Agosto 14, 2022

La gran oportunidad perdida. Por Sebastián Edwards

Ex-Ante

Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano lo hicieron otra vez. Lograron lo que muchos pensaban era casi imposible. Hicieron una secuela de su documental “Chicago boys” que es tan destacada y envolvente como el original. “El Efecto Ladrillo” es un filme que ha dado que hablar, aun antes de ser estrenado – lo hará el 18 de agosto en el festival Sanfic de Santiago.


La obra se centra en la vida de dos personas adultas – Ramiro y Mariana — durante los meses que siguen al “estallido” del 18 de octubre de 2019. A través de las vivencias, preocupaciones, dolores y esperanzas de estos dos protagonistas, el espectador ve desfilar la historia social de Chile de los últimos 40 años. El filme termina con el plebiscito de entrada en el que la ciudadanía decidió, por una inmensa mayoría del 80%, que una convención elegida en forma democrática y paritaria escribiera una nueva constitución.

Ramiro es un ejecutivo maduro, nacido y criado en el privilegio. Un profesional destacado que durante 1973 trabajó con el equipo de economistas que elaboraron “El Ladrillo”, el documento que sirvió de base para la revolución neoliberal impulsada durante la dictadura de Pinochet. Para Ramiro la revuelta de octubre 2019 es incomprensible. ¿Cómo se explica que los chilenos no aquilaten los avances económicos y sociales de las últimas décadas? ¿Por qué no entienden que, de haber seguido la tendencia histórica, hoy en día todos serían más pobres y vivirían con mayores angustias?

Mariana vive en las antípodas de Ramiro. Es una mujer adulta de origen social bajo, con sangre mapuche y una vida llena de sacrificios. Su madre apenas aprendió a leer y escribir, y ella tuvo que trabajar desde niña. Vive con dignidad en una población que contrasta con el elegante barrio de Ramiro. Hay pocos árboles, las casas son pequeñas y los vehículos que tienen las familias distan de los lujosos automóviles de Ramiro.

Ya mayor, Mariana logró terminar sus estudios secundarios, y con más de 40 años accedió a la universidad y se tituló de profesora. Durante el estallido participa en todas las manifestaciones y se transforma en una líder de su comunidad. Trabaja con familias afectadas por la pandemia, hace clases por zoom a niños vulnerables, escribe cuentos, entretiene a niños y organiza a los pobladores para que luchen por sus derechos humanos. Juega un rol especialmente importante en la defensa de Mario, un vecino que ha quedado con severos problemas de salud luego de ser golpeado por la policía durante una de las protestas.

Como en toda buena historia, los personajes no son estáticos. Evolucionan y cambian. Este es, especialmente, el caso de Ramiro, quien de a poco va entendiendo las tensiones creadas por el modelo y se involucra en una serie de proyectos sociales. Hacia el final del filme, el día del plebiscito del 25 de octubre 2020, lo escuchamos decir:

“Yo creo mucho en la iniciativa privada, creo mucho en las empresas, en la competencia y la globalización. Creo que ese modelo es el que debe persistir. Pero hay algo en este modelo que se exacerba, que te empieza a enloquecer, que te empieza a ser ávido por el dinero; el modelo empieza a fallar. Si no se implementan correcciones, vamos a terminar en algo feroz.”

Cuando Ramiro termina su mea culpa, la periodista le pregunta cómo va a votar en el plebiscito de entrada. Ramiro esboza una sonrisa un tanto tímida y responde: “Voy a votar por el apruebo. Pero, lo haré como ‘momio’.”

Vemos a Mariana y a Ramiro, cada uno en su distrito, emitiendo sus votos. Si bien están geográficamente distantes, nuestros dos personajes están unidos en la esperanza. Junto a un 80% de los chilenos creen que una nueva constitución abrirá las puertas para rectificar el rumbo, para lograr un gran pacto social que permita construir una visión conjunta que mueva al país hacia la inclusión, la tolerancia, la igualdad y, especialmente, hacia la dignidad.

En las dos últimas escenas nuestros protagonistas hacen una reflexión final. Mariana dice que todo ha sido para que en el futuro “no te discriminen por ser alto o bajo, por ser gordo o flaco, o Mapuche, o porque los rasgos de tus raíces se noten, que no te tengas que esconder” Luego dice: “Hay que enseñarles a los niños que sí se puede, que el mundo puede cambiar”.

Ramiro, por su parte, camina entre árboles frutales, y habla sobre la transformación que ha experimentado durante estos meses. Nos dice que se ha dado cuenta de lo “tremendamente clasistas que somos como sociedad, como país…. La discriminación la tenemos todavía muy metida en la sangre. Yo creo que la nueva generación tiene algo en el corazón distinto a uno. Comprenden cosas que uno no puede comprender; por eso uno tiene una esperanza”.

Noventa segundos después el filme llega a su fin. En la ultima escena vemos a Mariana en una playa rodeada de niños. Les habla de las metamorfosis de las orugas en mariposas, y todos entendemos que se refiere a Chile y su futuro. La cámara, montada en un dron, se eleva y se aleja con lentitud. Muestra a Chile con ese mar que tranquilo lo baña.

Este es un filme dulce y “buena onda.” Fuentes y Valdeavellano son realizadores duchos. Saben mantener el ritmo y el equilibrio. No hay ni rabias ni emboscadas. Pero, y esto no es culpa de ellos, es un documental incompleto. Una película que deja flotando “la gran pregunta” y la “gran paradoja.”

¿Cómo es posible que, a menos de 12 meses del nacimiento de las esperanzas y la luminosidad, el país esté, hoy día, tan profundamente dividido? ¿Qué pasó con tantas ilusiones? ¿Cómo entender que ese 80% se haya transformado, de acuerdo con todas las encuestas, en menos de un 40%? ¿Por qué la Convención optó por una aplanadora y por darle la espalda a la “la casa de todos”? ¿Cómo no entendieron los convencionales que se estaban farreando la oportunidad de una vida?

Cada día vamos urdiendo respuestas tentativas a estas interrogantes. El 4 de septiembre sabremos con precisión la magnitud del derrumbe del Apruebo, el verdadero nivel de la farra de la Convención. Perder la mitad del apoyo en unos meses no es fácil. El desplome de apoyo es, sin duda, una historia trágica, una historia que merece ser contada. Es la historia que podría cerrar una trilogía de Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano. Ojalá se animen a hacerlo.

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