Jon Lee Anderson, corresponsal del New Yorker: “En Cuba hay una tormenta perfecta”

Jon Lee Anderson es uno de los periodistas estadounidenses que mejor conoce América Latina y Cuba en particular. Autor de una elogiada biografía de Ernesto Che Guevara -para escribirla vivió tres años en La Habana con su familia en los 90′-  actualmente está trabajando en una de Fidel Castro. En la siguiente entrevista, realizada por escrito, da su visión de las inéditas protestas en ese país.

¿A qué atribuye las manifestaciones que están ocurriendo en Cuba, que aparentemente son las mayores contra el régimen desde 1959? 

Atribuyo las manifestaciones a la coyuntura difícil que están viviendo los cubanos a una suma de factores: aguda escasez de comida y medicina y de energía y de dinero para suplir sus necesidades, exacerbado por la pandemia y las restricciones de movimiento ,además del malestar por un programa de vacunación bastante lento y un alarmante aumento en el número de casos. Es decir en Cuba hay algo así como una tormenta perfecta de penurias y inquietudes que se han juntando para crear una situación explosiva,  sin que el gobierno cubano haya sido capaz de responder a eso. Hay muchos cubanos hartos de su situación y no tienen el mismo recurso de ciudadanos en otros países  -cambiar su gobierno en elecciones verdaderas – no tienen otro recurso que el aguante, la queja, o eventualmente el estallido social, y eso es lo que esta pasando ahora.

¿Piensa que el Presidente Díaz-Canel tiene el liderazgo para contener las protestas, como lo hizo Fidel Castro en las manifestaciones de 1994?

Yo estuve en La Habana para el famoso Maleconazo de 1994, que fue un acontecimiento casi pre insurreccional, y que se contuvo por la intervención física personal de Fidel Castro. En esa ocasión fue a la televisión y declaró que cualquier cubano que quería irse podía hacerlo, suspendiendo así las estrictas restricciones para salir del país que regían hasta ese momento. Con esa declaración, las fronteras marítimas de Cuba se abrieron y durante tres semanas, más de 50 mil cubanos de fueron de su país en un éxodo dramático de balsas y botes improvisados y precarios. Era un episodio bochornoso para Fidel, pero le trajo dividendos al sacar así de la isla a 50 mil descontentos.

¿Díaz-Canel tiene esa capacidad para enfrentar la crisis?

Díaz-Canel es un fiel heredero del poder político en Cuba y del legado de Fidel y su hermano Raúl, pero no tiene la dimensión mítica de ser un veterano de la revolución ni el carisma de Fidel. El domingo quiso emular a la gesta de Fidel yendo al lugar donde empezaron las protestas y marchando con sus partidarios, pero no paro la ira popular y después hizo su amenazante aparición en televisión llamando a los “revolucionarios” al combate en contra de un enemigo interno supuestamente potenciado or pos EEUU. Su respuesta es mano dura. Queda la duda si a a estas alturas va a funcionar la mano dura, sobre todo con una juventud inquieta nacida después de la Guerra Fría.

¿Qué papel puede jugar Raúl Castro?

Mientras Raul vive tendrá la voz cantante en torno a las decisiones de estado en Cuba y eso incluye las de seguridad.

¿Las FFAA cubanas podrían intervenir como ocurrió en Polonia, cuando Jaruzelski asumió el poder?

Todo es posible pero sería especulativo de mi parte aventurar tal posibilidad ahora. De hecho Cuba ya es gobernada por un régimen cívico militar.

¿Cree que esto puede derivar un proceso como el que ocurrió en los países del Este Europeo previo a la caída del Muro de Berlín?

No soy adivino y no quisiera especular. Pero vale la pena señalar que estamos en una coyuntura mundial llena de nuevas inquietudes y corrientes imprevistas en las sociedades y en la política. En ese sentido todo es posible.

El régimen le ha atribuido responsabilidad a Estados Unidos por lo que está ocurriendo, como lo ha hecho siempre cuando hay dificultades. ¿Cuál debería ser la reacción de Estados Unidos?

Tiene que ser mesurada, de aliento a la población cubana pero sin provocación al gobierno de Cuba. Posiblemente veremos críticas emitida a la represión de los manifestantes, y un llamado a la cordura y a una apertura. Pero Biden lo hará con su tibieza habitual. Biden no lo tiene fácil tampoco porque tiene un ojo puesto al electorado conservador y trumpista de Florida, sobre todo de los ciudadanos de origen cubano y venezolano. Florida es claveen las elecciones legislativas del próximo año, cuyo resultado puede ser determinara si conserva la mayoría demócrata en el Senado o la perderá. Por ese motivo, cuando se trata de Cuba, Biden tiene que andar con cuidado, y esta situación lo pone también en aprietos.