Al término de la 77ª Asamblea de la OMS, su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que los países están trabajando para proteger a cada persona del mundo y a las futuras generaciones del impacto de las epidemias y pandemias. Algunos integrantes del grupo de trabajo enfatizaron la necesidad crítica de robustecer nuestras defensas colectivas frente a futuras amenazas, respetando siempre los principios de soberanía y equidad.
La historia nos señala que la humanidad ha sufrido pandemias en forma periódica, las que han diezmado su población con diversa magnitud. Considerando el siglo veinte, en 1918 comenzó una de las más letales, la mal llamada influenza española.
En este siglo 21, entre los años 2009 y 2010, vivimos la de influenza A H1N1, y entre 2020 y 2023 sufrimos la pandemia de COVID-19. No cabe duda de que este siglo enfrentaremos otras pandemias, sólo que no sabemos cuándo, y estamos siguiendo los pasos de cada germen con potencial pandémico.
La reciente pandemia significó 7 millones de muertes por esa causa y una cantidad muy superior de excesos de muertes respecto a las que se habían proyectado. Entre otros efectos se destaca el impacto económico, que fue enorme. Pero también catalizó avances en varias áreas, los que en salud consistieron en acelerar la capacidad para elaborar vacunas y exámenes diagnósticos, así como en la organización de la repuesta asistencial de salud en los países. Dejó en evidencia que el acceso a vacunas, exámenes y tratamientos fue muy disímil, y la inexistencia de mecanismos de solidaridad y corrección de inequidades para enfrentar esa realidad.
Ya terminada la urgencia de la pandemia, se esperaba que las lecciones aprendidas, sumadas a la evaluación de las respuestas de los países, permitiera impulsar avances globales para aplicar los aprendizajes. En ese contexto de preocupación por la salud global, el 2021 un grupo de líderes políticos suscribió una iniciativa para un nuevo tratado de preparación y respuesta a pandemias, comprendiendo que estas amenazas no respetan fronteras y requieren de una preparación colectiva.
La iniciativa fue firmada por el entonces Presidente de Chile, Sebastián Piñera, junto a gobernantes de Reino Unido, Francia, España, Alemania, Noruega, Costa Rica, entre otros países, además del presidente del Consejo de la Unión Europea (Gov. UK, 2021). Se definió un grupo negociador intergubernamental, que trabajó y debía lograr un acuerdo para ser aprobado durante la 77° Asamblea Mundial de la Salud recién terminada.
Ad portas de la Asamblea, fracasó esa posibilidad. Tras anunciarse el fin de las negociaciones, muchos países expresaron su voluntad de continuar, extendiéndose la vigencia del grupo negociador hasta mayo de 2025. Por lo tanto, seguiremos un año más sin disponer de un acuerdo.
Pero sí se lograron avances en la Asamblea, y un logro no menor fue la aplicación de los aprendizajes de la pandemia en el Reglamento Sanitario Internacional, que data de 1969 y que fue actualizado el 2005, después del brote de SARS del 2003. Los aprendizajes de la pandemia de COVID 19 se recogieron en propuestas de cambios remitidas por los países.
Los cambios acordados se pueden resumir en cuatro: Definición de emergencia pandémica para poner en marcha una colaboración internacional más eficaz en respuesta a eventos que podrían dar lugar a una pandemia o que ya la constituyen.
Compromiso con la solidaridad y la equidad en el acceso a productos médicos y su financiamiento, incluyendo un Mecanismo Financiero de Coordinación para poder responder en forma equitativa a las necesidades y prioridades de los países en desarrollo, respecto a sus capacidades básicas y a otras relacionadas con la prevención, la preparación y la respuesta frente a emergencias pandémicas.
Establecer un Comité de Estados Partes para facilitar la aplicación efectiva del Reglamento, que promoverá y apoyará la cooperación entre los Estados Partes para su aplicación. Y creación de Autoridades Nacionales para mejorar la coordinación en la aplicación del Reglamento a nivel nacional y entre los países.
Al término de la Asamblea, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que los países están trabajando para proteger a cada persona del mundo y a las futuras generaciones del impacto de las epidemias y pandemias. Algunos integrantes del grupo de trabajo enfatizaron la necesidad crítica de robustecer nuestras defensas colectivas frente a futuras amenazas, respetando siempre los principios de soberanía y equidad.