejerzan como consejeros, de la o el Presidente de la República, de la mayoría de los integrantes del Congreso de Diputadas y Diputados o de la Cámara de las Regiones, conforme al procedimiento que establezca la ley”.
• Asimismo, respecto de las razones, el texto dice: “La remoción sólo podrá fundarse en la circunstancia de que el consejero afectado hubiere realizado actos graves en contra de la probidad pública, o haber incurrido en alguna de las prohibiciones o incompatibilidades establecidas en la Constitución o la ley, o haya concurrido con su voto a decisiones que afectan gravemente la consecución del objeto del Banco”.

-Hay algunos que piensan que el hecho de que el Congreso pueda pedir requerir la destitución de un consejero sí daña la autonomía.

-Pero la norma es clara respecto de las causales de la destitución. Es como la destitución actual de los ministros de la Corte Suprema.

-¿Ve algún riesgo en el borrador?

-Lo que me genera inquietud es que, hasta ahora, si se aprobara esta Constitución no habría leyes orgánicas constitucionales como las actuales. Hay varias partes en que habla del funcionamiento del Banco y dice que estará determinado por “la ley”. El problema es que estas son leyes que se podrían cambiar fácilmente, porque serían leyes de mayoría simple.

Por ejemplo, dice que “la ley” determinará los requisitos, responsabilidades, inhabilidades e incompatibilidades para los consejeros del Banco, o en el mismo caso de la remoción dice que el procedimiento lo establecerá “la ley”.

-¿Se requiere la Ley Orgánica Constitucional?

-La Ley Orgánica Constitucional del Banco Central le da las atribuciones y norma la forma de funcionamiento interno del Banco en una serie de materias. Por ejemplo, hay normas respecto de cómo se opera con el sistema financiero o la forma en que debe operar el mercado cambiario formal y el informal o, incluso están ahí las remuneraciones del consejo.

Creo que, en ausencia de la Ley Orgánica del Banco Central, la redacción de la nueva Constitución está incompleta. Y el problema que veo es la facilidad para que, por una ley simple, se pueda alterar las atribuciones en materias de reglamento y fiscalización que son importantes para el Banco Central.

-¿Esperaría que esto se corrija?

-Es que desconozco qué pasa con la Ley Orgánica si es que esta Constitución llegara a aprobarse. Me imagino, y espero, que lo resuelvan en las normas transitorias. Si no, no habrá un problema no solo con el Banco Central, sino que en muchos frentes en que existen estas leyes.

-También se aprobó en el Pleno el aumento de los consejeros de 5 a 7. ¿Qué le parece eso?

-Lo que no me cuadra es que se aumente a 7 y sigan durando 10 años. Cuando eran 5 y duraban 10, cada dos años se cambiaba uno. Entonces, no sé cómo lo harán ahora. Pero para las decisiones del Banco creo que no hace mucha diferencia, creo que era innecesario, pero no es grave. Si hubiera un empate en alguna decisión es el voto del presidente el que dirime.