El mundo en el que vivimos hoy está profundamente interconectado. La mayoría disponemos de celulares, computadores, tabletas, libros electrónicos, televisores inteligentes, consolas de juego, cámaras de vigilancia por internet y todos dispositivos en las casas que se conectan a internet. Dentro de las empresas, la mayoría de los trabajadores hoy se comunica a través de correos, mensajería instantánea, nubes personales y diversas plataformas digitales. Esta alta conectividad nos abre un sinfín de oportunidades, pero también nos expone a múltiples vulnerabilidades. En el caso de las organizaciones públicas y privadas, estos desafíos se multiplican de manera exponencial cada año. Basta mirar los casos de los organismos públicos y privados afectados durante los últimos meses a diversos incidentes de ciberseguridad.
Hoy nos encontramos en lo que denominamos como la “era de la complejidad”, en la que abundan los ciberataques, hackeos, estafas, fugas de datos y vulnerabilidades tecnológicas emergentes en general. Ante dicho escenario, lo importante es que las compañías no entren en pánico, sino que actúen y se anticipen. Esa es la tarea que cumplimos los que nos dedicamos a esto: identificar y gestionar los riesgos de una organización y habilitarlas para que puedan funcionar sin problemas. Porque mientras exista la digitalización, la ciberseguridad corporativa será un elemento muy importante, en cuanto es un habilitador de negocios y no un “stopper”.
¿Por qué es tan importante la ciberseguridad? Hablemos un poco de números.
Al igual que el ser humano, las empresas son vulnerables y lo pueden ser en los distintos procesos que llevan a cabo para ofrecer sus productos y servicios. No tratar a tiempo estas vulnerabilidades hace que estén expuestas y que aumente el nivel de riesgo. Con la interconectividad que hoy existe, la exposición actual es mucho mayor y el incidente puede venir de casi cualquier sector de la empresa.
De acuerdo a un estudio de Ponemon Institute, el costo global por industrias y compañías de una filtración o brecha de seguridad es en promedio de US$4,3 millones para el año 2022, cifra que creció 2,6% respecto al anterior. La dispersión de los costos a nivel mundial arroja que en Latinoamérica tenemos un costo promedio por ataque de US$2,8 millones a US$3 millones. Estos costos incluyen entre otros elementos:
Todos estos costos son la punta del iceberg del conflicto y hay muchos más debajo del agua. Los seguros se encarecen después de un incidente, al igual que en el caso de un auto. Hoy las aseguradoras de ataques cibernéticos están elevando los criterios de aceptación/evaluación debido al constante movimiento que tiene el mercado, y la pérdida de confianza con los clientes es enorme cuando se produce un hackeo o brecha de cualquier tipo.
La mayoría de las empresas en Chile aún no comprende bien los efectos que puede tener un incidente en materia de ciberseguridad. Según una encuesta de Deloitte de 2021, el 31% de los encuestados cree que los incidentes en su compañía se producen porque los adversarios tienen mayores fondos y mejores capacidades, mientras que el 11% cree que es porque el mundo de las tecnologías de la información es muy complejo y cuesta dimensionar un incidente en esta materia.
Las organizaciones deben tener en mente lo relevante que es prepararse en materia de ciberseguridad, saber cómo responder ante un incidente y, posterior al ataque, entender bien la naturaleza de este. Esto requiere estrategia e inversión por parte de las empresas. No hay número fijos, pues cada organización es única y distinta, pero sí hay referencias. Por ejemplo, Bank of America invierte 1,5% de sus ingresos en esta materia, mientras que en Chile la banca invierte el 15% de su presupuesto de TI en ciberseguridad.
En este mes de la ciberseguridad, recordemos la importancia de trabajar en estas materias, garantizando la seguridad y resguardando la confianza de clientes y ciudadanos, tomando en consideración el costo reputacional, económico y político que puede implicar un incidente de esta naturaleza.
Chile necesita avanzar en una decidida agenda de probidad que fomente la transparencia, la integridad y la responsabilidad, fortaleciendo así nuestra democracia y promoviendo la inversión. El desafío de enfrentar esta situación se hace cuesta arriba con los casos que han estallado en los últimos meses, y con la creciente fuerza que ha tomado el […]
Claramente mientras el país no crezca es difícil que pueda generar más puestos de trabajo. Por eso, el Imacec de octubre que se publica el viernes será una buena lectura de la situación que enfrenta el país. El mercado espera un indicador de actividad plano y con un ligero avance.
Forzando un poco el sentido de la frase, tal vez se necesitan unos cuantos más. Quizás una masa crítica que quiera ordenarse de una manera nueva, muy distinta a lo que se viene haciendo en las últimas décadas en el país vecino.
Los estudios preliminares aseguraban que por cada punto de crecimiento, Chile recaudaba del orden de los US$ 800 millones. Finalmente el Comité de Expertos del Pacto Fiscal calcula que cada punto de crecimiento genera una recaudación fiscal de US$570 millones.
Las presiones al alza en las tasas largas, además, se han visto impulsadas por una fuerte caída en la demanda por papeles norteamericanos por parte de China, que alcanzó su menor valor en 14 años, exhibiendo una caída de 40% en la última década.