Septiembre 27, 2024

La sensible fibra que tocó el sueldo de Cubillos en tiempos electorales. Por Jorge Schaulsohn

Abogado, ex presidente de la Cámara de Diputados

Ni Marcela Cubillos ni la institución que la contrató han cometido ningún delito. Pero el tema tocó una fibra, una sensibilidad muy profunda y arraigada en la opinión pública que piensa que todos los poderosos, y en especial los políticos, son ladrones y abusadores. Además, Cubillos es una de las figuras de derecha más vilipendiadas por la izquierda. En política, la venganza es un plato que se come frio. Pero en toda esta polémica hay un mar de fondo que trasciende las pequeñeces del momento.


No existe delito. Desde el presidente de la república hasta la “señora Juanita” están opinando sobre el sueldo de Marcela Cubillos como académica de la Universidad. Las interpelaciones vienen de moros y cristianos. Hasta la UDI le está pidiendo “a la Universidad San Sebastián” que aclare porqué se le pagaban 17 millones mensuales.

  • Los parlamentarios, que han estado constantemente en la mira de la ciudadanía por fijarse sueldos millonarios y abusar de otros privilegios, también rasgan vestiduras. Algunos en la derecha han insinuado que, por ahora, no le han quitado el apoyo.
  • Llama la atención que la propia universidad haya guardado silencio tanto tiempo, sobre todo cuando es su integridad la que está siendo cuestionada. Mal que mal, ellos fueron los que determinaron la remuneración de Cubillos.
  • A primera vista parece exagerado, un poco absurdo, reminiscente del ahora mitológico pueblo de Macondo, que todo un país, especialmente uno atribulado por graves problemas que parecen insolubles, este pendiente del sueldo de una académica de una institución privada.
  • Después de todo ni Marcela Cubillos ni la institución que la contrató han cometido ningún delito. Es un contrato de trabajo entre privados. La universidad no está adscrita a la gratuidad, de modo que, contrariamente a lo que se arguye, no hay fondos públicos comprometidos. Los alumnos que estudian con el CAE pagan con un crédito bancario, una deuda con el banco que deben cancelar ellos. Las Becas se les otorgan a los estudiantes no a la universidad.

La venganza es un plato que se come frío. Pero nada de lo anterior tiene la menor importancia, porque el tema tocó una fibra, una sensibilidad muy profunda y arraigada en la opinión pública que piensa que todos los poderosos, y en especial los políticos, son ladrones y abusadores.

  • Además, en tiempos electorales el “escándalo” le viene como anillo al dedo al oficialismo y pone muy nerviosa a la oposición, de modo que lo que cabe es echarle leña al fuego.
  • Lo que no es tan difícil. Se da la coincidencia de que Marcela Cubillos es una de las figuras de derecha más vilipendiadas por la izquierda. Le hicieron la vida imposible cuando fue ministra de educación amenazándola con destituirla, lo que la obligó a renunciar.
  • Fue una implacable crítica de las leyes sobre educación de la era Bachelet, que como ministra buscó revertir.  Se convirtió en una adversaria durísima durante la Convención Constitucional, tenaz detractora del proyecto de reforma constitucional que parió la izquierda.
  • En la derecha también tiene muchos enemigos. Cayó como un meteorito desde Madrid sobre la alcaldesa de la UDI que buscaba la reelección, desafiando a los partidos de Chile Vamos al juntar las firmas para correr como independiente. Además, tiene aspiraciones y temple de candidata presidencial, lo que es una amenaza para RN y la UDI.
  • En política, la venganza es un plato que se come frio. Pero en toda esta polémica hay un mar de fondo que trasciende las pequeñeces del momento.

El malestar. Es triste pero cierto. En un mundo cada vez más desigual, los altos sueldos de políticos, empresarios y figuras públicas suelen generar irritación entre amplios sectores de la opinión pública. Esta sensación de injusticia se exacerba cuando esas cifras millonarias contrastan con las realidades económicas de la mayoría de la población.

  • El descontento por los sueldos elevados de quienes ocupan posiciones de poder no es exclusivo de Chile. A nivel mundial, la desigualdad económica ha ido en aumento, con una concentración cada vez mayor de la riqueza en las manos de pocos. Políticos y empresarios que gozan de ingresos multimillonarios a menudo son percibidos como figuras distantes, desconectadas de las dificultades económicas que enfrentan las clases trabajadoras y medias.
  • Es una desconexión no solo genera malestar, sino que también debilita la confianza en las instituciones democráticas y en el modelo económico. El problema se agrava cuando esos sueldos provienen de recursos públicos o de instituciones que, en teoría, deberían estar más alineadas con el interés común.
  • Los políticos, en particular, son objeto de críticas constantes cuando sus salarios no reflejan la realidad del país que gobiernan. Los ciudadanos ven en ellos figuras que deberían liderar con el ejemplo, pero cuya compensación económica parece estar más conectada con el poder que con el servicio público.
  • El revuelo con el caso de Marcela Cubillos es emblemático de esta irritación. Su contratación como profesora, que ha vivido parte del tiempo en España, ha generado debate no solo por el monto, sino por lo que representa en términos de privilegio y acceso a altos cargos bien remunerados.
  • En un país donde la desigualdad sigue siendo un problema estructural, los salarios elevados en el sector privado o en instituciones de élite como ciertas universidades generan una reacción visceral.

Hostilidad hacia las universidades privadas. No se trata solo de la cifra, sino de la percepción de que ciertos actores, por su trayectoria política o por su cercanía a las élites económicas, tienen acceso a una vida de privilegios que está fuera del alcance del ciudadano promedio. En el caso de Cubillos, su rol en una universidad que atiende principalmente a sectores privilegiados refuerza la idea de una brecha inalcanzable entre las élites y el resto de la sociedad.

  • En nuestro país las universidades privadas, especialmente aquellas que cobran altos aranceles, son vistas como una puerta de entrada a círculos de poder y privilegio. Los sueldos elevados en estas instituciones son parte de un sistema más amplio que perpetúa la desigualdad, donde los recursos y las oportunidades se concentran en manos de unos pocos.
  • Hay que recordar que durante la tramitación de la Ley de Educación Superior en un momento un sector de la izquierda quiso terminar con las universidades privadas, y que el asunto se zanjó con la prohibición del lucro.
  • Sin embargo, su hostilidad hacia ellas, sobre todo aquellas denominadas “ideológicas”, muchas de las cuales son cercanas a la derecha, como la San Sebastián, no terminó. Lo que explica, en parte, la virulencia con que se está desarrollando la discusión.

“Boccato di cardenale”. El caso Cubillos tocó un “nervio”, una preocupación más profunda sobre la equidad en el acceso a la educación y al empleo bien remunerado. Un “bocatto di cardenale” para sus adversarios políticos, sobre todo en tiempos de elecciones; que están empeñados en una campaña para criminalizar los hechos ante la corte de la opinión pública.

  • La idea difundir la tesis, que no es peregrina, de que se trataría no solo de una compensación por sus labores académicas, sino de “aportes de campaña encubiertos”.
  • Una de las justificaciones comunes para los sueldos elevados de políticos y empresarios es que su trabajo conlleva una enorme responsabilidad y que, para atraer talento, es necesario ofrecer compensaciones competitivas.
  • Sin embargo, este argumento se encuentra cada día más cuestionado, especialmente cuando las recompensas económicas se perciben como desproporcionadas en relación con los resultados obtenidos o con las condiciones sociales.
  • Las universidades privadas tienen el derecho de contratar a quienes consideren idóneos y fijar sus remuneraciones libremente y no están obligadas a dar explicaciones.
  • En este caso el rector de la Universidad San Sebastian, Hugo Lavados, ha entregado las explicaciones del caso, reafirmando la destacada labor y aporte académico de Marcela Cubillos al desarrollo de la facultad de derecho. Agregando que la institución ha actuado en todo momento conforme a la legalidad vigente. Lo que debería poner punto final está controversia.

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