Las leyes de aborto se están transformando en un potente vehículo de movilización política, así lo muestra el escenario internacional. Tal es el caso de Estados Unidos, y todo indica que en Chile el gobierno ensaya un guión similar.
Diversas instituciones han publicado datos relativos al posicionamiento ciudadano sobre la cuestión del aborto en nuestro país. De acuerdo con la Encuesta Bicentenario UC de 2023, medida mucho antes del discurso presidencial en la reciente cuenta pública, donde se anunció el ingreso de un proyecto de ley de aborto libre, un 22% de los encuestados era partidario de éste, 22% era contrario a él bajo toda circunstancia y un 56% respaldaba la idea de la interrupción del embarazo sólo en algunas circunstancias, como las tres causales.
Aunque también es relevante observar la tendencia en el tiempo. En 2006, sólo un 6% se declaraba partidario del aborto libre y un 52% manifestaba estar en contra del aborto bajo toda circunstancia. Como se observa, las posiciones en torno a este tema pueden llegar a ser tremendamente variables a lo largo del tiempo.
El Presidente Boric parece ser consciente de aquello. Por eso ha puesto el tema sobre la agenda en año electoral y en momentos en que surgía una suerte de oposición por su flanco izquierdo del arco político.
¿Cómo fue la recepción ciudadana ante su anuncio?
De acuerdo con datos de la encuesta Panel Ciudadano UDD, recolectados con posterioridad a la Cuenta Pública del Presidente Boric, 45% respalda el aborto en tres causales, un 38% de los encuestados se declara a favor del aborto libre, y 17% estima que la interrupción del embarazo no debiera estar permitida, bajo ninguna circunstancia.
Indagando en el mismo Panel Ciudadano sobre quiénes componen cada una de estas estructuras de apoyo contrarias o favorables al aborto, se observa que, a nivel de sexo, 42% de las mujeres es proaborto libre, versus un 35% de los hombres. A su vez, los jóvenes son los más férreos promotores de la causa del aborto sin restricciones. De hecho, en el tramo 18-30 años, un 54% adhiere a él, mientras que en el segmento 41-50 años, su apoyo es de sólo un 25% y en el de 51- 60 años, de un idéntico 26%.
Igual de relevante parece ser observar la tendencia a nivel de distribución socioeconómica de los encuestados. En el mismo estudio, mientras en el segmento ABC-1 el respaldo al anuncio del aborto libre es de un 43%, en los grupos socioeconómicos D y E, el soporte al aborto sin restricciones sólo llega a un 38%. Acá, probablemente, la penetración social del mundo evangélico ha jugado un decisivo rol de contención al avance de la agenda proaborto.
En suma, la correspondencia es clara. El Presidente Boric apostó a instalar el tema con un evidente objetivo: jóvenes, mujeres, de ingresos altos. Precisamente donde está la matriz de su respaldo. En ocasiones, para ampliar el campo de batalla hay que saber identificar un buen primer foco de combate. Lo de Boric y el aborto, más que una apuesta de valor presente, tiene características de inversión electoral con valor futuro.
Si bien el stock de electores proaborto libre hoy no es mayoritario, en un par de años, por una cuestión de flujo, y conforme se desarrolle esta “batalla cultural”, la fuerza electoral de las posiciones proaborto sin restricciones podría equipararse o incluso superar a quienes hoy sólo adhieren a las tres causales.
Desestimar el peso electoral potencial de temáticas como el aborto es miope. Es un tema que agita pasiones, desata convicciones y activa intensas movilizaciones. Basta ver el caso norteamericano.
En EE.UU., una de las estrategias electorales centrales en la búsqueda por la reelección de Joe Biden es intentar persuadir a los electores, particularmente a las mujeres, de no respaldar a los candidatos contrarios a las leyes de aborto. Esto, tras dos años del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos, conocido como Dobbs, en el que se revocara la sentencia Roe vs Wade, que desde 1973 garantizaba el derecho al aborto en el país norteamericano.
Tras aquel hito, son seis los estados del país del norte en donde el debate sobre el aborto se ha canalizado a través de referéndums, con respectivas victorias de los grupos proaborto. Pero el asunto no se detiene.
En noviembre de este año, y de manera concurrente a las elecciones presidenciales, serán 16 los estados en los que se plebiscitará la cuestión del aborto, junto a la definición presidencial. Transformando el tema en una suerte de gran clivaje valórico, con un enorme potencial de movilización electoral tanto para sus promotores como detractores. Conforme a datos de Pew Research Center, un 56% declara que la temática del aborto es muy relevante como razón para concurrir a votar en las próximas elecciones presidenciales.
De hecho, de acuerdo con los datos de YouGov y The Economist, el porcentaje de electores identificados con el Partido Demócrata que considera este tema como “muy importante”, pasó de 45% a más del 60%, tras el fallo Dobbs que restringió el derecho al aborto. A la par, tras la sentencia restrictiva al aborto, los demócratas hicieron un masivo llamado a que las mujeres coparan los registros electorales, empleando a la temática como un robusto canal de socialización política.
Mientras tanto, también en Estados Unidos, la alianza política entre sectores religiosos y el Partido Republicano parece más firme que nunca. Esta encuentra su principal origen en el aporte de Paul Weyrich, un estratega político, fundador de The Heritage Foundation, quien en 1979 propuso abordar la temática del aborto como un fundamentalmente asunto moral, ligándolo a la sociedad civil de base protestante.
Esto posteriormente sería consolidado Ronald Reagan, quien desde la presidencia logró volcar la mirada del Partido Republicano, desde una óptica mayoritariamente pro choice, a un posicionamiento contrario al aborto que perdura hasta nuestros días.
La derecha y los promotores del valor de la vida en Chile deben estar particularmente conscientes de lo que se juega valórica, pero también políticamente, en el próximo debate que se abrirá en nuestra sociedad respecto del aborto. Comprender el alcance de él y sus consecuencias, es literal, una cuestión de vida o muerte.
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