Harald Beyer: “La probabilidad de que Bachelet pueda ganar en el escenario actual es muy escasa”

El ex ministro de Educación y profesor de la Escuela de Gobierno de la UC, Harald Beyer, analiza el momento politico y de la educación pública. “El término de los liceos emblemáticos fue un gran desacierto y lo que estamos viendo hoy día es que a las carreras y universidades más selectivas está llegando una menor proporción de estudiantes de educación pública. Ha habido un retroceso”, dice.

-Un grupo amplio de rectores pidió no elevar las exigencias para estudiar pedagogía. ¿Cuál es tu visión sobre esto?

-Son exigencias que deberían entrar a regir en la admisión 2025 y que fueron acordadas en la Ley de Nueva Carrera Docente del año 2016. Creo que ese grupo de rectores comete un error. Su postura se basa en una visión alarmista respecto de que está desatándose un déficit de profesores. La evidencia, más allá de un estudio hecho por Elige Educar, que tiene algunos problemas, es extraordinariamente débil. En cambio, la evidencia de que personas con más aptitudes académicas, son profesores más efectivos, es bastante abundante. En esa tensión yo me inclino por elevar las exigencias como estaba acordado.

–¿Cómo evalúas la gestión en educación del gobierno de Boric?

-Mi impresión es que el desempeño ha sido pobre. No estaba en el propósito del gobierno llevar adelante una agenda muy ambiciosa en educación, salvo lo que conocimos en su momento de condonar el CAE. Cosa que se ha ido transformando en un proyecto que va a tener algo de condonación, pero mucho menos de lo que anticiparon en su momento. Va a incluir una propuesta de un nuevo sistema de financiamiento para reemplazar el CAE, pero me temo que incluye además regulación de vacantes, regulación de aranceles y eso va en la dirección equivocada.

El Gobierno ha tenido que enfrentar problemas en el sistema local de la educación pública, pero con una visión muy tradicional, donde de nuevo quieren que el Estado central tenga más influencia. Es incorrecto como estrategia. Lo que han hecho en reactivación educativa me parece de corto alcance, con programas que son de dudosa efectividad. Sumando y restando, me parece que la agenda es débil.

-¿Y la gestión del ministro Nicolás Cataldo?

-Él le ha dado una cierta tranquilidad. El ministro anterior tenía una visión utópica, anticuada, sobre las transformaciones que se podrían hacer. El ministro Cataldo ha puesto un poco la pelota al piso y ha estado tratando de hacer una agenda un poquito más pragmática, orientada a resolver ciertos problemas. Pero todos los desafíos de la educación, a propósito de los cambios sociales y culturales que están ocurriendo en todo el mundo, no están siendo abordados.

-¿Esta crisis tiene que ver con las reformas del segundo gobierno de Bachelet?

-Esas reformas no se hicieron pensando en la sala de clases. Lo que estamos viendo es que los colegios están ahogados por asuntos administrativos. El término de los liceos emblemáticos fue un gran desacierto y lo que estamos viendo hoy día es que a las carreras y universidades más selectivas está llegando una menor proporción de estudiantes de educación pública. Ha habido un retroceso.

-Estás en la escuela de gobierno de la UC. ¿Fue desafortunada la declaración del presidente Boric sobre el caso Hermosilla?

-El Presidente no está para comentar las decisiones judiciales, menos en una instancia tan inicial como esta. Más allá de que sea muy tentador, tiene que evitar ese tipo de declaraciones. Y lo mismo tienen que hacer sus ministros. Eso genera miedo, da pábulo para que se haga todo tipo de especulaciones y se desvíe la atención del fondo de los asuntos. No fue afortunado. Todos los presidentes tienen estas tentaciones. Algunos se contienen, otros no se contienen. En este caso faltó contención.

-La respuesta de Juan Pablo Hermosilla fue dura también.

-Esto demuestra que la intervención del Presidente y sus ministros fue equivocada, porque deberían saber que los abogados hoy juegan no solamente en los tribunales, sino también juegan en la opinión pública. Por lo tanto, una razón más para mantener silencio sobre asuntos que no les competen.

-Has dicho que la derecha podría repetir lo que hizo la Concertación y gobernar varios períodos. ¿Crees que es posible?

-En el escenario actual político, donde el centro ha perdido representación, la derecha tiene una oportunidad de presentar un proyecto de largo plazo. En el sentido de que los asuntos públicos que hoy día preocupan son temas asociados a lo que ha sido siempre en el mundo la derecha, no solamente en Chile.

En el año 89 se producía una situación en la cual había un espacio amplio para el mundo de centro izquierda. Hoy día ese espacio amplio existe para el mundo de la centroderecha, donde Evelyn Matthei podría ser la primera de una posta más amplia, siempre que logre aterrizar una propuesta contundente.

-¿El liderazgo de Matthei está entrampado en la coyuntura?

-Matthei tiene que orientarse a construir ese proyecto, a plantear y entusiasmar a la población y dejar la coyuntura a los parlamentarios y partidos. Ellos deben enfrentar al oficialismo para proteger a Matthei. Esa es la forma en que se hace política moderna.

-¿Hay un problema de identidad de la derecha?

-No ha construido nada en ese sentido y debería empezar a preocuparse. Es interesante lo que pasa porque se le ha abierto el espacio político y las diferencias al interior de este sector son bastante más acotadas que las diferencias que existían el año 88 cuando se construyó y se consolidó la Concertación.

-En ese sentido, ¿Bachelet es una amenaza potente?

-Ella subió en las encuestas porque no hay un candidato alternativo. Bachelet hasta ahora no ha sido sometida a un escrutinio y una vez que sea sometida a ello no va a tener el apoyo que tiene. La probabilidad de que ella pueda ganar en el escenario actual es muy escasa. Y eso es lo que la retiene a ella a lanzar definitivamente una candidatura.

-En general, ¿cuál ha sido tu impresión del gobierno de Boric?

-El gobierno tuvo un problema de base muy complejo, que es la ausencia de un programa robusto, que estuviera en línea con la percepción ciudadana. Como el programa era muy débil, no tenía otros instrumentos para sumar voluntades colectivas. Boric confió en la nueva Constitución, eso fracasó y se quedó sin contenido. Y desde ese entonces ha estado trastabillando.

-Eres economista, ¿cómo ves el desempeño de Chile en ese aspecto? Hay mucha gente que piensa que se perdió el dinamismo, que va a ser difícil de recuperar.

-No es imposible recuperar, pero yo creo que hace tiempo hemos estado dominados por una visión postmaterialista. Donde hay que proteger en exceso el medio ambiente, distintas identidades y eso ha derrumbado los proyectos de inversión. Entonces estamos en un equilibrio negativo desde el punto de vista de los factores que dinamizan el crecimiento. Yo noto mucho interés en seguir invirtiendo en Chile, pero bajo escenarios un poco distintos. Las certidumbres jurídicas tienen que aumentar. La economía se tiene que flexibilizar. El marco laboral se tiene que repensar.

-¿A Marcel le ha faltado más audacia? 

-Él vino con un mandato del Presidente que no era pro crecimiento. El gobierno pensaba que la economía mundial iba a tirar el carro, pero no ha sido así. El interés por el crecimiento llegó tarde, porque esas cosas hay que hacerlas desde el inicio y así comprometer a la ciudadanía con las reformas. Eso nunca ocurrió.

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