Historiador Alfredo Riquelme: “La adhesión al régimen de Maduro puede poner en cuestión la supervivencia política del PC”

Estudioso de la izquierda chilena, el académico de la UC y destacado historiador Alfredo Riquelme sostiene que “de persistir el negacionismo respecto al fraude en Venezuela, el PC puede perder gran parte de su respaldo electoral e influencia política”. Esto debido a que en tiempos de la antigua Unión Soviética se decía que “cuando llueve en Moscú, los comunistas chilenos abren los paraguas”, pero al resto de los chilenos no les afectaba el aguacero moscovita. En cambio ahora, “cuando llueve en Caracas, todos los chilenos debemos abrir los paraguas”, ya que la crisis de ese país afecta directamente al nuestro.

-Al contrario del gobierno, el resto del oficialismo y líderes internacionales, el PC chileno ha apoyado y dijo confiar en el proceso eleccionario que le dio el triunfo a Nicolás Maduro. ¿A qué cree que se debe esta postura incondicional?

-En verdad, me resulta difícil entender la persistencia del alineamiento del comunismo chileno con el régimen de Maduro, que ha llevado a varios de sus parlamentarios y dirigentes a cohonestar el manifiesto fraude electoral perpetrado en Venezuela y al propio presidente del partido a hacer declaraciones tan extrañas como “me toca validar un procedimiento de un Estado. ¿Cómo voy a establecer otro Estado? No puedo crear otra Venezuela en mi mente y tratar de imponérsela a los demás”.

El PC en Chile ha seguido expresando su aprecio a esa versión venezolana de lo que alguna vez se autodenominó “socialismo del siglo XXI”, con una devoción parecida a la que en el siglo pasado enalteció lo que denominaba como “socialismo real” en la Unión Soviética y otras dictaduras comunistas, la que en el caso de Cuba se prolonga hasta la actualidad.

Hay que decir -para ser justos- que este aprecio comunista por lejanas dictaduras no ha sido obstáculo para que las prácticas políticas de los comunistas en Chile se hayan desarrollado en el siglo XX y se desarrollen en el siglo XXI en un marco democrático e incluso de protagonismo en la lucha por la democracia en el propio país. El contraste entre la adhesión a la democracia en Chile y a dictaduras en otras latitudes ha sido -sin duda- una contradicción estructural que ha minado su credibilidad ideológica, alentado la crítica de adversarios y aliados, y limitado el respaldo de la ciudadanía; pero ha sido también una tensión nunca resuelta con la que el partido ha logrado vivir.

Pienso, en cambio, que la persistencia de la adhesión comunista al régimen de Maduro -tras el fraude electoral y la violencia estatal masiva y sistemática que lo pretende imponer- puede poner en cuestión la propia supervivencia política del comunismo chileno.

-¿Por qué cree que puede poner en peligro su propia supervivencia política?

-Hay una gran diferencia entre las históricas adhesiones del comunismo chileno a la lejana Unión Soviética e incluso a la más cercana Cuba, por una parte, y la actual adhesión a la dictadura de Maduro en Venezuela: los efectos directos y devastadores que esta última ha tenido sobre nuestro país. Hace 70 años, se decía que “cuando llueve en Moscú, los comunistas chilenos abren los paraguas”, pero al resto de los chilenos no les afectaba el aguacero moscovita. En cambio, desde hace unos años podríamos decir que “cuando llueve en Caracas, todos los chilenos debemos abrir los paraguas”.

La ruina de la economía venezolana y la masividad de la persecución a los opositores han provocado un éxodo de millones de venezolanos, de los cuales varios cientos de miles se han instalado en nuestro país. Entre ellos se han infiltrado bandas criminales que han florecido bajo el régimen “bolivariano” y han extendido hasta nuestro país sus prácticas criminales. Y hay claros indicios de la acción en Chile de los órganos represivos de la dictadura venezolana, como en el caso del secuestro, tortura y asesinato del oficial disidente Ronald Ojeda este año en Santiago de Chile. Todos estos fenómenos amenazan agravarse si el régimen logra imponer el fraude y continuar en el poder mediante la violencia y el terror de Estado.

-Llama la atención que el PC apoye al régimen de Maduro, mientras las autoridades de ese país tratan con duros insultos al Presidente Boric.

Sí, a todo lo anterior hay que agregar la intensificada hostilidad de Maduro y sus secuaces hacia el gobierno de Chile del que los comunistas forman parte, motivada por la clara y pronta exigencia del presidente Boric de transparentar el proceso electoral y, luego, por su abierta denuncia de la represión “a su propio pueblo que exige se respete su voluntad expresada democráticamente”. Esta decidida posición del presidente de Chile, que lo ha convertido en un referente democrático entre las izquierdas iberoamericanas para la opinión pública internacional, ha motivado reacciones absolutamente destempladas en la cúpula del régimen venezolano. En medio de esta acerba disputa, los comunistas chilenos están obligados a tomar partido por el presidente de Chile, como lo han hecho -con mayor o menor intensidad- quienes forman parte de su gabinete ministerial, aunque no ha sido todavía el caso de sus parlamentarios ni de la cúpula del partido. La más clara expresión del imperativo que -como integrantes del gobierno de Chile- tienen los comunistas de abandonar toda ambigüedad en esta confrontación, han sido las recientes palabras de la ministra vocera Camila Vallejo respecto a que “Maduro ya ha hecho suficiente daño a nuestro país”.

-¿En este sentido, considera que hay un recambio generacional en el PC de ideas respecto a temas cómo Cuba o Venezuela?
-Creo que es indudable que hay algo de ello, sobre todo frente al caso venezolano. Las nuevas generaciones comunistas -con pocas excepciones- se han restado a las declaraciones más apasionadas de validación del fraude electoral madurista que sí han hecho dirigentes de más edad del partido. A la luz de las últimas declaraciones de Camila Vallejo, se hace más claro que el régimen chavista significa hoy distintas cosas para diferentes comunistas. Algunos persisten en esa adhesión autodestructiva que ya caracterizamos. Otros -como ella- se dan cuenta de que el negacionismo frente al fraude electoral y las violaciones a los derechos humanos se ha vuelto insostenible.

-Figuras del oficialismo -como el senador Lagos Weber, ente otros- han puesto en duda la continuidad de la coalición o la permanencia del PC en el gobierno. ¿Considera que es un escenario posible el quiebre del oficialismo o la salida del PC del gobierno?

-En Chile ha coexistido histórica y transversalmente un amplio consenso ideal en torno a la democracia y los derechos humanos como fundamento, marco y finalidad de la política, con el negacionismo respecto a dictaduras que los han arrasado – en otras latitudes desde la izquierda, en nuestro propio país desde la derecha-. Esta inconsistencia no ha hecho imposible la existencia de amplias alianzas políticas de carácter programático, de gobierno o de gobernabilidad en lo nacional entre los respectivos negacionistas y otros sectores políticos. Desde este punto de vista, no atisbo alguna posibilidad de quiebre del oficialismo o de salida del PC del gobierno sobre la base de una diferencia ideológica conocida y de larga duración.

Creo, más bien que de persistir el comunismo chileno en la adhesión o el negacionismo respecto al fraude y la persecución en Venezuela, al tiempo que continúe deteriorándose la situación en ese país e intensificándose sus graves efectos sobre el nuestro, el PC puede perder gran parte del respaldo electoral y de la influencia política que tiene en la actualidad, e incluso verla reducida hasta la insignificancia. En este sentido, reiteraría que su propia supervivencia política exige que logre salir del abismo al que lo arrastra la asociación con el régimen de Maduro.

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