La seguidilla de noticias que da luces sobre la forma en que opera el gobierno de Cencosud no parte a comienzos de octubre, con la millonaria multa que le aplicó la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) a su CEO por usar información privilegiada en la compra de acciones de la empresa. Se remonta fácilmente al primer semestre de 2021, cuando, tras una larga ausencia por enfermedad, el controlador de la empresa debió dejar la presidencia de su directorio. Al no haber preparado un plan de sucesión para el octogenario fundador (o porque el que tenían no fue efectivo), esa transición fue compleja y generó incertidumbre en el mercado.
Por eso, cuando ahora y luego de más de 10 días de vacilación sobre la continuidad del CEO en su cargo, el Directorio decide aceptar su renuncia, esperábamos que al menos esta vez hubiese un plan de sucesión claro. Pero no lo había. De hecho, el directorio no parece haber siquiera contado con una asesoría suficiente para evitarle incurrir en el bochorno de pretender nombrar CEO a la presidenta del directorio, cosa que la ley prohíbe expresamente para las sociedades anónimas abiertas como Cencosud.
Que a la máxima autoridad del equipo gerencial se le acuse de haber incurrido en una conducta ilícita y que daña gravemente la confianza del mercado, revelando profundas fallas de cumplimiento y de buen criterio, ya es algo gravísimo. Pero que luego el directorio se tome 10 días para decidir qué hacer con el cuestionado CEO, y una vez comunicada su decisión de aceptar su renuncia deba emitir tres hechos esenciales distintos, porque lo que proponía realizar era ilegal, resulta insólito.
¿Hay alguna explicación para todo esto? Se dice que el CEO era visto como un excelente gerente, que estaba teniendo una formidable gestión, por lo que no era sencillo para el directorio aceptar relevarlo de sus funciones, por más que se le cuestionase su integridad públicamente. Se dice que todos tenemos derecho a la defensa y que el CEO podría, tal vez, probar su inocencia en un (largo) juicio. Puede haber múltiples explicaciones, pero lo cierto es que todo esto denota una falla del gobierno corporativo de una de las empresas más relevantes del mercado chileno. que demostró que simplemente no está a la altura de lo que el mercado espera de ella.
Y es probable que Cencosud no esté sola en esto. Cuando se habla del gobierno corporativo chileno en otros mercados, se oyen opiniones duras, que duelen mucho a quienes hemos trabajado por construir lo que aquí existe y que desde mercados más desarrollados se considera insuficiente. Desde luego acá no vemos las cosas así. Estamos llenos de rankings más o menos zalameros y nos damos premios por nuestros buenos gobiernos corporativos, mejores directorios y demás. No todo es marketing o complacencia, hay avances en diferentes aspectos y existen iniciativas que corresponde reconocer, pero queda mucho todavía por hacer.
Ojalá que casos como este nos sirvan para replantear cierto conformismo que parece impedirnos ver las evidentes brechas y oportunidades de mejora que tenemos por delante. Ciertamente la búsqueda de un nuevo CEO será una oportunidad para que Cencosud revise su marco de gobierno y salga fortalecida de esta instancia. Ello le haría bien a la empresa y a nuestro mercado de capitales también.
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