La gran derrotada por la abstención es la alianza FA-PC y sus candidatos presidenciales. Son los que se han envuelto en la bandera de la movilización social para imponer sus ideas y descalificar o vetar a todo los que osen contradecirlos. Y resulta que, a la hora de la verdad, fueron totalmente incapaces de movilizar al pueblo con el que se llenan boca
Cuentas alegres. Casi todos los partidos sacan cuentas alegres con los resultados del Domingo; están encandilados con los porcentajes y el numero de gobernaciones obtenidas. Se habla del renacer de Unidad Constituyente, el despertar de la DC, la consolidación del pacto entre el Frente Amplio y el Partido Comunista y la debacle de la derecha.
- Pero todo eso no es más que una ilusión óptica, un espejismo, porque la única verdad irrefutable es que casi toda la población se quedó en su casa y no fue a votar. De eso casi nadie quiere hablar. Es como si los políticos se hubiesen puesto de acuerdo para ignorar el elefante en medio de la habitación: la abstención. Pero es un hecho tan grave y decidor que resulta imposible ignorarlo.
- Sostengo que la gran derrotada por la abstención es la alianza FA-PC y sus candidatos presidenciales. Son los que se han envuelto en la bandera de la movilización social para imponer sus ideas y descalificar o vetar a todo los que osen contradecirlos. Y resulta que, a la hora de la verdad, fueron totalmente incapaces de movilizar al pueblo con el que se llenan boca, que les costó la derrota en la Región Metropolitana.
- El porcentaje de participación fue de apenas de un 19.5% a nivel nacional, bajo el 13% en muchas regiones y cercano al 9% en algunas comunas. Nunca antes en la historia de la República había ocurrido algo así. En estricto rigor unas elecciones en que el 80% de la población opta por no participar deberían declararse insanablemente nulas porque las autoridades electas carecen de la más mínima representatividad.
¿Vieja política? Hasta hace un tiempo, con cifras de abstención muchísimo más bajas se hablaba del desencanto de la ciudadanía con la vieja política corrupta de los partidos tradicionales, que resolvían todo entre cuatro paredes (aunque fuesen las del congreso), de la cocina, de la crisis de representación que le restaba legitimidad al sistema.
- Con ese discurso llego el FA al congreso. Venía a renovar la política, a reivindicar la participación del pueblo en la toma de decisiones, impulsando la movilización social para reencantar a la gente.
- El estallido social con su secuela de violencia nunca antes vista se explicó -o justificó- desde la extrema izquierda como una expresión del malestar de la sociedad con los 30 años de gobiernos de la Concertación. Desde ese momento muchas cosas cambiaron en Chile para acomodar las demandas de quienes tenían prácticamente sitiadas las principales ciudades del país. Así, se aprobó el plebiscito de la Convención Constituyente paritaria y con representación de los pueblos originarios.
- Sin embargo, la alta abstención persiste. Incluso en el plebiscito votó menos gente que en la última elección presidencial. Y en la de constituyentes -que se suponía el momento culmine del proceso de movilización de las masas- solo voto el 43%, para culminar en un ignominioso 19.5%.
- Las causas de la baja participación son variadas y difíciles de entender. Al parecer la desconexión entre los políticos y los ciudadanos afecta a todos por igual, caras viejas y caras nuevas. El diagnóstico autoreferente ofrecido por la extrema izquierda no pasó el test. Tal vez La ciudadanía tenga otras prioridades y no comparte con la misma pasión la idea de que se está construyendo un Chile nuevo y mejor.
Seis claves. Con todo, los resultados de la elección tendrán consecuencias muy importantes.
- Dejan en evidencia la precariedad de la ultraizquierda, que demostró que no tiene capacidad de movilizar al electorado; que su proyecto habita en una burbuja sin arraigo genuino en el mundo popular.
- La Unidad Constituyente recibió tratamiento de shock adrenalínico, que le permite salir del estado de coma en que quedó tras las maniobras del Partido Socialista contra la Democracia Cristiana y Heraldo Muñoz.
- La Democracia Cristiana se alzó con dos “gaviotas de oro”: el triunfo de Claudio Orrego sobre la extrema izquierda y tener entre sus filas a la única candidata viable de la izquierda democrática, es decir, tiene la sartén por el mango. Ahora depende enteramente de la DC si somete a Yasna Provoste a una primaria convencional con Paula Narváez o pasa directamente a la primera vuelta presidencial.
- El PPD quedo en la irrelevancia absoluta al no elegir ni un solo gobernador. Además, sin candidato presidencial por haberse farreado en una aventura insensata la candidatura de Heraldo Muñoz.
- El resultado patético de la derecha configura un posible escenario de segunda vuelta entre la candidata demócrata cristiana y el candidato comunista en el que el voto de una derecha fuera de carrera pasa a ser decisivo; una repetición de lo que paso con Claudio Orrego.
- Hay que tener presente que no habrá otra elección hasta las presidenciales y parlamentarias que permitan a los partidos medir fuerzas y revertir el escenario actual.