El rally que comenzó en octubre de 2022 ha dado alivio a las carteras de inversión, permitiendo recuperar parte de lo perdido el año pasado. Sin embargo, el factor psicológico podría jugar un papel importante y llevar a cometer errores en un año especialmente engañoso. El rally se puede extender y demostrar más fortaleza de lo esperado. Mantenga la calma, no se entusiasme y si puede, utilícelo para disminuir activos de riesgo.
En el corto plazo nada parece seguro
En principio el rally parece haber sido justificado en un relato que se resume en que la inflación convergería rápidamente y sin recesión, lo que permitiría a la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) bajar tasas pronto. Ha habido avances innegables que sustentan en cierto grado el optimismo, con 7 meses consecutivos de caídas en inflación, resiliencia económica en EE. UU., clima benigno en Europa y reapertura en China. Todas razones que aumentan la probabilidad de una convergencia sin recesión.
Lamentablemente no hay evidencia histórica ni contingente que permita asegurar que la inflación convergerá con la fuerza esperada o que la lucha contra la inflación ha acabado. De hecho, no es posible llegar a esa conclusión aún con la información económica disponible. Resulta inconsistente suponer, además, que la Fed bajará tasas pronto si no hay recesión, especialmente por la estrechez del mercado laboral. Lo anterior configura un relato frágil, que podría llevar a nuevas caídas en cualquier momento.
A pesar de lo anterior, las cosas podrían terminar siendo diferentes. En los últimos 6 meses ha habido un aumento de cerca de US$ 1 billón en la liquidez del sistema por efecto principalmente de los bancos centrales de China, Japón y la Zona Euro. Es posible, por tanto, que haya sido el aumento en liquidez y no el relato el que explique el rally. Si es así, éste podría demostrar mucha fortaleza, en la medida que siga soportado por liquidez. Ya ha permitido, por ejemplo, sortear una mala entrega de resultados de empresas y un desplome en las proyecciones de utilidades en EE. UU. Factores técnicos, subposicionamiento de inversionistas institucionales y FOMO (“fear of missing out”) podrían configurar, incluso, las condiciones para un “overshoot” en precios, tal como ha ocurrido previo a otras recesiones en el pasado.
Con todo lo descrito, el rally parece frágil, pero podría seguir entregando sorpresas.
¿Qué debemos hacer?
Partamos reconociendo que no tenemos una bola de cristal que nos diga qué pasará a futuro, por lo que el único ejercicio responsable es siempre asignar activos que respondan favorablemente en términos de riesgo y oportunidad.
Lamentablemente las oportunidades en activos de riesgo se ven limitadas. Una extensión del rally sólo parece tener sentido en caso de que la inflación converja rápidamente, lo que no se ve muy probable. De continuar sin una convergencia, aumentará el riesgo de descontrol de la inflación y obligará a la Fed a tomar medidas. Es más, ya con la expansión de las condiciones financieras que hemos visto a partir de octubre, la economía debiera recibir un impulso económico adicional, equivalente a un 1,2% de crecimiento extra en los próximos 12 meses, que podría dificultar seriamente la convergencia de la inflación.
Los riesgos, en cambio, se ven elevados. Las condiciones del mercado laboral parecen confirmar que una recesión se hace necesaria. Por el momento no podemos descartar una el 2023, pero ha aumentado la probabilidad de que se retrase y venga acompañada de una Fed especialmente agresiva. Pensando en el mediano plazo (2023-2024), la recesión parece un evento altamente probable, por lo que apostar por activos de riesgo pensando en el largo plazo no parece adecuado aún.
Pero vayamos a un tema aún más de fondo. Con el alto nivel de la tasa de interés, el retorno que debemos exigir para correr el riesgo de invertir en crédito o acciones es muy elevado, superando largamente lo que realmente ofrecen. Por ejemplo, el devengo de un bono del Tesoro a 3 meses está en niveles similares al devengo de los bonos investment grade y ligeramente por debajo de la rentabilidad implícita del S&P500. Dado que no hace sentido correr más riesgo para recibir lo mismo o sólo marginalmente más, y que la Fed continúa presionando a la economía, la recomendación más lógica es mantener la calma, no entusiasmarse, y si puede, utilizar este rally para disminuir la exposición a activos de riesgo.
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