“Probablemente, en el diagnóstico que estamos haciendo hoy, estoy más cercano a Joaquín Lavín”, afirma Sichel sobre sus posibles contendores en la primaria oficialista. Pero su mayor énfasis está en la diferenciación que estima puede aportar a Chile Vamos en términos de ampliar su electorado y dice que lamenta que algunos lo quieran presentar como un “invitado de piedra” a las primarias, actitud que según él ha crecido en la medida que las encuestas lo muestran más competitivo.
—¿Ya está zanjada su participación en las primarias? ¿Ya llegó la invitación por parte de Chile Vamos?
—No, no hay nada en concreto todavía. He visto buena voluntad y yo he dicho que soy un independiente que quiero participar de la primaria pero el peor escenario es que dependo de otros para poder ser candidato, por lo tanto tienen los partidos que resolverlo.
—¿Cree que existe la posibilidad de que la UDI, RN o Evópoli opten por no darle un pase a las primarias?
—Espero que no. Inicialmente había una actitud más abierta a que sea candidato pero en la medida en que algunas encuestas me han mostrado más arriba, he visto otra actitud, entonces no sé cómo va a terminar esto de aquí a las primarias. Lo raro sería estar en una coalición que tiene por vocación excluir independientes o que esté dispuesta a incluir solo por los votos para ellos pero no para gobernar junto a ellos o estar dispuesto a que uno de ellos lo lidere. Excluirme sería decirles a muchos como yo que acá hay que tener un ADN determinado, ser nacido y criado en la centroderecha y que quieren seguir siendo los mismos de siempre.
—¿Tiene algún plazo?
—El plazo legal es el 4 de mayo. El plazo político tiene que ser mucho antes porque uno tiene que tomar una decisión. Yo quiero estar en la papeleta de las primarias de Chile Vamos, pero si no me dejan participar, tendré que tomar una decisión distinta.
—¿Cuál sería esa decisión? ¿Ir directo a la primera vuelta?
—Juntar firmas e ir a la primera vuelta. Mi voluntad es participar a las primarias de Chile Vamos, pero cuando a uno no lo invitan, o lo invitan y lo quieren hacer el invitado de piedra le están diciendo que no participe. Mi voluntad está, espero que la de ellos también.
—Además de asegurar su participación en una primaria, ¿espera que haya libertad de acción?
—Es clave en una democracia. De lo contrario es una mala señal para una coalición que quiere crecer y para independientes que quieran sumarse a la coalición porque es decirle básicamente que solo pueden participar aquellos que son militantes de los partidos. Las señales de unidad no tienen que darse recién el 5 de julio, si no antes, y una de ellas es respetar la democracia y respetar la voluntad de alguien que quiere apoyar con libertad a un independiente dentro de la coalición.
—Hasta ahora hay luces de que no habría libertad de acción…
—Es lo que he visto. Pero al final los ciudadanos juzgarán. Tenemos que dar pie a una cultura de centroderecha y centro mayoritaria en el país, que vaya más allá de los partidos políticos.
—¿Hasta ahora, cree que ha habido fairplay?
—Eso era lo que yo esperaba y he visto eso por parte de la mayoría de los candidatos, no todos.
—¿Se refiere a las críticas de Evelyn Matthei?
—Sí. Aquí está en juego si podemos gobernar, ese es el gran juego que tenemos que demostrar como Chile Vamos: ¿Cuál es nuestra posibilidad de darle gobernabilidad a Chile? Y eso también se demuestra en cómo enfrentamos esta campaña. Espero que lo de Evelyn haya sido un arrebato y no una posición permanente porque eso también me hace a mi evaluar la posibilidad o no de ser parte de esto.
—¿A qué se refiere?
—A las primarias. Más que yo dar la respuesta, quien me emplaza tiene que aclarar si quiere que participe o no, yo al menos tengo toda la voluntad de participar.
—El 2017 la competencia fue brutal. Hubo descalificaciones, dimes y diretes, ¿cree que eso se replicará?
— Sería desastroso una campaña enfocada en destrozarnos entre nosotros para ganar y no privilegiar un proyecto colectivo por sobre el individual. El desafío no es solo ganar, es garantizar gobernabilidad, estabilidad y la posibilidad la construir mayorías. Tenemos una posibilidad política única de tener una coalición diversa con un proyecto unitario. Con distintas identidades: Mario Desbordes, Joaquín Lavín, Ignacio Briones, yo mismo, como candidatos presidenciales, e incluso Evelyn Matthei.
—Usted ha planteado en distintas oportunidades que “son parte del mismo proyecto político”, sin embargo, en Chile Vamos hay quienes desconfían de su pasado de centroizquierda. ¿Cuáles son sus garantías?
—Siempre he sido una persona de centro. Soy una persona de centro que abandoné partidos porque dejé de creer en ellos y su forma de reunión política y quiero ser parte de esta coalición. Lo que pasó fue que la centroizquierda giró a la izquierda y lo que quiere es refundar Chile y yo no me siento parte de ese proyecto. Como persona de centro, me siento parte de una coalición de centroderecha reformista que cree en los cambios sociales, tiene vocación de mayorías y está dispuesta a defender al mercado y empresas si lo hacen bien.
—¿Actualmente sigue siendo de centro, a secas?
—Algo que me gusta es que la centroderecha ha ido evolucionando hacia el centro. Yo vi en una época una derecha que defendía a los senadores designados, que no creía en la democracia, que se oponía a la ley de divorcio, a la ley de filiación… no me pidan en los 90′ cuando yo tenía 20 años que votara por esa derecha. Hoy lo que veo es en su mayoría una centroderecha moderna que ha ido convocando cada día más a un mundo de centro.
—El tema de la independencia usted lo destaca como uno de sus grandes activos, sin embargo usted militó en un partido político, participó del intento de formación de otro que no se concretó y es parte de movimientos políticos…
—Sí y orgulloso. La pregunta es porqué dejé de militar. Porque quiero tener la libertad de gobernar, primero, dando garantías a todos los partidos de la coalición de que vamos a gobernar con todos y segundo, no voy a sentirme amarrado al cuoteo y a las malas prácticas de la política mal entendida. Para atreverme a romper este patrón cultural de que todos son más o menos iguales y vienen de los mismos colegios y se requiere la libertad de la independencia. Si algo gané como ministro y como presidente del Banco Estado fue la libertad de tomar las decisiones que yo creía correctas y no la que me dictaba un partido.
—En muchos casos las elecciones no se tratan solo de candidatos si no del equipo detrás. Eventualmente, ¿Con quién gobernaría Sebastián Sichel?
—Voy a gobernar con Chile Vamos y todo el mundo que podamos convocar de independientes. Le daría garantía a todos los partidos, pero además a la gente que se ha ido incorporando a mi propia campaña que vienen muchos del mundo de la Concertación, otros que son independientes, muchos profesionales y lo que más me importa es gobernar con gente diversa y no los mismo de siempre de la centroderecha que han estado hasta ahora. Ojalá la centroderecha sea capaz de romper con este paradigma de que ganamos con los votos de todos en el país pero después gobernamos solo los que vivimos en 4 comunas.
—Entre sus propuestas, usted habla de un gobierno diverso. Considerando sus redes en la centroizquierda ¿cree que podría proponer un mayor gobierno de “convivencia nacional” que el que aspira Lavín?
—Yo no creo tanto en este gobierno de unidad nacional como que el país se arreglara si uno sienta en el gobierno a José Miguel Insulza, Soledad Alvear, Hernán Larraín y Joaquín Lavín. Es un error creer que un gobierno de convivencia nacional es sumar a líderes de la vieja política y de partidos antiguos, eso generará rechazo ciudadano.
—¿Qué propone?
—Puedo representar a mucha gente que antes votaba por la alianza de centroizquierda y que está dispuesta a votar por la centroderecha; hay tres exministros de la Concertación que me apoyan, varios exsubsecretarios, y más y que así podemos decirle a mucha gente que puede cruzar el cordón, que puede creer en un proyecto de centroderecha. En esta alianza de centroderecha con el centro un gobierno de convivencia nacional tiene que significar dos cosas: 1. Romper con la elite que ha gobernado históricamente. Entender que hay que poner a personas que representan a distintas culturas, orígenes sociales, políticos, orientación sexual, genero, regiones, de manera de mostrarle al país que nuestra forma de garantizar gobernabilidad es que tenemos un gobierno que representa mejor al Chile en que viven.
—¿Cuál es la segunda?
—Que eso no significa tranzar en lo que tú crees. Ese es el error en esta idea de gobierno de convivencia. Nosotros tenemos un proyecto distinto al de la oposición, me siento muy distinto a aquellos que quieren refundar el país. Nosotros tenemos un proyecto que reconoce los 30 años que hemos vivido y que quiere proponerle otros 30 años a Chile, quiere proponer una agenda de reformas para eso y que es muy distinta a la que proponen los que están al frente.
— ¿Quién es su mayor competencia en las primarias de Chile Vamos?
—He visto poco debate de ideas hasta ahora, espero que se dé para decir quien es mi mayor competidor o con quien me siento más distante respecto a lo que representa su proyecto político. Ya de estilo, es evidente que con Evelyn Matthei tengo mayores diferencias, pero ya veremos en temas de contenido.
—¿Es Joaquín Lavín con quien coincide más hasta ahora?
—Con Joaquín somos de una generación distinta, él milita en un partido político, tiene una opción valórica clara y lleva muchos años haciendo política en Chile. Pero comparto su visión de que lo que requiere el país urgentemente es integración social. Con Mario también comparto que se requiere una mirada por la clase media mucho más activa, con Ignacio el valor de lo técnico en la política y con Evelyn el valor de la gestión local. Probablemente en el diagnóstico que estamos haciendo hoy, estoy más cercano a Joaquín Lavín.
—¿Por ende podría ser la competencia más fuerte?
—No lo sé, habrá que verlo en la campaña (risas).
—Y en el caso de la oposición, ¿Cómo ve el auge de Paula Narváez y el dedazo de Bachelet?
—Yo tengo una gran opinión de Paula Narváez, la conozco y es una gran dirigente pero obviamente ella va a encabezar un proyecto político que abjuró de las obras de la Concertación. Yosoy admirador de lo que hizo la Concertación en Chile.
—¿Cuáles serían los principales puntos clave de su campaña/programa?
—Mi proyecto político es uno de diversidad y un gobierno que tiene tres pilares fundamentales:
1. Que el Estado haga bien la pega. La gran insatisfacción de las personas tiene que ver con un Estado que no hace bien su pega y por lo tanto cuando lo necesita llega tarde, mal y lo hace de mala manera.
2. Una economía basada en el emprendimiento.
3. Una política basada cada día más en transferencias públicas al bolsillo de las personas.
—¿Cuál es su principal diferencia con sus pares: Matthei, Lavín, Desbordes y Briones?
—Por lejos, la independencia. También representar a un país que cambió y tiene otros problemas de los que tenía Chile en los 90’ y entiende la política de manera distinta. Y además, por ponerme bototos y mi historia de vida, ser capaz de ver qué problemas tienen los chilenos y lo que esperan de la política, no solo desde la experiencia de los cargos públicos sino también de vivir mucho más conectado a la sociedad. Otra gran diferencia es que en la centroderecha hay sobredosis de distrito 11 y déficit de calle y país y ahí puedo agregar harto. Si vemos de dónde nacen, su origen, donde fueron electos, la mayoría de la centroderecha ha estado obsesionada con el distrito 11. Tenemos que poder convocar a más gente y puedo colaborar en eso.
—En el caso de Ignacio Briones hay quienes apuntan a que será un defensor de la gestión del Gobierno. ¿Usted también fue ministro, podría también serlo?
—Yo fui orgulloso ministro del Presidente Sebastián Piñera y sé que hicimos todo lo posible por hacer lo mejor en esta crisis, pero los países no se construyen respecto a la defensa de legados. Creo que ese fue el error de la Concertación. Defender lo que hemos hecho es decirle a los chilenos que lo que se hizo fue suficiente y no es así, nunca va a ser suficiente. Las elecciones se tratan de mirar al futuro y no el pasado.
—¿Qué tan difícil es llevar adelante una campaña presidencial sin un partido político detrás?
—Muy. 1. Los partidos tienen financiamiento público y harto. Tienen una estructura para hacer campaña financiada por el Estado y todos los chilenos que pagan sus impuestos y uno compite con candidatos que al final su campaña depende de la plata que le da el Estado. 2. Competir con quienes hoy ejercen cargos públicos como alcaldes porque están en el cargo y tienen estructura municipal que muchas veces trabajan por la campaña. 3. El bloqueo a la libertad de acción en los partidos, cosa que no entiendo considerando que soy parte de la primaria de la misma coalición y lo que está en juego es el futuro de Chile.
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