Guillermo Ramírez (UDI): “Si el gobierno no cambia de actitud, las reformas no van a avanzar”

El diputado Guillermo Ramírez (UDI) dice que “hay una molestia muy grande en Chile Vamos con el Gobierno. Le hemos hecho sentir eso, porque nos parece que hay una intención comunicacional en el llamado a la unidad, más que una sincera intención de llegar a acuerdo”. Y sobre la derrota en el plebiscito añade: “Sería deshonesto decir que aquí las culpas están igualmente repartidas”.

  -¿Cuál es tu postura y la de la UDI sobre las reformas del Gobierno? Porque hay quienes piensan que la oposición no debería ceder un centímetro en aceptar propuestas que, según ellos, son deficientes.

-Nosotros queremos llegar a acuerdo. Entendemos que las pensiones pueden mejorar, que hay espacio para hacer buenos ajustes a nuestro sistema previsional. Pero el Gobierno no puede aprovecharse de nuestro sentido de responsabilidad para pedirnos cosas que nosotros no vamos a aceptar nunca.

-¿Como cuáles?

-Por ejemplo, que puntos adicionales de cotización vayan a reparto. Nosotros consideramos que sería injusto. Una persona con un trabajo formal le va a estar financiando la pensión a una persona con trabajo informal que puede ganar lo mismo o incluso más. En segundo lugar, creemos que sería un sistema que no se puede sostener en el tiempo. Por la realidad demográfica de Chile, mañana para mantener esos beneficios se van a requerir cuatro puntos de reparto y después cinco puntos. Y en tercer lugar, porque los chilenos quieren que sus ahorros sean de ellos y quieren que sean heredables. Por lo tanto, dado que es injusto, que no es sostenible en el tiempo y que va contra la voluntad de los chilenos, es que nosotros en esta materia no vamos a dar nuestro brazo a torcer.

-¿Dices que el Gobierno no está negociando?

-El Presidente el domingo en la noche dice que es importante llegar a acuerdos y yo comparto esa mirada. Pero lo que ha hecho el Gobierno es decir sobre qué vamos a discutir, cuáles son los plazos para la discusión y sobre qué propuesta vamos a discutir. Y eso se parece mucho más a una imposición que a un diálogo.

-¿Y eso lo ves en alguna persona o sector particular del Gobierno?

-El Frente Amplio llegó al poder con un discurso de que conversar era una demostración de debilidad, que llegar a acuerdos era una traición. Y ese corazón del Frente Amplio está intacto. Y por eso ha sido tan difícil llegar a acuerdos con el Gobierno desde que asumieron en 2022.

-La ministra de Salud, Ximena Aguilera, al parecer, ha estado un poco ausente, dicen en el Congreso. ¿Cómo se está llevando la discusión en un tema tan importante para la gente?

-El Gobierno ha tratado de hacernos creer que el problema de las isapres consiste en el cumplimiento de un fallo, cuando en realidad el problema es acerca de la viabilidad financiera del sistema. El gobierno no ha dicho con transparencia si va a solucionar el problema de viabilidad de largo plazo o no.

Ese es el problema: ellos no se atreven a contestar esa pregunta, porque la verdad es que al interior del gobierno hay muchos que quieren hacer desaparecer nuestro sistema de salud por la vía de los hechos y saltarse la discusión democrática en el Congreso. Ellos ven la oportunidad para imponer una visión sin tener que convencer a nadie. Eso es antidemocrático y va a generar muertes en la población chilena.

-¿Crees que el gobierno está dispuesto a dejar caer la isapres?

-El problema de la mirada ideológica es que no te permite ver la realidad. En el gobierno hay un pensamiento mágico propio de quienes ignoran la evidencia y abrazan simplemente argumentos ideológicos.

-Se presentó el pacto fiscal, que tiene, según economistas, aspectos positivos para tratar de agilizar la economía. ¿Pero, en general, cuál es tu opinión?

-Entre las medidas anunciadas por el ministro Marcel hay cosas positivas. El tema de reducir permisos me parece correcta. Algunas de las medidas de inversión también. Pero hay que decirlo: lo que fue presentado esta semana es un refrito de lo que ya hemos conversado mil veces. No hay nada nuevo. Y sobre el punto de la discordia, que es el tema tributario, el ministro anunció que se va a presentar en marzo. Con lo cual es muy pronto para saber si esa es una reforma que va a contar o no con amplio consenso.

-Sostienes que el gobierno no conversa. ¿A qué crees que se deba?

-Los que se creen poseedores de la verdad y los que creen que tienen un estándar moral superior tienen que hacer un esfuerzo muy grande para conversar con los simples mortales. Yo creo que a este gobierno lo que le falta es humildad.

-Otro tema es la situación de la derecha post plebiscito. ¿Qué pasa con el sector después de la derrota del domingo?

-Creo que las culpas son compartidas, no son exclusivamente del Partido Republicano. Pero, por supuesto, quien tiene las mayorías en el Consejo y es finalmente el que toma las decisiones, tiene un mayor grado de responsabilidad que los que tienen minoría. Sería deshonesto plantear que el Partido Republicano es el único responsable. Pero también sería deshonesto decir que aquí las culpas están igualmente repartidas.

-¿Te sorprendió que Kast haya dicho que iba a ir directo a la primera vuelta y no a primarias?

-No sorprende. Chile Vamos quiso ir en primarias con José Antonio Kast en la última elección presidencial. Quisimos ir en conjunto con ellos en las elecciones parlamentarias. Quisimos tener un pacto unitario para la elección de consejeros constitucionales y siempre fue el Partido Republicano el que se negó. Por lo tanto, la decisión de José Antonio Kast es consistente con lo que ellos han hecho en el pasado.

-Uno de los datos de la votación es que gente de Republicanos se fue al en contra. ¿Eso fue influyó en el resultado?

-Por supuesto que influyó. Y quebraron la unidad del sector en torno a una opción.

-¿Hay mucha molestia en Chile Vamos frente a esta esta posición dura del gobierno de la que hablabas antes?

-Hay una molestia muy grande en Chile Vamos. Le hemos hecho sentir eso al gobierno porque nos parece que hay una intención comunicacional en el llamado a la unidad, más que una sincera intención de llegar a acuerdo. Siempre vamos a estar dispuestos a conversar, pero si el gobierno no cambia su actitud, por mucho que conversemos, las reformas no van a avanzar.

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