¿Le sorprendió el triunfo de Donald Trump?
Era algo perfectamente previsible. Durante la campaña vimos como sus opositores desplegaron inútilmente todos los medios a su alcance para impedir su regreso a la Casa Blanca. Kamala Harris tuvo un récord de financiamiento, muy por encima de Trump, quien además ha gastado sobre US$ 100 millones en defenderse en distintos juicios. El expresidente también enfrentó una fuerte campaña comunicacional en su contra, orquestada por la prensa más poderosa; la intervención de la izquierda internacional, con el laborismo británico enviando a sus activistas a participar en la campaña. Pese a todo esto, la candidata demócrata no logró vencerlo ni aprovechar sus graves debilidades.
¿Cuál fueron los errores del Partido Demócrata?
Los demócratas fracasaron en su giro a la izquierda impulsando una agenda intervencionista, cultural feminista y ambientalista; completamente desconectada con las prioridades de los norteamericanos que son la economía y el costo de la vida, el control migratorio, y la seguridad. Habría que agregar la contraproducente persecución judicial de Trump durante la campaña, la que finalmente lo fortaleció.
Usted ha dicho que el retorno de Trump a la Casa Blanca podría ser una tragedia mundial.
La presidencia de Trump tendrá un impacto global. Significará un cambio rápido y profundo de las instituciones, tanto norteamericanas y como mundiales; y una revolución interna e internacional. Está en juego la fortaleza de la Constitución norteamericana, sus contrapesos y capacidad de hacer efectivo los límites y autonomías de poderes públicos.
¿Puede ser un riesgo para la democracia?
Sí, pero eso dependerá de la fuerza de la Constitución. Trump es reconocido por transgredir los límites de la ley, está condenado por ello, y desprecia a los consejeros legales que defienden los límites en el ejercicio del poder, los despide y prefiere a los que manipula para sus fechorías.
También provocará una revolución en las instituciones internacionales: MAGA (Make américa great again) es la divisa y logo de Trump. Implica aislacionismo y nacionalismo, es una derivación AMERICA FIRST (América primero). Es muy indicador que, en su gorro, a pesar de su narcisismo, prefiera imprimir MAGA a poner su nombre.
¿Que consecuencias tendrá la presidencia de Trump para el multilateralismo y la cooperación internacional?
Globalmente están juego el aislamiento de Estados Unidos y las derivaciones en el ejercicio de su poder como primera potencia económica y militar, en la seguridad y orden mundial; compromiso con las libertades y la democracia; el libre comercio, el multilateralismo, las alianzas y la cooperación internacional. Trump pretende que Europa financie la seguridad europea a cargo de la OTAN, hoy sostenida económicamente en más de un 40% por Estados Unidos. Lo mismo sucederá con ASEAN, el organismo internacional que en Asia actúa como contrapeso de China, también mayoritariamente financiado por EE. UU. Igualmente, el presidente electo es uno de los más críticos de las Naciones Unidas, por lo que seguro retirara el apoyo a muchas de sus reparticiones y programas, como ya lo hizo en su primer mandato.
¿Qué puede esperar el Presidente Gabriel Boric del gobierno de Trump?
Las relaciones bilaterales podrían complicarse con el regreso de Trump y un eventual Secretario de Estado de línea dura y que le reste prioridad a las relaciones ya postergadas con América Latina. Y habrá que entender que Trump prefiera ayudar al presidente Javier Milei que es un aliado ideológico, que a Boric, pero hay formas de sortear o aliviar en parte importante esos costos. Esa es tarea de la diplomacia, del gobierno, del sector público, privado y de la sociedad civil.
Las relaciones con Estados Unidos son densas. El sector privado y las autoridades de los estados norteamericanos y locales son autónomas, gravitantes y hay lazos directos. La burocracia también influye, en lo cultural están las universidades, las ONGs y la comunidad científica. Importantes legisladores tanto republicanos como demócratas están conscientes de las responsabilidades internacionales de Estados Unidos, hay lazos centenarios que no se borran por un gobierno.
Donald Trump también ha dicho que revisará todos los tratados de libre comercio.¿Eso es un peligro para Chile?
Frente al proteccionismo tenemos la ventaja de no competir con la industria norteamericana; exportamos productos de los que carece Estados Unidos, sea por ser de contrarias temporadas como la fruta o, porque simplemente, no tiene disponibilidades, como el cobre y que al ponerles aranceles encarecerá el consumo local o lo impedirá.
Es muy distinto entrar en conflicto con Xi Jinping y el gobierno chino que controla China en todas sus dimensiones, que estar en conflicto con Trump y el sector más ideologizado republicano. Chile tiene otros accesos a las autoridades y al pueblo norteamericano, pude cambiar el foco y diversificar para sortear las dificultades y aprovechar las oportunidades. Esa es tarea del gobierno tiene que ser eficientes innovadores, creativos incluir la participación de oficialistas, independientes y opositores.
¿Existe el peligro de que se termine la Visa Waiver?
Eso dependerá de la evaluación técnica que hagan los norteamericanos. Pero más importante que el tema la Visa Waiver, es la presión migratoria sobre Chile. Muchos inmigrantes buscan llegar a nuestro país y de aquí emigrar a Estados Unidos. Ahora, con las política migratoria anunciada por Trump, eso ya no se podrá hacer.
¿Considera que habrá algún cambio en las guerras en Gaza y Ucrania?
Probablemente haya un avance significativo en Ucrania, pero a cambio de algo. Nada es gratis en política internacional. Puede ser un nuevo tratado de uso de armas nucleares con Rusia, por ejemplo. Pero es impensable que Trump entregue nada gratuitamente. En Gaza también posible un acuerdo para bien, que integre a todos los sectores y logre un cese al fuego.
Como embajador en Estados Unidos, usted conoció bastante a Ronald Reagan. ¿Qué similitudes y diferencias hay entre el liderazgo de Reagan y de Trump?
Reagan creía en el libre comercio y era adverso a la intervención del Estado como ninguno. Trump también es contrario al Estado interventor, pero en temas de libertad de comercio está en el otro extremo de Reagan.
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